Capitulo 5: Una semana después

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Habían pasado 7 días desde que solo me sentaba en el gran salón, veía las personas pasar, no entendía lo que pasaba, poco a poco fui recobrando la memoria, el electroshock no duro mucho, pensaron que había quedado loco, estilo ¨muerto viviente¨ al caminar. Había recorrido ya todo el manicomio, me sabía todos los pasillos, explore habitaciones extrañas con marcas de sangre en las paredes, analizando a cada segundo todo lo que veía, ya no quería ninguna entrevista, quería salir de aquel lugar.

Había conocido a una chica mexicana, se llamaba bella Martínez, tenía el pelo corto y rojizo, ojos grandes y negros, cintura esbelta y alta.

Eunice, mi casa

Me dirigía a la casa de aquel periodista, hace una semana le aplicamos electroshock, espero que haya hecho resultado, no quisiera toparme con un problema como aquel otra vez. Lleve conmigo unos papeles que al ser firmados por su esposa el periodista iba a quedar delante de todos como una persona con problemas mentales y tendrá que quedarse en el manicomio.

Llegue era una casa común y corriente, en el jardín había una mujer regando las plantas, quise acercármele y darle una puñalada de una buena vez, pero había que mantener la paciencia.

- hola - dije, acercándomele por detrás.

- hola - dijo, algo sobresaltada, no esperaba mi visita - ¿Quién diablo eres? ¿Y porque me asustas de esa manera?

- soy la encargada del manicomio, la hermana Eunice - dije recostándome de la cerca - ¿no me recuerda?

- si la recuerdo.

- quiero que hablemos sobre algo sumamente importante.

Nos sentamos, su sala era algo moderna, había retratos de ellos dos pegados por toda la pared, empezamos a hablar y le conté todo lo que había hecho su marido, lo que no había hecho también.

- así que le traigo estos documentos para que los firme - dije pasándoselos y le mentí - si no firma, el manicomio tiene todas las posibilidades de quedarse son su propiedad, así son las cosas.

- ¿pero qué diablos me está mandando a firmar?

- su marido ha sido diagnosticado con problemas mentales.

- no, mi marido no tiene problemas mentales.

- ya sabe lo que puede pasar, si no firma.

Hablamos como por cuatro horas, hasta llegar a la conclusión de jalarnos hasta los pelos de la cabeza, después de tanta presión psicológica, accedió a firmar, estaba llorando, toda enrojecida.

- y si quieres, te apareces tu también en el manicomio, perra.

Se abalanzo contra mí, me golpeaba, solté los papeles y me defendía como podía, me tiro contra la pared, la tome por el pelo y empecé a arrastrarla por toda la sala, tome el jarrón de flores y se lo rompí en la cabeza, se desmayo, fui a la cocina y busque en cuchillo mas filoso, le corte las venas, puse su cuerpo en mi auto para llevárselo a su marido.


El manicomioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora