Forever Forgotten (Español) [2do Libro] -Gravebone

Capítulo Nueve.

Pasó más de una semana desde que Credence había sido raptado, y ahora la paciencia de Graves estaba llegando a su punto de quiebre.

"¿Has progresado?" le preguntaba con frecuencia a Newt, Tina, Queenie y a Jacob.

Sin embargo, su respuesta era siempre la misma.

"No. Pero vamos a encontrarlo, Percival; no te preocupes."

Y eso lo confundía siempre. ¿Por qué le decían que no estuviera preocupado? Ambas vidas, la suya y la de Credence, estaban bajo amenaza de ser terminadas si no se hacía algo pronto. ¿Por qué no estaban más preocupados?

Graves había adoptado el habito de traer consigo el anillo con el que planeaba proponerse a Credence alrededor de su cuello. Antes lo cargaba en el bolsillo hasta el incidente con la Niffler y que Tina y Newt se enteraron. Así que ahora lo usaba con una cadena de metal encantada como collar.

El anillo lo animaba un poco, dándole esperanza- incluso en lo más mínimo- de que quizá un día tendía la oportunidad de presentarlo al hombre al que más amaba en el mundo, y hacerle esa pregunta que se repetía en su mente desde hacía un año.

El hombre al que más amaba en todo, enorme, mundo. El hombre por el que estaría dispuesto a dar su vida. El hombre por el que estaría dispuesto a atravesar una eternidad de infierno viviente solo para verlo sonreír una vez más.

Credence.

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Credence hacía la misma pregunta todos los días:

"¿Puedo tener mi colgante de vuelta?"

Y cada día Grindelwald reía y negaba con la cabeza.

"Podrás tenerlo de vuelta cuando aprendas a comportarte."

"¿Y qué implicaría eso?"

"Que te des cuenta de que me amas. Que te des cuenta de que me preocupo por ti y te aprecio más de lo que esa triste excusa de hombre podría jamás."

Credence sintió su garganta resecarse e intentó tragar. Ya habían pasado días, aunque él no estaba seguro de cuántos exactamente; debido a que la casa en la que se encontraban no tenía ventanas, por lo tanto el día y la noche dejaron de ser existentes ahí dentro. A veces, Credence se preguntaba si el tiempo simplemente se había detenido en el momento que fue tomado; los minutos y las horas se fusionaban en un tormento sin fin.

"Nunca voy a parar de amar a ese hombre."

"No lo amas."

"Sí, lo hago."

Grindelwald rió. "En verdad no lo haces."

"¿Cómo podrías saberlo?" escupió Credence.

"¿Quieres saber lo que se?, ¿la verdad?" Grindelwald partió por la mitad el lápiz que había estado utilizando para marcar mapas sobre la mesa en la que estaba inclinado ahora. Se avecinó a Credence y lo agarró por el cuello de la camisa empujándolo contra la pared. E inclinándose siseó en su oído, "Simplemente te aferraste a la primera cara que mostró cualquier cosa menos puro y absoluto disgusto, odio y asco por ti. Pero esa cara no pertenecía al hombre al que tanto proclamas "amar". Era yo, Credence. fui yo el que te besó." Se apartó, soltando a Credence y retrocediendo un paso- "Y a ti te gustó."

"Sólo me gustó por que creí que eras Graves. No lo habría hecho si hubiera sabido la verdad."

"La verdad de detalles no importa, es lo que haces lo que cuenta."

"¿Lo que haces?" las manos del menor se cerraron en puños, y su piel se tornó roja. "Lo que hice fue enamorarme de un hombre llamado Percival Graves. Por lo que sabía en ese momento, besé a Percival Graves. E incluso después de saber la verdad, y que fueras finalmente arrestado, continué amándolo, y resultó que el también me amaba. Y ama."

"Él no te había besado antes de que yo lo hiciera. Fui el primero en mostrarte amor físico." Contraatacó Gellert.

"Eso es sólo una parte de lo que el amor es. Sabrías eso si tuvieras un corazón. Percival sanó mis heridas cuando tú no lo habrías hecho. Eso es prueba de que me ama, mientras que tú simplemente estás interesado en tus propios sentimientos.

"Ten cuidado con lo que dices, niño." Grindelwald volvió a la mesa para continuar estudiando los mapas. "Estoy cerca de encontrar esa maldita capa" murmulló para sí mismo. "No voy a permitirte que me distraigas ahora. No cuando estoy tan cerca de lograr mi objetivo."

Eso tomó a Credence por sorpresa.

"Tú, ya casi... lograste tu objetivo?" tartamudeó.

Grindelwald miró atrás a él y sonrió al ver el terror en el rostro del menor. "Oh, sí" ronroneó. "He encontrado ya dos de las Reliquias de la Muerte. Solamente debo encontrar la tercera. Pero es la más difícil de obtener."

"¿Por qué?"

"¿No te dijo Graves nada sobre las Reliquias?"

Credence asintió. "Me dijo que hay una historia sobre ellas. Sobre cómo la Muerte se las dio a los tres hermanos como un regalo por sobrevivir donde se esperaba que murieran."

"Así es como va la historia, sí. Pero hay más. Se dice que el primer hermano, al que le fue dada la varita, fue asesinado por su codicia ya que otro hombre la quiso después de verlo presumir de su poder. El segundo hermano, al que le fue dada la piedra de la resurrección, se colgó al darse cuenta de que jamás podría traer de vuelta a la vida al amor de su vida, así que escogió ir a ella. El tercer hermano vivió una larga y feliz vida. La Muerte le buscó por años, pero al final el hermano fue a ella a su tiempo, saludándola como a una vieja amiga, y dándole su regalo a su hijo." La voz de Gellert fue apagándose, perdido en sus pensamientos. La voz de Credence fue lo que lo volvió a sus sentidos.

"El tercer hermano... A él le dio la capa de invisibilidad, ¿no es así?"

"Sí. Es lo que se me dificulta encontrar. El hombre que posee la capa está utilizándola. Él sabe que estoy buscándola, pero como la Muerte, no podré encontrarla hasta que se la quite. Va a meter la pata, con el tiempo."

La mente de Credence comenzó a idear un plan cuando el silencio gobernó la habitación otra vez.

Sabía lo que debía hacer para poder salir de ahí. No iba a ser fácil, pero tenía que intentarlo.

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