Dolor. Eso es lo que sentía. Un intenso dolor.Y no dolor emocional, no, nada de eso. Era dolor físico. Su espalda dolía demasiado, y no sabía porque.
¡Agh! ¿Por qué tiene que pasarme esto? Pensó Jaebum masajeando la zona dolorida.
No quería imaginarse lo que pasaría cuando entrase a la universidad, si se sentía así estando apenas en su último año de secundaria, ¿Qué sería de él en el futuro? Se sentía un anciano, y le resultaba algo graciosa su situación.
Al llegar sintió algo vibrar en su mochila, seguido de un ringtone que ya le resultaba un poco molesto. Se colocó la mochila hacia adelante, metiendo su mano en busca de su celular, y al no encontrarlo comenzó a sacar algunos libros y libretas con cosas personales. Una libreta cayó y su celular dejó de sonar.
¿Y ahora qué? Pensó mirando hacia abajo. En su mente debatía entre; arrastrar la libreta por el suelo hasta su salón y, ya sentado en su asiento, levantarla; o arriesgarse a sentir el terrible dolor de su espalda aumentar y ya no poder erguirse para caminar normalmente. O aparentar que lo hace.
Estando a un segundo de patear su libreta, escogiendo la primer opción, ve una mano agarrar esta misma. Por suerte detuvo su pierna antes de golpear a la persona tan gentil en frente suyo. Jaebum seguía con su mirada en el suelo, mirando ahora las relucientes zapatillas del chico frente a él. Esas piernas no podían ser de mujer, de eso estaba seguro.
–No se levantará por si misma –dijo soltando una leve risa.
Al levantar la mirada, lo único en lo que pudo pensar Jaebum fue que ese chico era un ángel caído del cielo. Un lindo ángel que estaba ahí para aliviarlo, y evitar que sintiera más dolor. No le sorprendería que sus locos pensamientos fuesen verdad.
–Si, gracias –dijo algo perdido. Perdido en la sonrisa de aquel chico frente a él.
El chico, de cabello castaño claro, volvió a sonreír entregándole su pertenencia, y Jaebum no hizo mas que tomarla con movimientos torpes.
–Mi nombre es Choi Youngjae –extendió su mano, aún sonriendo.
Jaebum correspondió al saludo con una radiante sonrisa en su rostro. Youngjae era muy atractivo y Jaebum no tardó en notarlo. Tampoco tardó en notar la extraña sensación en su interior; un cosquilleo en el estómago, y un escalofrío recorrió su espalda en el momento que sintió la suavidad de la blanca mano de Youngjae.
–Im Jaebum. Un gusto conocerte, Youngjae.
Y qué gusto. Pensó, soltando la mano del que parecía ser menor que él. No quería hacerlo, era tan suave y linda.
Y ahí es cuando baja de las nubes. Algo hace Clic en su cabeza. ¿Qué estaba pensando? ¿linda? ¿suave? Jaebum no era la clase de persona que piensa, o dice, ese tipo de cosas, ¿dónde quedó el chico frío que ocultaba sus sentimientos? Apenas conoce a este chico hace minutos y ya le vuela la cabeza haciéndolo pensar estupideces.
Jaebum no podía perder su postura por esa sonrisa, ese pequeño lunar debajo de su ojo derecho, o por esos lindos labios rosados...
Ya, esto es como am...no, no, no. Simplemente... atracción, si. Es como atracción a primera vista. Pensó dejando de observar al menor.
–Estoy en segundo año, ¿y tú?
Sonrió. Youngjae si era menor.
–Este es mi último año.
Youngjae abrió la boca para hablar, pero fue interrumpido por la campana que indica que las clases están por comenzar.
–¡Quédate quieto, nos van a ver!
Jaebum miró detrás del menor al oír susurros. Youngjae imitó su acción.
–¡Pero me estás pisando!
Se escuchó otra voz detrás de la pared de uno de los pasillos que estaban cerca suyo. Luego de eso vio a dos chicos caer al suelo, los cuales al instante miraron a el chico junto a Jaebum, y luego a él. El más alto, de cabellera blanca, se levantó tomando del brazo al otro, de cabello castaño oscuro.
–Es tu culpa –dijo el castaño, con voz gruesa, al tiempo que se levantaba y desaparecía por el mismo pasillo junto al más alto.
–Me tengo que ir. Nos vemos luego, Jaebum –habló nervioso, Youngjae, alejándose de él.
–Si, nos vemos...
Sin siquiera haber terminado la oración, vio como el menor desaparecía por el mismo pasillo que los otros dos. Jaebum se dirigió a sus clases algo confundido con toda la situación. Sintió su celular vibrar, indicado un nuevo mensaje, y abrió uno de los bolsillos de su mochila recordando que lo había guardado ahí.
¡Jaebum! ¿por qué no contestas mis llamadas? Tenía algo importante que decirte, pero ya está.
Por cierto, necesito que me ayudes a estudiar, tengo un examen en unos días. Nos vemos en la biblioteca en el receso.Sonrió al leer el mensaje de su amigo. Yugyeom siempre hacia lo mismo; arreglaba salidas sin preguntar al mayor si podía o no, o llegaba a su apartamento diciéndole, "Ponte bonito, JB. Saldremos a comer algo", o cosas por el estilo. Aunque a Jaebum no le molestaba, la mayoría de las veces estaba libre, y esta no era la excepción.
Entro a su clase y se sentó cuidadosamente en su asiento. Tenía pensando hablarle de Youngjae a su amigo. Ya podía imaginarlo diciendole: "Ya era tiempo de que comiences a socializar, JB". Sonrió internamente por eso. Las clases comenzaron e intentó concentrarse, la sonrisa de Youngjae había quedado grabada en su mente y sintió la necesidad de verla de nuevo. Quería verla, quería verlo a él.
Pero se negaba a aceptar que había pensado ese tipo de cosas a causa del menor. Admitía que Youngjae le atraía, pero no por eso iba a actuar de manera... tierna. Odiaba eso, odiaba que la gente sea así. Y era algo estúpido, si. Porque esas eran simples demostraciones de cariño y amor, pero Jaebum no estaba acostumbrado a eso y por esa razón le molestaba, se sentía extraño con eso.
Suspiró, alejando esos pensamientos de su cabeza. Dirigió su mirada al frente dispuesto a escuchar lo que su profesor decía.
* * *
Mi primer fanfic :3
Sé que, tal ves, no debería publicar más Novelas/Historias teniendo otras tres más sin terminar, pero no puedo evitarlo xc me emociono y las publico antes de tiempo v:Espero que les guste, y que voten y comenten.
Gracias por leer ^-^
Saludos.
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Inevitable. [2Jae]
FanfictionJaebum, un joven de dieciocho años de edad, estando en su último año en la secundaria superior, al conocer a un chico un año menor que él, comienza a sentir extraños sentimientos que nunca antes había sentido y otros que simplemente quería olvidar. ...