Prólogo.

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N/A ANTES DE COMENZAR:
¡Hola! Solo quiero aclararles para que su lectura sea más fácil, que el nombre de Silence se pronuncia como en inglés, o sea, Sailens.
Bueno ¡Los/las quiero mucho!
¿Ready?... ¡GO!

\_(^.^)_/


- ¡VETE! ¡Vete de mi casa, pedazo de hija inútil! - su madre le lanzó dos maletas y un bolso enorme, supuso que allí iban sus cosas, las cuales siquiera ordenó, solo eran un puñado de ropas, objetos personales, zapatos y cosas electrónicas - ¡Y no quiero que te acerques a Ruby, ni a mí, hasta que recapacites!

- Mamá ¿Qué sucede? - preguntó Ruby que se acercaba al umbral de la puerta de su casa. Ruby había oído gritos desde el piso de arriba.

- Lo que pasa, querida hermanita, es que nuestra madre se ha hartado de mi presencia, y me está echan...

- ¿Hartado de tu presencia? - le cortó Xelanda, su madre, casi a gritos - ¡SE HIZO UN TATUAJE! Ruby, no quiero que te acerques a Silence de hoy en adelante.

- ¿Un tatuaje? - a Ruby le brillaron los ojos de curiosidad, no le cabía en su cabeza que Silence, la hija perfecta y obediente, se hubiera hecho un tatuaje. Pero tampoco le cabía la idea que su madre le estuviera echando sólo por eso -. Cool, ¿Puedo ver?.

- ¡No! - respondió Xelanda y Silence emitió un <<Claro>> al mismo tiempo. Los ojos azules de su madre derrochaban enojo e ira, estaba apunto de explotar - ¡Vete ya!

Silence se colgó el enorme bolso en el hombro y agarró las dos maletas de rodines, una en cada mano. Con una sonrisa se dió la vuelta y comenzó a caminar por la acera. Recordó con una risa el momento en que su madre se enteró, fue un momento épico que guardaría es su memoria.

- Silence, despierta - le decía Xelanda -. Vamos ¡Arriba!

Silence dió varias vueltas en su cama aún embelesada por el sueño, no conseguía abrir los ojos, estaba bastante cansada y quería seguir durmiendo. Pero su madre no le dejaría. Dió otra vuelta y quedó boca abajo en su cama, las sábanas y cobijas se habían caído y su pijama no era la más abrigada del mundo por lo que sintió una punzada de frío.

- Silence, ¿Qué tienes ahí?.

- ¿Dónde?

- En tu espalda... Es... - un sonido de sorpresa salió de la boca de la señora. ¿Eso es un tatuaje? se preguntó. Silence se enderezó rápidamente y cubrió su espalda con una sábana -¿Te hiciste un tatuaje?

- Madre, déjame explicarte...

- ¡No! - la rabia consumía la expresión de su madre, nunca le había visto tan enojada con ella, nunca - Saldrás de mi casa ahora.

Silence a como pudo agarró lo primero que vió en su armario, que era un jersey y un pantalón tobillero, se lo puso como un rayo y trató de explicarle a su mamá lo de su tatuaje, pero ya ella estaba en su armario también echando a diestra y siniestra toda la ropa que tenía, los zapatos, perfumes, bolsos y más que cayera en su mano en tres maletas. Su rostro invadido de rojo estaba fruncido.

- ¿Qué hice mal, ah? ¿Porqué me pagas todo con esto? Dime... Siempre te he educado bien, te he ayudado, protegido, defendido y cubrido ¿Y con esto me pagas?

- El amor no se paga, no es un favor, si me amaras lo entenderías.

- ¡Pero qué dices! Silence, quiero que te largues y que no vuelvas hasta que recapacites. ¡VETE DE MI CASA!

Estaba muerta si no conseguía dónde dormir. No lo había pensado. Podía ir a la casa de Gaela, su amiga, pero eso implicaría tener que soportar a sus hermanos. Primero que todo, Zack, el hermano del menor que tenía apenas quince años, trataba de ligar con ella. Y los dos hermanos gemelos que se peleaban cada segundo por quién había nacido primero - aunque ya eran lo suficientemente grandes para aceptar que era innecesario - , era un horror convivir con ellos pero era su única esperanza. Sacó su celular de una pequeña bolsita que traía el salveque y llamó a Gaela. Pasaron por lo menos diez timbres y después la llamada cortó.

- Mierda ¿Porqué no contestas, pedazo de amiga mala? - escuchó que alguien se reía atrás suyo, pero no se giró, estaba demasiado ocupada tratando de buscar dónde dormir. Llamó otra vez y a esta sí contestó - ¿Gaela?

- No, soy Zack.

- Zack, pásame a Gaela.

- Pero quería hablar con el amor de mi vida...

- Primero que nada, eres menor de edad y te supero por tres años, segundo, no estoy de humor, y tercero y más importante, pásame a tu hermana o te castro.

- ¡GAELA!

- ¿QUÉ?

- SILENCE TE LLAMA.

- Dame el celular - se oyó a alguien resoplar y Gaela volvió a hablar - ¿Silence que pasa? Estoy ocupada así que dímelo rápido.

- Me hice un tatuaje hace una semana, mi madre lo descubrió hoy cuando me despertó, me echó de la casa y ocupo quedarme en tu casa hasta conseguir otro lugar dónde quedarme ¿Si? - se oyeron risas detrá suyo y esta vez sí volvió a ver tapando el micrófono del celular. Por un momento quedó absorta viendo unos rebeldes colochos salir de una gorra que llevaba puesta, él era un poco más alto que ella, sus ojos miel, cálidos la atraparon en su acto y no pudo seguir viendo tratando de guardar un poco de dignidad - ¿De qué te ríes, desconocido?

- De tí - se encogió de hombros y volvió su vista hacia otro punto con una sonrisa. Rodó los ojos y volvió a hablar por el celular.

- ¿Sí o sí?

- Dentro de una semana me voy de vacaciones de invierno, así que para eso tendrás que conseguir un lugar. Te espero, hasta luego.

- Gracias.

Cortó y se dejó guiar por sus piernas que ya estaban tiritando. A finales de otoño la brisa le estampada oleadas de frío y sólo con jersey no le bastaba. Maldijo a sus adentros y trató de entrar en calor frotándose sus manos contra sus brazos cruzados, amaba el frío, era prácticamente su mejor amigo, pero en ese momento fue insoportable. Mientras que otros lo odiaban, su mente masoquista lo amaba, las punzadas atravesaban su piel y la llenaban de vida... adrenalina, era un arma sigilosa y mortal y lentamente consumía tus sentidos hasta dejarlos entumecidos.

- ¿Eres buena bailando? - volvió su cabeza hacia atrás y observó al que antes se había reído de ella.

-¿Qué?

- Ocupamos una bailarina para antes del treinta y uno de diciembre. Y podemos hospedarte el tiempo que quieras si aceptas unírtenos, con la condición de ser buena bailando y sepas por lo menos lo que es ser confidencial.

- Estás insinuando que - pero no la dejó terminar porque le tendió una hoja y cruzó la calle. Observó la hoja con el ceño fruncido y luego levantó la vista pero el desconocido ya se había ido.

Desde ese día su vida cambió. Nada volvería a ser lo mismo y la pequeña Silence, tímida y silenciosa como su nombre, se transformaría en otra persona. Se transformaría en Atenea, la chica de carreras, bailarina y extrovertida que no le tiene miedo a nada, atrevida y suelta. Desde ese día no sería la marioneta de nadie... Pero a veces es más fácil ser guiada por otros que tomar tus propias decisiones. Porque así todo el peso cae sobre tí. Todo. Te hunde y cuesta volver a surgir.

N/A:

1 - Prometo que no voy a hacer muchas Notas de Autora...

2 - No acepto lectores fantasmas. Si te gusta como voy, me harías muy happy si le das ☆. Comenta si tienes alguna crítica CONSTRUCTIVA, ¿Aah? Cuidado con los insultos. O si tienes algo que opinar, si te hace reír o te hace querer arrancarte la cabeza.

3 - Corran voz entre sus amigos(as) si les gusta la trama, y por redes.

<(O.o)>   Bye♡

SilenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora