Capítulo 1: El Desconocido.

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"¿Eres buen bailarín? Inscríbete en las audiciones que se realizarán este próximo 24 de Noviembre a las 3:00pm.
Ofrecemos hospedaje a los nuevos integrantes..."

Eso era apenas un pequeño fragmento del boletín y ya desechó la idea. Sí, bailaba, pero no lo hacía desde hace mucho. Sí, era buena, pero no sabía si lo suficiente. Se levantó de un salto de la cama de Gaela y se miró en un espejo de cuerpo completo, hace mucho que no se veía así, tratando de desifrar lo mejor para ella y para los demás. Pero esta vez, no había demás, y eso la atormentaba. Empezó una coreografía de gimnasia artística en el cuarto de Gaela, se movió de un lado a otro con pasos ligeros y ágiles, sus movimientos lentos pero constantes, en sincronía con su cuerpo y su mente. Al principio se sintió cohibida, como si alguien la estuviera viendo, pero después se soltó y aunque se siguió sintiendo observada, no le importó. Movió su pierna estirada hasta arriba y luego giró sobre la punta de sus dedos, hizo un movimiento como si aunque guíen la estuviera poseyendo, estirando sus brazos hacia atrás y dejando su cabeza caer al igual que su cuerpo, cayó en el suelo de rodillas, rodó e hizo el Spagat, probó con hacer un Flic Flac hacia atrás, y dió gracias a la familia de Gaela por darle un cuarto tan grande, pero en el último movimiento resbaló y calló sentada.

- ¡Auch! - escuchó carcajadas provenientes de la ventana, se acercó a esta y vió al mismo chico de la calle - ¿Me estás siguiendo o qué?

- Debería de preguntar lo mismo... Pero, estás dentro.

-¿Dentro? - estaba confundida. Muy confundida.

- Siempre en invierno buscamos principiantes, cómo tú. Que tenga pasión por el baile y no sólo sea un hobby ¿Entiendes? Para crecer - Silence no sabía si sentirse insultada o correr y agradecerle -. El año pasado tuvimos un accidente, por eso el día de hoy somos muy pocos, muchos renunciaron. Pero ahora tenemos una meta, el próximo año hay una competencia, y ocupamos gente. Desde novatos hasta expertos. Pienso que si mejoras tu técnica...

- Espera, espera - le detuvo -. Ni siquiera he dicho que sí - el chico enarcó una ceja y la miró con suspicacia.

- ¿Ibas a decir que no?

- No - largó.

- Entonces te espero mañana a las seis de la noche ¿Te recuerdas hace dos días donde te dí el boletín y desaparecí? - Asentí -. Bien. Te espero allí.

Y después de eso desapareció, otra vez. Se quedó mirando a la ventana como si con eso pudiera hacer que regresara, pero sabía que no volvería, ahora tenía un pequeño encuentro con el chico de la calle y no sabía si tomárselo a bien o a mal. Mucha gente le había dicho que era buena en las coreografías de gimnasia, pero nunca se lo tomó como una salvación. Recordó que en la academia la maestra era lo suficientemente vaga y a la misma vez estricta que les ponía a hacer muchos ejercicios pero ella nunca los hacía para demostrar cómo era la técnica, mayoritariamente, por eso salió, y la minoría fue por no tener el cuerpo de una bailarina, siempre la excluían por ello y ese chico no había tenido problemas. NO TENÍA REMEDIO. Era eso o quedar vagabunda, o fingir arrepentimiento e ir a la casa de su madre, pero su orgullo se lo impedía, y si su orgullo se caía, perdería la dignidad y no enseñaría el rostro nunca.

Se tiró en la cama y cerró los ojos cavilando y reproduciendo todas aquellas escenas pasadas. Olvidó por un momento aquella oferta y se metió en un hueco del que debía encontrar salida. Desde niña, había sido una pequeña marioneta que manejaban a su antojo, y Silence no se quedaría en silencio por mucho tiempo como lo dice su nombre, la semana anterior de hacerse el tatuaje se había hecho la promesa de a partir de ese momento, ya no sería Silence. Tal vez la podrían llamar por su nombre, o enseñarle su acta de nacimiento donde estaba escrito; pero el nombre no depende del carácter, el nombre es solo una superstición a la que nos damos el lujo de creer cierta.

SilenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora