- Buenos días - decía Claudia mientras saltaba sobre el colchón, Clau era su compañera de cuarto y estaba más que contenta de que Silence tendría una familia - ¡Despierta! ¡Se te hace tarde! ¡Ya, ya, ya!
- ¿Tarde? - dijo Silence confundida y medio adormilada.
- ¡HOY VIENE LA SEÑORITA MOLLER! - Silence se levantó de golpe ¿La señorita Moller? Pensó.
- ¿PORQUÉ NO ME LO DIJISTE ANTES? - Salió disparada a desayunar y luego a alistarse para la entrevista. Ese iba a ser el mejor día de su vida, y nada lo cambiaría.
Silence se sentía pesada, no pudo abrir sus párpados por más esfuerzo que hiciera, su boca estaba seca y estaba segura de que estaba echa un asco completo.
Por un momento se le vino la imagen de Claudia, cabellos cobrizos y ojos entre verdes y marrones, siempre alegre. Se recordó de su extraño sueño, ese fue el día de la entrevista, Xelanda decidió adoptar la en ese instante, conoció a Ruby un año después, su hermana. Cada día fuera de su casa - y eso que sólo habían sido cuatro - la recordaba, recordaba que eran las mejores amigas, ellas sabían todo de la otra. Ruby la cubría cuando ella se iba de fiesta y Silence cuando Ruby hacía sus escapadas por las tardes, ninguna de las dos ocupaba saber a dónde iban, qué hacían, era su nivel de confidencia. Si no lo sabes, no hay peligro, solo cúbreme y yo te cubro; era su lema, al que tantas veces le había hecho honor. Pero le hacía falta Ruby, sus tonterías, sus planes, sus angustias, hasta sus consejos...
Se preguntó por su madre ¿Qué estaría haciendo? ¿Cómo estaría? ¿Cómo se habría tomado su ida? Silence pensaba que seguro ahora estaba mucho más tranquila, seguro le había quitado un peso de encima. U otra opción era que estuviera asustada, aterrorizada de lo que había hecho. Nunca se le ocurrió que su madre le echara por una cosa tan estúpida como un tatuaje.
Ya no se sintió tan pesada y entonces abrió los ojos lentamente, casi no había luz, y eso la estremeció ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era la voz de... De alguien... Sabía quién era pero no se recordaba en el momento. Estaba acostada, miraba al techo frunciendo el ceño, se reincorporó colocando sus codos como apoyo y levantando su cabeza, observó una cabellera llena de rizos marrón apretada por una gorra que estaba de medio lado, frunció más el ceño ¿Zoom? Se trató de poner de pie, ya que se dio cuenta que estaba en el piso, pero le dolió el tobillo al tratar de hacerlo.
- Maldición - se le escapó. Zoom se volteó entonces y la miró reprimiendo una sonrisa.
- Por fin, ya creía que te tendría que despertar como la Bella Durmiente - dijo en burla escapándosele una risa, pero luego la recorrió con los ojos de pies a cabeza, escrutándola -. Aunque no me molestaría en absoluto...
- ¡Hey! - Silence se sintió el calor en sus mejillas.
- Te sonrojaste - lo fulminó con la mirada.
- Y que lo digas no cambia nada - Zoom le extendió una mano que Silence aceptó con recelo pata levantarse. Cuando ya estuvo de pie comenzó a indagar - ¿Qué pasó?
- Te desmayaste, pero al caer te doblaste un poco el tobillo, yo te atrapé. Lo del tobillo para mañana estará como nuevo - Silence se acercó a la ventana y admiró el cielo nocturno, Zoom no tardó en hacerle compañía.
- ¿Cómo confiaste en traerme aquí? - a Zoom le sorprendió esa pregunta.
- Bueno... ¿Sí te digo la verdad no te enfadas ni te asustas? - Silence frunció el ceño pero terminó aceptando -. Te espié durante unos... veinte días aproximadamente.
Eso impactó a Silence, ¿Espiado? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? Pero si nunca lo había visto... Y eso la alertó, se puso nerviosa y comenzó sin darse cuenta a retroceder lentamente. Esa frase había tambaleado su confianza hacia ellos ¿Cómo era posible?
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Silence
Novela JuvenilSilence era una chica que buscaba su camino, buscaba diversión y centrarse en lo que le gustaba. Pero el problema era que ella no sabía qué le gustaba, toda su vida había sido una marioneta, la niña obediente que da ejemplo a su hermanita menor. Si...