Capítulo 4: El Santuario.

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Un nombre... Un nombre... AAHH, Silence estaba sentada en la mesa de comedor pensando y fingiendo ver su celular. Los padres de Gaela tuvieron que ir de emergencia a un asunto de negocios así que estaban solos los cinco; Gaela, Zackary -el nombre completo de Zack-, Edariel, Emanuel y ella. Gaela estaba sentada en el sillón haciendo zapping por los canales hasta que Dariel se acercó a ella y le arrebató el control.

- ¡Oye! - reclamó Gaela.

- Hermano déjala ver lo que quiera, ya tenemos que irnos - frunció el entrecejo al escuchar eso.

-¿A dónde es que van? - le preguntó entonces cuando Dariel y su hermano estaban saliendo de la casa. Los gemelos compartieron una mirada rápida que lo dijo todo y la volvieron a ver con intriga.

- Sube - le ordenó Manuel haciéndole una seña con la mano para después salir por la puerta principal y encaminarse a su vehículo junto su hermano gemelo. Gaela se volteó hasta Silence y le miró con el ceño fruncido.

- ¿Por qué tú si puedes saber y yo no? - le cuestionó incrédula -. Llevo años tratando de que me digan algo...

- Es el poder femenino - le guiñó un ojo sonriendo y agarrando su celular para seguirlos.

- ¡Pero si yo soy mujer!

- Pero también eres su hermana...

Silence cogió su cazadora mientras corría para alcanzar a Manuel y Dariel, ya que estos ya habían encendido el 4×4 que compartían. Se montó de copiloto porque Dariel estaba acostado a lo largo de los asientos en la parte trasera, tenía los cascos como auriculares puestos y su tablet en mano. Silence volvió la vista hacia la carretera, se estaban alejando del pueblo y Manuel estaba conduciendo por el camino que los llevaba a la ciudad, Silence se quedó callada por un momento apreciando la vista que los inicios del invierno le regalaba. Las ramas de los árboles desnudas, sin hojas, en lugar de césped cantidades de hojas cubrían la tierra, el auto avanzaba y cada vez iba más rápido, comenzó a caer una ligera llovizna y Silence abrió la ventana dejando que diminutas gotas se filtraran por esta y dieran a su rostro. Le encantaba la lluvia, sentir cada gota en su piel la hacía sentir frío, pero ese frío para ella significaba estar viva, ser aun capaz de sentir.

Manuel cambió de marcha y el carro aceleró, Dariel hizo un sonido de burla desde la parte trasera. Siempre será el mismo, pensó Edariel, por más palizas que le den... Nunca cambiará. Silence no se puso nerviosa ni incómoda por la velocidad que iba adquiriendo el vehículo, de hecho, le gustó, al estar dentro de ese auto y todo lo demás estar hecho una mancha a por donde quiera que pasaban, la hacía sentir poderosa, imparable, seguro sería mejor si fuera ella la que estuviera conduciendo... Pero borró ese pensamiento, era peligroso... Aunque debía aceptar que asombroso también por iguales cantidades.

- Manuel ¿no crees que vas muy rápido? - le dijo y Manuel se echó una carcajada que rebotó en los cristales.

- ¿Le tienes miedo la velocidad? - cuestionó.

- No... Pero sí a morir por ir con un loco en el mismo vehículo.

- ¿Tienes miedo a morir, miedosa? ¡Vamos! No me arruines la diversión.

- Eres un idiota con problemas severos de cabeza.

- Iris in idiita quin pribliimis siviris in li quiibizi - le remedó con voz chillona. Desde el asiento trasero se escuchó una risa contenida.

- ¿Qué no estabas escuchando música? - le preguntó Silence a Dariel que aun aguantaba la sonora risa, cuando pudo calmarse lo suficiente le contestó.

- Yo lo escucho todo, novata - dijo alegando el <<Todo>>. Silence por un momento sintió un poco de miedo por su voz tan enigmática y gruesa.

SilenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora