El soldado y su engaño. [Cuento]

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Estando ahí, en medio de la selva y sosteniendo un arma con dureza, el soldado suda y tiembla expectante, la muerte camina a su lado sosteniendole las manos, las cuales aprietan el objeto que esa noche le salvaría o quitaría la vida. El soldado a empezado a considerar mas bella a la muerte que a la vida, piensa que es una dama misteriosa sin la capacidad de mentirle, pero para poder estar con ella debe renunciar a seguir estando con la vida; la vida, como una mujer cualquiera, unas veces tan difícil y otras tan fácil pero siempre estable, no representa nada extraordinario para el soldado, no como lo es la muerte, el soldado sabe muy poco de la muerte.
Esa noche al soldado no le importaría probar los labios de la muerte. El soñaba con su sabor, suponía que sería mejor que el que se lleva cada dia al terminar la noche; la vida sabía a dolor y la muerte olía a libertad.
Llegó el momento, el momento en que el hombre se convierte en bestia, el momento en que las pupilas se expanden hasta ocultar su humanidad, el momento en que deja de fluir sangre al corazón para centrarse en el cerebro, el momento que hace que el soldado no entre en locura, el momento que arrebata un pedazo mas de su humanidad, el momento en que besa a la vida y lastima a la muerte, y en ese momento, cuando en un segundo, una respiración, un parpadeo, un latido, sale una bala con un nombre y el hombre de está, que sólo el destino sabé... cae, con la muerte a su lado, sin concentrarse en el dolor de la vida por la traición, dicho hombre besa a la muerte mientras que el soldado aprecia la escena con un dolor sordo en el corazón. Él engaño a la muerte aferrandose a la vida pero obligando a otro a morir por el. El soldado sentía envidia del muerto por poder besar a la bella muerte, pero era eso justamente lo que le gustaba, no poder tenerla. El soldado desconocía si la vería después de tan deseado beso, asi que prefería admirarla sin poder tenerla que tenerla sin poder admirarla, y esto se debe porque el soldado admira todo lo que añora. El no la puede alejar, porque jamás estuvo, el no la puede extrañar porque jamás la tuvo, así pues la muerte irónicamente se volvió el motor de vida del soldado, los amantes que se engañan para amarse.

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