Dos.

170 15 1
                                    

-Thea, baja ya.- Gritó Cristie desde el piso de abajo.

Llevaba como media hora esperando a que su hermana bajara. Tan sólo iban al instituto, ni a una fiesta, ni a un acto relevante. Al instituto, como otro día cualquiera. Thea tenía la manía de estar siempre perfecta para ir a clase. Bueno, a clase y a cualquier sitio. Cuando estaba a punto de subir a buscarla, la vio bajando las escaleras mientras canturreaba una canción.

Cristie habría preferido zarandearla hasta que despertara.

-Es la última vez que te espero. -Se quejó ella.

-Tampoco he tardado tanto.

-No claro, solo has tardado media hora en peinarte.

-Yo no tengo el pelo como tu. -Musitó Thea, colgándose la mochila a su espalda. -Tengo que hacer algo con mis rizos. No tengo la culpa de que no me queden tan bien como a ti.

Cristie puso los ojos en blanco. Thea tenía el pelo pelirrojo y rizado, pero era un rizo rebelde. El suyo era más ondulado y caoba.

Se colgó la mochila y salió por la puerta. Sus padres estaban trabajando y no llegarían hasta dentro de una hora, asi que; como Aria y Finn tenían examen, las tocaba irse en autobús. Thea y Cristie iban al instituto del otro lado de la ciudad.

-Necesito un coche. -Resopló Thea.

-Estoy de acuerdo, creo que deberiamos pedírselo a papá por nuestro cumpleaños.- Miró por la ventanilla.

-Es demasiado dinero.

-Siempre podriamos coger el suyo.-Rió Cristie.

Thea hizo una mueca y ella sonrió.

Después de 20 minutos en el autobús llegaron a la puerta del instituto.

-Me toca literatura.-Bufó Cristie.

-A mi historia.

-¿Te veo luego?

-Te veo luego.

Cristie caminó por el pasillo y entró en su clase. Todos estaban hablando de sus cosas. Finn, que ya había acabado su examen, se acercó y se sentó en la silla de al lado.

-¿Que tal ha ido? -Preguntó ella.

-¿Estas de broma? -Rió Finn. -Ha sido el mejor examen de mi vida.

-¿Ah sí?

-Claro. Esto de las chuletas en la regla es un chollo. Además si le sumas que la señora Hudson es miope, creo que tendré un notable alto.

Cristie rió con él.

-Estoy de acuerdo en que te lo has montado bien, pero nunca superarás el día que me apunté la tabla periódica en las uñas.

-Eso es cierto. -Se quejó. -Pero yo no puedo pintarme las uñas.

Cuando estaba a punto de contarle los planes que tenía para esta tarde, la profesora entró haciendo que todos se sentaran en su sitio.

Cristie miró hacia el final de la clase. Dairon estaba hablando con Stacey, la chica que se comió con los ojos a Finn el otro día.

Dairon era el capitán del equipo de fútbol y, como dijo Finn, Cristie llevaba colada por él desde primer curso.

-Deberias ser menos descarada. -Le susurró al oído Finn.

-¿Qué? -Parpadeó.

-Que como sigas mirándole así te va a denunciar por acoso.

-Calla.- Crstie puso los ojos en blanco, y sus mejillas empezaron a enrojecer. -Ni siquiera le estaba mirando.

-Ya claro. -Hizo una pausa y se giró hacia ellos. -Se nota que estabas mirando el vestido que lleva Stacey. Como es taaaaan bonito...

Cristie le dio un codazo para que se callara.
Dairon siempre había sido el chico que le gustaba a todas las chicas, desde que era pequeño, y entre esas chicas se encontraba Cristie. Cuando su hermana Elizabeth empezó a salir con él lo pasó mal, pero llegó un momento en el que asumió que no iba a poder cambiar nada. Elizabeth era una chica preciosa, y que no se parecía nada a sus hermanas. Era la mayor, tenía unos preciosos ojos azules y unas pestañas larguísimas, el pelo oscuro y liso y unas facciones tan suaves que podía ser perfectamente una modelo de Victoria's Secret. Cristie, sin embargo, tenía el pelo color caoba, ondulado y los ojos grises. La diferencia entre ella y sus hermanas era que Cristie no se miraba con buenos ojos. Si se hubiera visto a través de los ojos de Finn, se habría dado cuenta que era preciosa.

Inizio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora