Cinco.

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-Que ¿que?

Aria suspiró otra vez. Thea y Cristie estaban acabando con su poca paciencia.

-Esto tiene que ser una broma.-Rió irónica Cristie.-¿Dónde están las cámaras?

-No hay ninguna cámara. Además, ya has visto lo que ha hecho mi hermano con tus heridas Thea.

Thea se quedó pensando. En la caída, ella había sufrido la peor parte, y con eso quería decir que había sido la única en dañarse. Aria había dicho algo sobre un esguince en el muñeca. Cristie tan sólo había sufrido rasguños.

Thea removió el té rojo que Aria les había preparado mientras se acurrucaba entre la manta que le habían echado por encima antes de que Hayes, el hermano de Aria, pusiera la mano encima de su esguince y se curara.

Cristie percibía el olor que el té dejaba mezclándose con el ambiente. Frutos rojos, madera, roble. Era una combinación perfecta.

-¿A qué crees que ha venido todo eso de la nota? -Preguntó Thea.

-Es una larga historia.

-Me parece que necesitamos saberla. -Se quejó Cristie.

-Está bien. Yo sólo se que sois especiales -Aria suspiró. -Por que mi madre me lo contó. Hayes ha heredado lo que ella podía hacer, sanar. Se que os persiguen. -Miró hacia el suelo. -Yo no puedo explicaros más. Es todo lo que se.

-¿Y ya está? ¿Aquí se acaba todo?-Bufó Thea.

-No. Jack puede hablaros mas del tema.

-¿Qué le ha pasado? -Insistió Thea.

-Jack está bien. -Aria rió levemente, mirando sus uñas. -Os sorprendería saber lo que es capaz de hacer ese chico.

-No estoy tan segura. -Soltó Cristie.

-Cristie -Le reprimió Thea.

-Bueno. -Dijo esta, ignorando a su hermana. -¿Y ahora que? ¿Qué va a pasar con nosotras? ¿Qué tenemos que hacer? ¿Y Elizabeth?

-Será mejor que vayais a ducharos y prepararos. -Comentó Aria, ignorando las preguntas de Cristie. -Tenéis que entrenar.

-No pienso mover un dedo hasta que alguien me explique algo. -Cristie bufó y se levantó, saliendo de allí.

Después de ducharse, Thea estaba mucho más relajada, pero no lo suficiente. La adrenalina se había esfumado y había sido sustituida por el leve dolor del pecho. Hayes le había curado el esguince a Thea, pero aquella presión seguía ahí. Se puso la ropa que Aria le había dejado y fue a dar una vuelta por la casa. Los pantalones vaqueros le quedaban algo cortos, por lo que decidió doblar el final para hacerlos piratas. Aria era más bajita que Thea los centímetros justos para no poder utilizar la misma talla de pantalones.

Las habitaciones eran improvisadas. Una litera de Ikea por aquí, un colchón encima de una tabla por allá. Las paredes de madera daban un toque rústico y seguía oliendo a frustras del bosque en el piso de arriba, aunque con menos intensidad.

Cuando pensó que ya estaba todo visto e iba a bajar al salón vio una marca al final del pasillo, en la pared del fondo.

Se acercó a ella. Era una especie de flor que recorría y enredaba en circulo sobre alguna forma que no se lograba distinguir

.

-Eso lo he visto yo antes. -Susurró, pasando la tema del dedo por cada hoja de aquella enredadera, con cuidado.

-Lo dudo.

Thea se dio la vuelta asustada.

Jack estaba frente a ella, de brazos cruzados.

Su pelo resplandecía y parecía brillar más, y ella habría jurado que sus ojos eran más oscuros que antes.

-Te estaba buscando.

-¿A mi? -Se sorprendió Thea.

-Eres tu la que ha saltado de un coche en marcha.

Jack esbozó una sonrisa de medio lado, levantando sólo una comisura de sus labios. Estaba manchado en algunos sitios: el pómulo izquierdo, el bíceps derecho.

Las piernas de Thea creían desfallecer.

-No hagas eso. -Se quejó él.

-¿El qué?

-Morderte el labio.

Thea llevó las yemas de sus dedo hasta sus labios, sorprendida.

-¿Por qué? -Preguntó ella.

-Me pones nervioso.

Thea intentaba mirar más allá de sus ojos. Pero no podía, no le dejaba.

Eran más oscuros.

Seguro.

-Yo no me muerdo el labio.

-Lo haces.

Thea sacudió la cabeza.

-Déjalo. -Suspiró ella. -Ahora que estas aquí, creo que deberías explicarnos un par de cosas.

-No voy a explicaros nada por que no hay nada que explicar.

-¿Ah no? -Se sorprendió ella. -Igual podías decirme por qué estaba la puerta de mi casa hecha trizas, o mis padres no aparecen por ningún lado. -Esta vez Thea le miraba con la misma rigidez con la que él le había mirado. -O qué hacías, como encontraste mi casa. Cómo tenías las llaves del todoterreno negro del que nos hicisteis saltar, o que significa esta marca. -Señaló la pared del pasillo.

Jack rió.

La marca había desaparecido.

-Espera... -Continuó ella. -Estaba... pero esa marca... ¡Estaba ahí! Tu lo has visto.

-No todo es lo que crees ver, sino lo que has creído ver. -Citó él.

-Eso te lo acabas de inventar.

-Si. -Sonrió. -Pero me ha quedado muy bonito.

Thea puso los ojos en blanco.

-No vas a decir que qué significa, ¿Verdad?

-Te equivocas. Te lo diré, pero no ahora. Creo que tienes que asimilar todo esto poco a poco. -Miró a la nada un momento. -Por lo que parece, tu hermana no lo está asimilando muy bien.

Inizio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora