Seis.

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Aria le había dejado algo de ropa a Cristie para que utilizara después de ducharse. Era bastante cómoda. Consistía en unas mallas negras, una camiseta gris sin mangas y una chaqueta verde oscura. Metió parte de la camiseta gris por sus mallas, dejando que quedara ancha.

Escuchó unos golpes secos abajo. No le dio mucha importancia y siguió intentando domar su pelo pelirrojo, que caía mojado por su espalda.

Hasta que lo escuchó, y el corazón le dio un vuelco.

Un disparo.

Salió del baño y bajó las escaleras corriendo, casi a trompicones. Aria tenía una pistola en la mano apuntando hacia un hombre que estaba en el suelo. Probablemente muerto. La sujetaba firmemente pero podía notar el nerviosismo en sus ojos.

A penas podía creerse que eso fuera real.

Su mente seguía barajando la posibilidad de una cámara oculta.

Aria cerró la puerta y dejó al hombre inerte en el suelo del recibidor.

No podía creerse que hubiera matado a un hombre. Que Aria, la mejor amiga de su hermana desde que tenía uso de razón, hubiera matado a un hombre.

Cristie tenía su mano sujetando su cabeza, mientras intentaba asimilar lo ocurrido.

Aria se arrodilló al lado del cadáver y rebuscó por toda su ropa.

-¿Le has matado?

-No, sólo está inconsciente.

-¿Y por qué rebuscas en su ropa?

-Por que quiero ver quién es.

Acto seguido ella sacó la cartera del hombre del bolsillo trasero de su respectivo pantalón.

-Es probable que sea falsa. -Continuó, comprobando su identificación -pero es lo que tenemos.

-Aria. -Cristie tragó saliva. -¿Qué más sabes?

-Se que nos buscan. Que los Clayton nos buscan. A ti, a tu hermana, a Jack y a Thea. Y a mi, de rebote, supongo.

-¿Por qué?

-¿¡Quieres dejar de preguntar!?

-¿Por qué no puedo saber lo que ocurre?

-No lo entiendes.

-No, no lo hago.

-Jack te lo explicará mejor.

Cristie resopló.

-¿Y Thea? -Preguntó Cristie al fin, mientras Aria seguía buscando algo. -Tendría que haber venido al escuchar el disparo.

-Jack se la ha llevado hace unos minutos. -Contestó aún absorta en los bolsillos de la americana del cadáver.

Cristie miró al hombre que yacía en el suelo. Se planteó seriamente sí Aria le había mentido en la padre de que estaba inconsciente.

-¿Como nos ha encontrado? -Musitó Cristie, mordiéndose el labio por el interior.

-No lo se. Pero no hace falta preocuparse. Si ha venido, esperarán a que vuelva.

Aria cogió un teléfono móvil del bolsillo del pantalón del hombre e inspeccionó la pantalla.

-Todavía tenemos unos cuatro días, más o menos. -Aclaró ella.

-¿Y qué vamos a hacer ahora?

-Tenemos que averiguar por qué os persiguen. Y para ello tenemos que ir a Sheena.

-¿A qué?

-Sheena.

-¿Quien es? -Cristie frunció el ceño.

-Mejor dicho, qué es.

Aria dejó al hombre apartado y se limpió las manos en los pantalones, como sí así pudiera librarse de la culpa.

-Ven. -Me ordenó.

Cristie obedeció a regañadientes. La llevó hasta lo que parecía una cocina, juntándose con Thea y Jack por el camino. Estaban en el pasillo.

Aria extendió un mapa en la mesa de la cocina, y The ay Cristie se acercaron. Jack se quedó apoyado en la puerta de brazos cruzados.

Aria suspiró y señaló varios lugares. La cafetería Jones, el parque central y la biblioteca estatal.

-Aquí -Explicó ella, señalando la biblioteca. -Primero debemos de ir aquí.

-¿Pero no íbamos a Shana? -Preguntó Thea.

-Sheena, es Sheena. -Sonrió. -Shana es una tienda, Thea.

Jack rió a nuestras espaldas.

-Hay que pasar primero por la biblioteca, -Continuó explicando Aria. -tenemos que recoger más información sobre vosotras.

-No hace falta. -Interrumpió Jack, acercándose sin dejar de cruzar los brazos. -Thea ha visto la marca.

Aria abrió mucho los ojos.

-¿Tan fuerte es?

-¿El qué? -Dijo Cristie, por primera vez.

-De acuerdo, creo que necesitamos que alguien nos explique esto. -Suspiró Thea.

Un ruido sordo hizo que todos girarán sus cabezas hasta la puerta de la cocina.

-No, no lo creo. -La silueta de un hombre se recortaba en la puerta. Tenía los brazos tensos y las piernas separadas, sosteniendo una pistola, que había cargado previamente provocando un ruido sordo. Su voz era áspera, y consiguió estremecer a Cristie.

Era el mismo hombre que Aria había dejado inconsciente en el suelo de la entrada.

Al final no le había mentido, si que estaba inconsciente.

Inizio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora