"Decías que nunca perdí nada, pero, cariño, tú me cortaste las alas"
Eras un ángel.
Un ángel gobernado por una reina malvada. Encerrado en una jaula, ¿como podías volar?
Parecías tan libre que creí que era prácticamente imposible quitarte esa libertad, pero ella lo consiguió. No te quería, amor mío, ella jamás te amó.
¿Por qué la seguiste? Por amor, supongo. Amabas a un corazón de hielo que ni tú mismo lograste derretir.
Estabas encadenado a ella porque la querías más que a tu propia libertad, y eso te hizo daño.
Cuando quedaste tras los barrotes de una jaula de desamor no volviste a salir. No te volví a ver. Que no te amara te mataba lentamente, sí, y a ella no le importó. Tenía otras cosas que hacer, mi vida, mientas tú estabas agonizando.
Pero, lo que más me dolió, fue ver cómo cortaba tus alas. ¿Fue el amor quien te hizo tanto daño? Tal vez. Lo que está claro es que nunca volaste de nuevo.
Y aquella vez no perdiste la vida, pero perdiste algo mucho más importante. Mi amor, perdiste tus alas.
Y, un día, inevitablemente falleciste y, un día, yo también.
Érase una vez un ángel sin alas, érase una vez una reina malvada.

ESTÁS LEYENDO
Érase una vez
Historia CortaÉrase una vez una reina sin corona. Érase una vez una enamorada sin rosas. Érase una vez un ángel que no podía volar. Érase una vez alguien que nunca pudo amar. Érase una vez el principio del final.