4: Protector

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Cilas amaba ver a Ophelia usar su ropa.

No lo hacía de forma pervertida ni con pensamientos lujuriosos, ni siquiera de manera romántica, sino más bien lo hacía porque se sentía como si fuese un padre o un hermano mayor que se preocupaba por la chica. Después de todo, Ophelia ya tenía a Lylak para conversar todo el día y a Marron para que le cocine comida, así que, Cilas sentía la necesidad de por lo menos compartirle ropa que le gustase.

Cualquier otra chica hubiese querido usar el dinero que tenía para ir a hacer compras en las tiendas de la calle principal, justo en frente del palacio del Coegtu, pero Ophelia detestaba estar en público por las miradas y murmullos que recibía, asi que se dedicaba a tomar prestadas las cosas de Cilas. Hasta que ellos le compren ropa no era una opción porque los hombres no podían entrar en tiendas de mujeres sin una mujer y viceversa.

De cualquier manera, Ophelia amaba usar las camisetas grandes que Cilas le prestaba porque le daban la libertad de poder andar sin sujetador ya que no se notaba, aunque eso cambiaba cuando todos los chicos la empezaban de formas que deberían estar reservadas para su persona indicada en privado.

Este jueves en la noche, cuando Cilas, Marron y Lylak regresaron del trabajo, se encontraron a Ophelia dormida en el suelo, usando solamente una sudadera que normalmente le llegaba hasta la rodilla, pero, porque se había movido tanto mientras dormía, se le había subido hasta la mitad del muslo. Cilas, siendo el más musculoso y fuerte, cargó a Ophelia en sus brazos como un bebé.

Sin embargo, de camino a dejarla en su habitación, Cilas pudo apreciar algo que realmente lo hizo sentirse protector sobre Ophelia: ahí, parado directamente frente a la ventana de Ophelia, estaba un chico con la mirada fija en su cuarto, como si supiese que ese era el lugar específico en donde estaba. La oscuridad de la noche no dejaba que Cilas pudiese reconocer su rostro, pero la suave luz del farol a su costado, revelaba los colores del Coegtu en su uniforme, hueso, gris y escarlata, lo que indicaba que era un guardia o trabajaba con el gobierno. Este detalle no hacía más que empeorar la situación, pues siempre había la posibilidad de que venían a llevarse a Ophelia por ser una Aegri.

Rápidamente, Cilas dejó a Ophelia en su cama y, después de salir de su cuarto, salió corriendo a buscar a Lylak y a Marron y así ir juntos a encarar al extraño que estaba afuera.

— ¿Quién demonios eres? —soltó Cilas cuando el trío salió y estaba frente al desconocido–. ¿Y qué crees que haces acá parado mirando el cuarto de una chica como si la conocieras?

— Acá es donde vive Ophelia, la que no figura con apellido en el sistema —respondió el extraño con simpleza—. Necesito hablar con ella.

— ¿La conoces personalmente? —Lylak levantó una ceja inquisitiva y se cruzó de brazos—. Porque no vamos a dejar que un chico que se aparece en la puerta de nuestra casa buscando a Ophelia entre a hablar con ella de la nada.

— ¿Son parientes de ella o algo? Porque necesito saber algunas cosas, como porque su apellido no figura en ninguna parte de los registros.

— No sé porque te voy a decir esto, pero simplemente lo haré —empezó Cilas—. Ophelia es lo que el gobierno llamaría una Aegri. Y no sabe quienes son sus padres, por lo tanto, no tiene apellido oficial.

Los ojos del chico se abrieron sorprendidos, pero su expresión.no mostró ni disgusto ni odio, solo sorpresa, así que Lylak y Cilas lo aprobaron mentalmente, mientras Marron seguía teniendo sus dudas.

— Y, solo para que sepas, puede que no seamos familia legalmente, pero la amamos y es nuestra hermanita pequeña —intervino Marron por primera vez, probablemente ya habiendo terminado el análisis que le estaba haciendo al chico desde que salió de la casa.

— Bueno, eso fue lindo Marron. Es la mayor cantidad de palabras buenas que te escuchado decir desde que te conozco.

Ahí, a solo dos pasos de el interesante cuarteto que se había formado, se encontraba Ophelia, usando solamente la sudadera de Cilas, con una sonris de lado y los.brazos cruzados.

— Pero, ¿dónde están mis modales? Me llamo Ophelia, ¿cómo se llama este delicioso pedazo de humano?

— Me llamo Camrie —respondió el chico—. Y tú solo llevas puesto una sudadera de hombre.

— Observador, me gusta —relajó los brazos y le regaló a Camrie una sonrisa coqueta, haciendo que el corazón del chico lata más rápido—. Pero no te hagas la idea incorrecta, obviamente tengo bragas puestas, solo me falta el sujetador.

Cilas, Lylak y Marron la miraron soprendidos por sus palabras y ella solo se encogió de hombros y frunció los labios de manera coqueta y despreocupada.           

— Ahora Camrie —Ophelia volvió a su media sonrisa—, ¿qué haces en nuestra casa?

— Y ojalá no estés acá para intentar llevarte a Ophelia, que no se va con el Coegtu bajo ninguna circunstancia. Se queda con nosotros.

— Créeme, no quiero llevármela a ninguna parte, por lo menos no ahora, y jamás le intentaría hacer daño de cualquier manera, así que no se preocupen. Solo quiero hablar con ella en privado por un momento.

— Cualquier cosa que me quieras decir a mi se lo puedes decir ellos. Se quedan conmigo.

Camrie respiró profundamente, intentando calmar su nerviosismo ante revelarle a Ophelia que ellos estaban destinados a estar juntos. El pensamiento más tenebroso era ser rechazado por la chica sin siquiera haber tenido una oportunidad para demostrar que sentía.

Marron notó todo su lenguaje corporal, desde sus profundas respiraciones a todas las veces que se había limpiado el sudor de ls manos en el pantalón por los nervios en los últimos segundos, y se quedó casi convencido de que era un buen chico después de todo.

Ophelia sonrió divertida al notar su nerviosismo y levantó sus cejas para parecer impaciente.

— De acuerdo —otra respiración profunda de su parte—. Mira mis tatuajes. Tu nombre está en mi muñeca izquierda. Debemos estar juntos.

Y, con esas palabras, Ophelia se olvidó de todas sua dudas en cuanto a sus tatuajes y, por primera vez en años, se sintió vulnerable y segura a la vez con alguien que no era ni Cilas, Lylak o Marron.

YA NO ES UN SECRETO.

Perdón por subir días tarde, pero esta semana empecé colegio y todavía no adecuó mi horario para poder escribir, pero en un par de semanas voy a estar perfecta.

GRACIAS POR LEER♥.

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