No pelen porfavor

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El destino suele ser tan incierto, que muchas veces nos juega malas pasadas.
El destino, cruel compañero que decide nuestras vidas, muchas veces nos puede ayudar a madurar y a entender la vida, como en otras ocaciones, nos puede llevar por un camino errado de espinas que se quedan en el corazón.
Era uno de esos días lluviosos, con truenos y relámpagos que llegan a dar miedo, era el invierno mas frío que viene a la memoria de esta niña.
Para una niña, los días de lluvia son una excusa perfecta para quedarse jugando en casa y crear  sus mejores recuerdos de infancia, pero hoy no seria ese día, hoy no seria el día de dulces recuerdos de infancia, mas bien, seria el día que marcaría la historia de una familia que se quebraba como una copa de vino a medio tomar, un trago siempre sabe amargo con cristales en la boca.
Aquella tarde de lluvia sus padres llegaron del trabajo cansados, apenas se miraron y articularon palabra, la lluvia les mojaba hasta los tobillos y la niñera ya se arreglaba para irse de prisa.
-¡Papá, Mamá, ya están en casa!- corrió la niña a saludar con alegría, solamente quería abrazarlos.
-¿No fuiste al colegio?- le regaño papa antes de extenderle los brazos, al ver que la pequeña aun estaba en pijama.
-Hacia frío y estaba lloviendo mucho para que fuera- se excuso mamá dejando un paraguas empapado en la puerta de la casa.
-¡Ya sabes lo que pienso de la educación de mi hija!- dijo papá enojado
-¡También es la mía!- refunfuño mamá.
-Ojala supieras como criar hijos- le insulto papá entre dientes, mientras encendía la televisión para distraerse un momento.
-¡Ojala supieras ser padre y marido!- le devolvió el ataque mamá, colocándose en frente, apagando la televisión.
Durante unos segundos la escena quedo grabada para la niña en su memoria, sus padres gritando, mamá empujando a papá y este  la hacia llorar de forma placentera para él.
La niña tomo las muñecas que había dejado en el suelo para jugar con sus padres y trato de no poner atención a la discusión que no terminaba.
Tomo una muñeca y un muñeco y se sentó en el suelo, los hizo entrar en su casita de muñecas, tomados de la mano, llegando felices del trabajo y recibiendo con un abrazo a la pequeña muñequita que los esperaba.
Ese día los muñecos fueron al parque, rieron, vieron películas, bañaron a la bebe y le dieron el beso de las buenas noches.
Cuando la niña volvió de su fantasía, su padre estaba con la maleta en la puerta y su madre sentada en la escalera, llorando en silencio.
-Querida hija - le indico de forma dulce- Ya eres casi adulta y necesitamos saber ¿Con quien te gustaría vivir?
La niña miro a sus dos padres y no supo que decir.
-Hija ¿No quieres quedarte conmigo?- Suplico la madre.
La niña miro a ambos sin saber que decir, quería estar con ambos, no era justo decidir, solo hizo un pequeño gesto, tomo a sus dos muñecos y a la pequeña muñequita y les hizo que se dieran un abrazo.
En aquel momento el padre no se detuvo a mirar hacia atrás, solo miro el pasaje que tenia entre las manos que decía; "Boston", beso a su hija en la frente y le prometió que la amaría por siempre, abrió la puerta con su maleta de color negro y desapareció en la lluvia para siempre.
La niña con la pena en el corazón y sin entender nada, dejo caer sus muñecos y  abrazo a su madre, quien aun estaba en la escalera mirando fijamente la puerta con sus ojos mirando a un vacío incomprensible.
Luego madre se levanto, se seco las lagrimas y saco otra maleta del closet, esta tenia un color rojo hermoso, pero la niña noto que su madre también tenia entre las manos un pasaje que decía: "Londres" , repitió las mismas palabras que padre, que la amaría para siempre y desapareció en la lluvia sin dejar rastro.
Entre sollozos la niña de seis años repetía "No se vayan, tengo miedo, la casa se vuelve oscura y sola"
En eso, la abuela sale de su habitación y abraza a la niña con todas sus fuerzas y le dijo.
-Pequeñita mía, yo estoy aquí contigo y te cuidare donde quieras que estés, donde quiera que vayas, seré siempre tu ángel.
Después la niña siendo mujer, aprendió desde pequeña el color de la nostalgia, la canción de "Yo te esperare", que fue lo ultimo que escucho ese dia en la radio, hizo un eco profundo de espinas de rosas, que no dejan de clavar en su corazón, que apenas esta descubriendo el mundo, ahora ella, a sus veinte años repetía junto al ataúd de su abuela.
-Por favor, tu no te vayas, vuelve a casa conmigo, no me dejes sola en la escalera.

DesmotivacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora