3✶ Hermanos

170 11 2
                                    

En el momento que ella volteó a verlo Agus no supo que decir y forzó una pequeña sonrisa que salió como una mueca. Caro lo miró desconcertadamente.

-¿Qué te pasa? -dijo de una forma fría típica de ella.

-Caro, ¿no?

-Si... -lo miro desconfiadamente y prosiguió-. ¿Y vos quien sos? –fingió no conocerlo.

-Agustín, vamos al mismo colegio.

-Ahhh si si, ya se.

-¿Qué estás haciendo acá? –preguntó mostrando mínimo interés.

-Vine con mi mejor amigo ¿vos?

-Con mi novia –dijo rodando los ojos al recordarla. Carolina solo asintió al saber que se refería a Carla.

En eso escucha a alguien entre la gente que salió de la montaña rusa gritando su nombre, era Lio. Ella solo sonrió y le levantó la mano para que el pudiera verla, hasta que la localizó y vino corriendo.

-Te lo perdiste estuvo buenísimo –dijo Lio muy agitado dirigiéndose hacia Carolina.

-Para vos, yo paso.

-Aburrida –añadió el mientras le quitaba de las manos a Agustín la botella de gaseosa que se había comprado anteriormente.

-Sí, sacame la botella, total –se refirió Agus a Lio sarcásticamente.

Lio se encogió de hombros restándole importancia al tema, tomo un poco del contenido y se la devolvió. Caro solo se reía de su amigo.

En eso Carla se acerca a ellos con Ana y Chiara y abraza a Agustín por la espalda.

-Hola amor ¿Qué hacías?

-Nada, hablaba con los chicos.

-Ahhh... -dijo Carla para después rebajar con la mirada a Caro y dedicarle una falsa sonrisa-. que bueno ¿Nos vamos?

-Ehh sí. Nos vemos chicos –dijo mientras Carla lo alejaba y el solo saludaba con la mano. Caro soltó un leve suspiro y Lio decidió hablar.

-Agus es piola, ¿no?

-No se –volvió el mal carácter de Caro.

-¿Y Ricitos de oro? –dijo Lio aguantándose la risa.

-¡Esa sí que no! –Carolina no habló, gritó sin importarle quienes los estaban viendo.

-Entonces es por eso que repentinamente cambio tu humor.

-Ponele, me cansé del parque y de Ricitos de oro ¿Me llevas a casa?

-Bueno, vamos

(...)

Agus fue a llevar a Carla su casa, se despidieron y el siguió su camino.

Al llegar a su casa le entró un mensaje de Rugge invitándolo a una juntada que organizaba el equipo de básquet de la escuela, como no tenía ningún compromiso aceptó la invitación.

Se dirigió a su habitación y fue directo al ropero, de allí sacó una remera sencilla, un jean y unas zapatillas blancas. Se perfumó, agarró su celular, las llaves del auto y condujo hasta la dirección que Rugge le había dado.

Al llegar se encontró a un Ruggero ebrio.

-¡Hola Agus, que bueno que viniste! –dijo Rugge con dificultad al hablar. Agus abrió los ojos exageradamente al darse cuenta de la embriaguez de su amigo.

-No puede ser Ruggero, vení vamos. –lo tomó por los hombros mientras se lo llevaba a la cocina-. Quedamos en que no te ibas a volver a emborrachar de esa forma.

Los dos hace un año habían prometido no emborracharse exageradamente, ya que eso les había traído varias consecuencias y no solo a ellos.

-¿Quién esta borracho? Yo... –interrumpió su propio organismo amenazando vomitar con nauseas- no... -y vomitó frente a un Agustín a punto de volverse loco.

Él lo miraba devolver la comida mientras pensaba que hacer.

Después del asqueroso acto que le brindo Ruggero, Agus llegó a la conclusión de que si llevaba a su amigo a su casa probablemente los padres de este lo matarían. Y como si Rugge hubiera leído sus pensamientos al ver la cara de Agustín le preguntó: -¿Puedo ir a tu casa?

-Si, vamos ahora –pasó su brazo por detrás de los hombros de su amigo y este hizo lo mismo para caminar hasta la salida.

(...)

-¿Sabes qué? Yo creo que tendrías que tener más amigos, sé que soy genial pero más amigos te haría bien.

-Dos cosas Ferro –levantó el dedo índice para decir la primera-. Hacer amigos no es lo mío, ¿para que los necesito? Si ya te tengo a vos –Lio sintió ternura al escuchar esas palabras salir de la boca de su amiga, hasta que ella levantó el dedo mayor y junto con el índice avisaban que iba a decir la segunda cosa-. Te quiero, pero no te hagas el genial.

-Caro –le agarró la mano y siguió hablando-, yo no soy eterno, nadie lo es. Pero sabes que dentro de lo que yo pueda voy a estar apoyándote –los dos sonrieron hasta que Lio interrumpió el momento-. Y si, si soy genial por mas que no quieras admitirlo.

Ella soltó una carcajada y se lanzó a los brazos de su mejor amigo, Lio tardó en reaccionar ante la sorpresa, pero luego le correspondió. El era muy importante en la vida de Caro, era parte de su motor.

(...)

Rugge estaba durmiendo mientras Agus le preparaba un café hasta que golpearon la puerta. Abrió y se encontró con John, uno de los integrantes del equipo de básquet.

-Hola John... ¿Qué haces acá? –preguntó extrañado.

-Quería saber porque te fuiste, ¿Pasó algo?

Agus dudó si contarle la verdad o inventar algo, optó por la primera.

-Rugge se pasó con los tragos y no estaba en condiciones de seguir en el lugar.

-Entiendo, ¿pero no queres ir aunque sea un ratito? Sería raro que el chico más popular del colegio no estuviera en una de las juntadas del año.

En eso tenía razón.

-No se, Rugge está durmiendo y no lo quiero dejar solo.

-¿Estás en modo buenito? –se rió y Agus rodó los ojos-. Rugge está durmiendo, no lo quiero dejar solo –dijo John imitándolo.

-Es mi hermano, no me jodas.

-Bueno, entonces, ¿Venís un rato?

Agus lo pensó unos segundos y llegó a la conclusión de que John tenía razón, que el chico más popular del colegio no esté en las fiestas o juntadas es raro, mas si es de chicos. Le escribió un mensaje a Rugge por si despertaba, así sabia de su paradero y no se preocupaba.

-¿Entonces venís?

-Si.

-Vamos, te llevo.

Fueron camino a la fiesta y se encontraron con los amigos de John, que eran también parte del equipo de básquet. Estuvieron conversando un rato hasta que uno de ellos habló.

-Tengo una propuesta para hacerles –dijo el rubio dirigiendo su mirada a Agus y John.

-Te escucho –habló John y miró a Agustín esperando su aprobación, el solo asintió y los miró desafiante.

-Perfecto, esto es así. Los dos tienen un minuto para ir y besarse con la primera chica que se crucen, pero sin resistencia de parte de ella, ¿se entiende? –los dos muchachos asintieron-. John, ¿Querés comenzar?

-Obvio –dijo el mostrando confianza en sí mismo.

-Entonces, que empiece el juego.

__________

¡Nuevo capítulo! Woooooooo ¿Que les va pareciendo hasta ahora?

¡Voten y comenten que les parece!

Lo nuestro es amor | Aguslina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora