Ante su mirada baja vio unos cuantos libros y papeles cayéndose al suelo y rápidamente vio a la chica agacharse a recogerlos, acción que ella también imito para no quedar tan mal.
-Neta, discúlpame no te había visto –habló por primera vez la chica con una gran sonrisa en el rostro.
¿Neta? Pensó Carolina, se le hizo muy raro ya que en Argentina no hablan asi, le restó importancia pero no lo olvidó por completo como para pasarlo totalmente por alto.
-No te hagas problema, yo también iba un poco distraída y no me fije por donde iba.
-¿Cómo te llamas? –preguntó la muchacha con notable curiosidad.
-Carolina Kopelioff, ¿vos?
-Karol Sevilla, un gusto –dijo estrechando su mano al igual que Caro.
-El gusto es mío Karol -en ese momento Caro recordó que llegaban los chicos de intercambio y ahí fue cuando entendió la forma de hablar y el acento de la chica, pero para estar más segura decidió preguntarle-. Karol vos no sos de acá, ¿no?
Ella soltó una pequeña risita y sonrió para responderle –No, soy de México y vengo de intercambio.
Tal como ella lo había pensado.
-Me parecía –dijo riendo.
-Yo también quería preguntarte algo –Caro asintió- ¿Dónde queda dirección?
-Yo iba para allá –o algo asi- si queres te acompaño y en el camino te muestro un poco el colegio ¿Te parece?
-¡Si que padre! Creo que nos vamos a llevar muy bien.
-Creo que si –dijo y rio nerviosa.
Caro estaba sorprendida por su propia actitud, ella no era asi en absoluto. Solía ser fría, distante y para nada simpática, todo lo contrario a la forma en la que trato con Karol. Caro vio algo diferente en ella, no sabía que era, pero le llamó la atención y tal vez eso la llevó a comportarse de esa manera, que no era mala, pero en ella era extraña.
Podía ser una oportunidad de hacer una nueva amiga, de dar una nueva impresión y dejar de lado la reputación que tenía: popular, antipática y distante. Y si el destino se la estaba dando no iba a desaprovecharla.
(...)
Tengo hambre pensó Agustín mientras caminaba por los pasillos del colegio. No tenía dinero ya que estaba en su mochila y esta había quedado en el salón. Su estómago reclamaba por un bocadillo y el no podía dárselo, fue entonces cuando recordó que siempre tenía algo de dinero en su casillero y en la campera que dejaba allí.
Se dirigió a paso algo apresurado a su casillero, no quería que nadie lo viera fuera del salón en horario de clases y mucho menos tener que darles explicaciones.
Fue al comedor y en uno de los negocios compro un paquete de papas fritas y un refresco, para después ir a un patio interno el cual el pasaba sus ratos libres cuando quería despejarse, era un lugar tranquilo, lleno de flores, tres bancos y una pequeña fuente. Pero por más lindo que fuera nadie lo usaba, y eso le gustaba.
Pasaron veinte minutos los cuales fueron muy tranquilos y fue al baño. No tenía ganas pero mientras más tardara mas haría enojar a la profesora, como él quería.
Camino al baño escuchó que gritaban su nombre, era una voz conocida y realmente la odiaba, dudó si era mejor ignorarla o darse vuelta para atenderla. Se inclinó por la segunda. Giró sin decir ninguna palabra por lo que ella decidió hablar, o gritar.
-¿En dónde estaba? ¡Se supone que tiene que estar con el director! – en su voz se notaba que estaba alterada, como siempre.
-Por ahí –dijo restándole importancia a sus palabras y ganándose una mirada fulminante de parte de ella.
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Lo nuestro es amor | Aguslina
FanficAgustín Bernasconi y Carolina Kopelioff, dos de los chicos más populares del colegio. Les gusta hacer las cosas a su manera, sin recibir órdenes de nadie, son rebeldes y muy escasas las oportunidades en las que aceptan un consejo que no sea de ellos...