Capítulo 8

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—Creo que ya hay que guardar silencio, hemos molestado a varias personas en poco tiempo. —Dijo Silvia tratando de calmar su risa pero era imposible, Jorge era tan simpático que le resultaba imposible no reír cuando estaba con él.

Ya habían pasado dos semanas desde que ella lo invitó a tomar un café, sus citas se hacían cada vez más frecuentes. Se podría decir que estaban saliendo.

—Café Frío. —dijo Jorge mientras observaba lo que pidió. —Estos japoneses ya no saben ni que inventar, pero bueno, es bueno para contrarrestar el auge de los refrescos en Estados Unidos.

—¿Siempre eres así? —preguntó ella mirándolo fijamente a los ojos.

— Claro que sí dulzura, yo no me ando guardando mis opiniones. — respondió despreocupado mientras le sonreía seductoramente.

—Me encantas. —soltó ella. Segundos después, al haberse dado cuenta de lo que había dicho quiso retractarse, pues sabía que a él le asustaba ese tipo de cosas y temía que saliera corriendo de la cafetería.

—Y tú a mí. —dijo Jorge en un tono apenas audible, provocando que Silvia se sonrojara.

Ella tomó su teléfono y sonrió al ver que él había posteado la foto que se habían tomado hace apenas diez minutos.

"Que a partir de hoy, todos los días sean así😁."   

Sintió un cosquilleo en el estómago, era lindo ver que, aunque a él le estaba costando asimilar que la quería, estaba haciendo un esfuerzo por corresponderle de una manera linda.

Tal vez aún no tenían nada oficial, pero ellos dos sabían perfectamente que se querían con todo el corazón.

"Claro guapo, si me permites puedo sacarte a tomar un café todos los días después del trabajo😉." —comentó Silvia la foto.

—Bueno Señor Salinas, dígame qué haremos ahora. Yo acataré sus órdenes.

—Claro Señora Navarro, pues yo creo que es hora de pasar por mi hija para que vayamos los tres a ensayar.

—Entendido y anotado Señor Salinas. —se paró y comenzó a caminar como soldado mientras Jorge la seguía al mismo tiempo que se reía de sus ocurrencias.

A él le encantaba que ella jugara así y ella amaba que él le siguiera el juego.

Subieron los dos al coche de él y fueron en dirección a una escuela de ballet, en el transcurso del camino se entretenían hablando de todo y nada a la vez.

Llegaron al lugar y encontraron a una Regina molesta y desesperada, pues Jorge había quedado en pasar por ella a las cuatro y ya faltaban quince minutos para las cinco.

—Peque ya llegué, me tardé un poquito pero ya estoy aquí. Uh, ¿por qué esa cara? —dijo al percatarse de que Regina estaba molesta.

—¿Acaso no has visto la hora?

—Claro que sí, son las cuatro y quince. —checó su teléfono para comprobar que lo que dijo era cierto, pero no. —Espera ¿qué? Ya falta poco para las cinco.

—Eso mismo digo yo. Llegaste demasiado tarde. ¿Y la moto dónde está?

Volteó hacia la camioneta. —Oh, bueno, traje la camioneta para que pudiéramos entrar los tres.

—¿Los tres?

—Sipi, tu, Silvia y yo. —dijo y en ese momento vio a Silvia salir de la camioneta.

Era una situación bastante molesta para ella, era muy joven pero sabía perfectamente que cuando una relación avanza demasiado rápido termina con la misma velocidad con la que empezó. Si esa relación seguía así alguno de los dos terminaría lastimado.

—Oh, que genial. —dijo y subió rápidamente al asiento trasero de la camioneta.

Estando todos dentro, se dirigieron a los ensayos y así para que cada quién se fuera familiarizando más con sus respectivos personajes.

Los ensayos transcurrieron demasiado rápidos, todos estaban concentrados y no hubo ningún error.

Al finalizar, Jorge se despidió de Silvia y se dispuso a llevar a Regina a su casa pero ella lo detuvo del brazo antes de subir a la camioneta.

—¿Qué está pasando entre ustedes?

—Pues, estamos saliendo. —dijo en un tono obvio.

—Eso ya lo se tonto. —añadió molesta.

—Entonces si ya lo sabes ¿qué es lo que te preocupa?

Ella lo pensó unos segundos.

—¿Por qué estás tan seguro de que ella quiere algo serio contigo? O mejor dime ¿cómo me puedes asegurar que tu no las vas a lastimar o que ella no te lastimará a ti?

Guardo silencio un momento, un silencio un incómodo para ambos, a Jorge no le agradaba la idea de verse de nuevo como un desastre luego de una relación nada buena, él mismo se detestaba por estar y sentirse de esa manera. Aunque no había pensado en que esa relación con Silvia, o lo que sea que tuviese con esa bella mujer, podría acabar de esa manera, simplemente no quería que eso pasara, si llegara a funcionar, sería la excepción entre sus varios noviazgos que terminaban hundidos en el fracaso.

—¿Y bien? Estoy esperando una respuesta. — dijo cruzada de brazos.

— No creo que eso vaya a pasar, o por lo menos ninguno de los dos dará razones para que terminemos de tal forma, si es que se puede terminar algo que ni siquiera es formal.

Se subieron a la camioneta y Jorge condujo hasta la casa de Regina, ambos en silencio, aunque él no podía quitarse de la cabeza la corta charla con la chica. Estaba seguro que quería una relación seria con Silvia pero le aterraba la idea de verse separado de ella, no imaginaba la vida después de Silvia Navarro.  

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2018 ⏰

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