All I want is nothing more, To hear you knocking at my door... - así dice la canción que escucho mientras vuelvo a casa. Esta canción me recuerda cada momento, cada minuto, cada segundo que pasé junto a Alec.
Sin duda los mejores momentos los pasé junto a él.
Cuando conocí a Alec lo veía como a alguien más en el planeta, pero cuando me fui de vacaciones a un pueblo con mis tíos, al volver a la ciudad, Alec era distinto o tal vez yo lo veía distinto.
Aun no lograba entender cómo es que él con cada cosa que decía, cada paso que daba, podía robarse toda mi atención.
Gracias a Dios, él va un semestre más que yo en la preparatoria, de haber estado en el mismo grupo sería una chica con malas notas por prestarle demasiada atención.
Los lunes y miércoles ambos tenemos horas libres a 4ta los lunes y a 5ta los miércoles.
Esas horas yo aprovecho para salir a comprar un bocadillo a la cafetería y de paso ver si me lo topo por alguno de los pasillos, él siempre suele estar con sus amigos jugueteando un poco, a veces tengo suerte, lo encuentro solo y así podemos platicar un buen rato.
Un miércoles en diciembre, ya casi los últimos días para salir de vacaciones, en quinta hora quise ir a la cafetería por un café para calentarme un poco. El invierno en este año estaba muy fuerte que la mayoría de los chicos de la preparatoria faltaban a clases muy seguido.
Le pedí a mi amiga Cecilia que me acompañara por el café.
Después de bajar cuatro pisos y caminar unos 20 metros, llegamos a la cafetería. Ordenamos un café para cada quien, y después de tres minutos ya estaban listos.
Salimos de la cafetería y entablamos una conversación.
- ¿Qué harás en navidad? – preguntó mientras probaba su café.
-Creo que mi madre hará una cena donde estarán mis tíos que llegarán en 6 días, se quedarán un par de días y volverán para celebrar año nuevo con las hermanas de mi tío.
- ¿Y tú qué harás? – respondí y tomé un sorbo de mi café que prácticamente ya estaba más frio que el agua de mi refrigerador.
-Mi padre quiere que vayamos a casa de sus padres, pero realmente creo que pasaremos la navidad en casa de los padres de mi mamá. Mamá insiste que sea con sus padres. – dijo y continuamos caminando.
Ya nos encontrábamos entre los dos edificios principales, el día lucía tan frio como se sentía.
Algo que me gusta mucho del invierno es que siempre los días son nublados, en ocasiones hay ligeras lloviznas y en otras ocasiones hay fuertes lluvias y truenos que espantan a casi todo el alumnado.
En fin, en los días de invierno la prepa luce como si solamente yo estuviera ahí.
Estando a punto de subir las escaleras del edificio izquierdo, de pronto del pasillo que está a un lado de las escaleras, Alec y Abraham salen y nos saludan a Cecilia y a mí.
-Cecilia, Nía, ¿Cómo están? – preguntó Alec con una sonrisa, sin esperar una respuesta me hizo una seña y fuimos al patio central de la preparatoria que estaba a cuatro metros de nosotros. Nos sentamos en una de las bancas que estaban ahí.
Cecilia se quedó platicando con Abraham y al parecer ambos se agradaban.
-Parece que nuestros amigos intentan llegar a algo... - dijo Alec y yo sólo asentí.
De pronto me sentía nerviosa por estar tan cerca de Alec, él nunca había estado tan cerca de mí, cuando hablábamos él estaba a más de un metro de mí, a menos que fuera para saludarme con un beso en la mejilla. Y eso era suficiente para que yo fantaseara y me sintiera tan bien.