Lucy se despertó gracias al molesto sonido de su despertador.
Lo apagó y se dio cuenta de que Harry no estaba a su lado. Se levantó de la cama y se dio una ducha, se vistió con una polera rayada, su tradicional chaqueta de cuero, botines que combinaban y unos jeans. Bajó esperando a Harry preparándole el desayuno pero tampoco se encontraba en la cocina.
Tomó un sorbo de jugo de naranja ya que iba atrasada, subió a su auto y llego a la escuela.
Cero rastro de Harry en todo el día.
Hoy cumplían un mes, ¿Dónde se encontraría? No la había llamado ni mandado un mensaje, nada, absolutamente nada.
Llegó a la casa y se dirigió a la cocina a buscar algo para comer. Se dio cuenta de una nota pegada en el refrigerador.
''Espero que no te haya molestado no estar contigo esta mañana, ni haberte hablado durante el día, pero quiero hacer esto especial.
Paso por ti a las siete, espero un hermoso vestido elegante en ti.
Feliz mes hermosa mía.
Te quiere, Harry.''
«Espero un hermoso vestido elegante…» ¡Y tan sólo tenía dos horas para arreglarse!
Corrió a su habitación a tomar una corta ducha que se llevara el sudor de la última clase de gimnasia y buscó en su placard algún vestido.
O muy elegante o muy simple, no podía encontrar ningún punto medio hasta que vio el vestido perfecto.
Negro, unos centímetros más arriba de la rodilla, simple y elegante. Acompañó este con un collar de plata y unas botas cortas de taco**, se arregló el cabello sujetado por un lado y suelto al otro, se maquilló simple y tomó un bolso. Miró la hora y eran las seis con cincuenta.
Leyó la pequeña nota una y otra vez. Su caligrafía era perfecta y el “hermosa mía” le había encantado.
Estaba apoyada en el mueble de la cocina cuando sintió unas manos abrazarla por la cintura. Reconocería esas manos en cualquier parte.
— Hola preciosa — Ese alguien susurró en su oreja.
— Harry — Se dio vuelta y le dio un corto beso en sus labios.
— Estás hermosa — Le tomo la mano y le dio una vuelta.
— ¿No crees que es mucho? — Lucy sintió sus mejillas arder, abrazó a Harry y se escondió en su cuello.
— Estás perfecta — Le levantó la cara — Me encanta cuando te sonrojas.
— Hey, no seas malo — Rió — ¿Dónde iremos?
— Ya verás — Tomó su mano y salieron de la casa.
Lucy observó a Harry. Llevaba unos pantalones de tela algo ajustados, camisa, corbata y una chaqueta encima. Le sorprendió un poco no ver sus botas militares, estas estaban remplazadas por unos zapatos negros que combinaban con su traje. Se veía simplemente perfecto.
Llegaron al restaurant y a Lucy se le formó una ‘o’ en sus labios, el decorado del restaurant la sorprendió, se notaba que era elegante y debía ser bastante caro. Miró a las personas y estaban vestidas igual que ella, o incluso mucho más producidas, aunque ellas ya eran personas de mayor edad.
Harry sacó a Lucy de su trance y le tomó la mano, siguiendo a un mozo que los conducía a la mesa que Harry había reservado. Un segundo piso, había solo dos parejas cenando y era bastante privado, tenía una hermosa vista por un gigantesco ventanal de cristal al London Tower.
Harry corrió la silla para que Lucy se sentara y luego el tomo asiento al frente de ella.
— Harry, wow, no sé qué decir, esto es hermoso, y sólo cumplimos un mes — Lucy rió.
— Lo sé, quería hacerlo especial, tú eres especial — Harry tomó su mano y masajeó sus dedos delicadamente
— ¿A cuántas novias les has dicho eso antes? — Bromeó.
— Hey celosa, a ninguna — Rió — ¿Y qué vas a pedir?
— Uhm. ¿Spaghetti?
La velada no podía ser más perfecta. Ambos, cenando, con una maravillosa vista, hablando, riéndose, conociéndose.
Hasta que llegó el tema de conversación que ninguno de los dos había pensado.
— Harry, mis padres llegan en un mes más. ¿Qué les vamos a decir? — Preguntó Lucy.