Capítulo 1.

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En una ciudad de Inglaterra, una mañana calurosa de verano.

Treinta de Junio, a las nueve y media de la mañana en Londres, Inglaterra.

—Blanca, despierta.

— Mhmmmm… 5 minutos más por favor.

— Ya, claro, eso me has dicho hace un rato. La madre de Blanca, Karen, camina por la habitación, torpemente ya que la habitación estaba completamente a oscuras, mientras se va tropezando con telas que parecen ser prendas de ropa por el suelo, hasta llegar a la ventana y alzar la persiana. Después de esa acción abre las cortinas de par en par.

— ¡Mamá, que me dejas ciega!  dice Blanca, mientras se tapa los ojos en un intento desesperado de aislarse de la luz.

—¿Es que quieres perderte el avión? Blanca da un salto de su cama al escuchar eso. ¡Qué tonta! No se acordaba de que hoy iba por primera vez a España. Le gustaría poder hacer turismo en ese país que tanto le gusta, pero va al campamento, que también está muy bien. Ya irá otra vez a España para ver monumentos y calles importantes.

—Voy a hacerte el desayuno, tú mientras dúchate y haz lo que tengas que hacer para estar lista, nos vamos en cuanto estemos preparadas las dos, así que no tardes.

Blanca se mete en la ducha, y después de salir con una toalla enrollada a su pelo y otra a su cuerpo, se dirige al armario. Tiene la maleta hecha, pero se cogerá más ropa para ir más cómoda en el avión. De Londres a España no hay muchas horas de vuelo, pero prefiere ir cómoda. Blanca coge una camiseta de All time low, uno de sus muchos grupos favoritos, unos leggins negros, y unas converse negras. Busca su muñequera de Batman, no va a ningún lado sin ella, ya que se la regaló su mejor amigo –por no decir hermano- Michael. Va al baño de nuevo, seca y peina su cabello rubio, dejándolo suelto con sus ondas naturales. Después se echa un poco de maquillaje para las ojeras, ayer estaba tan nerviosa que se durmió muy tarde, porque no podía parar de pensar en cómo será ese campamento. Riza sus pestañas y les echa máscara, y con un delineador negro repasa sus ojos. Se coloca un gorro gris en la cabeza, a Blanca le da igual que sea verano, se pone un gorro casi siempre, le parece cómodo. Se mira un par de veces en el espejo acomodándose el pelo mejor, y cuando decide que está lista, baja a desayunar. Su madre la espera ya lista, con el desayuno puesto en la mesa. Tostadas de mantequilla con mermelada de fresa, y un zumo de naranja, con mucho azúcar, ella no soporta lo agrio que está, por eso le echa siempre azúcar. Cuando acaba de desayunar lleva su plato al fregadero, y camina hasta el baño para lavarse los dientes.

—Mamá, estoy lista.

—Pues vámonos. Responde su madre con una sonrisa. La va a echar de menos en estos días, su hija le hace una gran compañía, y ella ha conseguido lo que muchas madres no pueden conseguir, la confianza de su hija como madre y como amiga. Ella le cuenta todo lo que ocurre en su vida, o casi todo. Está orgullosa de su trabajo como madre, seguro que su hija llega muy lejos. Es muy lista y, además, guapísima. Se meten en el coche, y se dirigen hacia el aeropuerto. Cuando llegan al aeropuerto son las diez y media y su vuelo sale a las once. Llegarán a España a las una de la tarde o por ahí. Estarán en el campamento a las ocho de la tarde.

Blanca y su madre ya están dentro del avión, que está por despegar, están nerviosas, y Blanca tiene cierto pánico por lo que pueda pasar. Piensa en qué puede encontrarse en el campamento. Iban chicos de otro país, ¿habrá chicos guapos? ¿Qué pasa si le gusta alguno? ¿Podría tener algún ligue? ¿O quizás serían todos feos? ¿Y si nadie le caía bien? De la gente con la que iba Blanca, sólo se juntaba con Michael, y una chica llamada Diana, con la que se sentaba en clase.

Diana es muy maja, tiene los ojos azules y muy grandes, es pelirroja y se podría decir que si no fuera porque habla conmigo no tendría amigos. Aunque yo estoy segura de que a la mayoría de los chicos de su clase les atrae Diana, es guapísima. Blanca nunca se ha planteado si le gusta a alguien. Ella no se ve fea, tampoco la más guapa, ella se ve normal. No es de las que se lamentan por su físico, realmente, a ella le da igual lo que piensen los demás. Blanca sólo se dedica a vivir la vida, que para eso es suya, y puede hacer lo que quiera sin que influyan las críticas de los demás que viven en la cárcel que es la sociedad, esperando a ser aceptados por los populares.

Summer CampDonde viven las historias. Descúbrelo ahora