Capítulo 5

8 1 0
                                    


Costa de Onix, reino de Shirogane

El general Karrlowich observaba el horizonte del mar, sabía que el imperio atacaría en cualquier momento, el hombre se encontraba escribiendo una carta de disculpa a su hijo; miro nuevamente el horizonte y sonrió levemente ya que no había sido fácil ser padre soltero ya que su mujer murió en el parto, siempre iba a orar por el alma de su esposa y le pedía ayuda desde el más allá. Las primeras gotas de lluvia cayeron al mediodía y el hombre corrió a encontrar refugio dentro de la gaceta del guardia del puerto allí continuo la escritura.

Costa de Morquio, Shirogane

El joven noble ayudaba en construir gacetas para las arqueras mientras preparaba y ubicaba el resto del ejército, Yuri hablaba animadamente con Nozomi ya que ella se conocieron en el templo desde pequeñas; Más apartada estaba Shigure que observaba a su amo en silencio y se veía muy sonrojada, cosa que notaron las sacerdotisas que se acercaban a ella

-Shigure, ¿Estas sonrojada?- pregunto Nozomi con su noto alegre, la dragona inmediatamente negó con la cabeza

-¡Si, lo estas!- dijo la castaña que miro hacia el lado que miraba la pelinegro y noto que se encontraba su amigo, su sonrisa despareció de su rosto

-¡No lo estoy!- dijo la chica mientras se ponía más roja esto hizo que la sacerdotisa superiora riera, en cambio Yuri se pone más seria

-¡Como sea!- contesto la castaña mientras se alejaba molesta dejando a las dos muchachas sorprendidas.

Cuando atardeció, Augustus decido descansar unas horas en el castillo. Yuri practicaba con las chicas del templo mientras que Shigure contemplaba el atardecer en el océano, no pudo evitar caer en sus pensamientos nuevamente; creía que los dragones no se podían enamorar de los humanos pero parecía que estaba equivocada, sinceramente sentía algo por su joven amo pero también sabía que su amiga Yuri también sentía algo por él; lentamente entre cerro sus ojos y se quedó dormida.

Cuando terminaron la práctica de arquería, Yuri se fue a caminar por la playa mientras algunas lágrimas caían por sus mejillas, ella ¿Esta celosa de su amiga?, no lo entendía pero lo que sabía es que ambas estaban enamoradas del mismo chico y ambas estarían dispuestas a morir por él, siguió caminando hasta llegar a la playa de los mariscos, observo el mar De los Drogones que estaba agitado por la tormenta la que parecía que iba hacer la última de verano ya que el invierno se acercaba. La chica suspiro profundamente y miro a las aves marinas que volaban en forma de be corta y se dejó caer sobre la arena, en cualquier momento los bastardos de Northland invadirían su hermoso hogar pero ella no se lo permitiría.

Casa del noble de Shell, Northland

Odd ceno con su madre y hermanos, luego de eso fue a lustrar su espada para la guerra, mejor dicho la espada de su padre que había caído en batalla en el este del continente por la culpa del emperador, irónicamente el joven había cometido el mismo error que su padre en seguir a un emperador enfermo de poder y él lo sabía, pero no había marcha atrás no quería ser ejecutado ya que le traería deshonra al nombre de su familia que ya estaba destrozada por la pérdida de su padre; el adolecente miro en silencio su armadura y su escudo que tenía el escudo familiar, estaba dispuesto hacer famoso ese escudo por toda Gensekyo pero sabía que no sería fácil.

El rubio recordó una de las historias que siempre contaba su abuelo paterno sobre las leyendas de los continentes, la más famosa era la de los seis Símbolos de la vida que se encontraban distribuidos por los seis reinos del continente, él pensaba que eran viejas historias pero al parecer se equivocaba; se acostó en su cama mullida mientras recordaba los momentos vividos con su padre y la promesa de proteger a su madre si algo le pasaba al hombre de familia.

Playa de los mariscos, Sheffield

La sacerdotisa se despertó torpemente, cuando vio que ya había anochecido emprendió el camino de vuelta a Morquio, seguramente le habrán guardado algo de la cena, pensó mientras caminaba. La luz de las fogatas la guiaron hasta el campamento base, la joven se molesto porque le habían dejado pocas sobras de pescado

-¡Eso te pasa por irte!- dijo Shigure, esto hizo que la castaña la mire de mala manera

-¡Tu ni me hables!- dijo está molesta mientras que Nozomi y Augustus giraban los ojos porque estas dos iban a discutir nuevamente.


Leyendas de Gensekyo: Los seis símbolos de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora