Corazones enredados

98 9 3
                                    


No recuerdo una sola vez en la que haya despertado tan cálido. Las piernas de Zara están sobre las mías, sus brazos alrededor de mi torso firmemente. Kyler usa la espalda de la rubia para dormir. 

Cualquiera que nos viera pensaría que somos un trío perfecto. Si tan sólo supieran lo lejos que están de la realidad. 

No sé qué hora es pero parece ser temprano por la suave luz solar que entra por las cortinas doradas. Me siento descansado. Seguro aún es de mañana. 

Me muevo con cuidado para no despertarlos,  se ven exhaustos, y no es para menos considerando todo lo que pasó ayer. No pienses en eso, no pienses en eso. 

Me separo de la piel pegajosa de Zara repitiendo mi mantra. Busco con los ojos mi ropa pero recuerdo que ayer la deje en el baño, así que ahí es a donde voy. De todas formas mis necesidades básicas me lo exigen. 

Cuando termino de verme medianamente presentable, salgo y me detengo un momento a admirar la vista frente a mí. Por alguna razón es algo entrañable. Zara y Kyler encajan como dos piezas de rompecabezas. Ambos rubios, ambos atractivos. Y aunque me duela, ambos perfectos para el otro. Kyler entiende la manera en la que se mueve todo por aquí y eso es lo que necesita Zara. Un hombre que la proteja, la cuide y la sepa complacer. No uno que a veces planee matarla.

Suelto un suspiro. Sí, quizás tardaré en acostumbrarme a todo esto.

Saliendo de mi ensoñación comienzo a caminar hacia la entrada pero una dulce voz me detiene. 

— Espera — susurra Zara desde la cama

La miro mientras se separa a si misma de ricitos, lamentablemente Kyler está demasiado apretado contra ella así que con un sólo movimiento comienza a abrir los párpados. Ambos se tallan los ojos y de pronto me siento como un intruso. Ella lo mira y le da una sonrisa conocedora, algo que no entiendo muy bien pero él parece que sí porque se la devuelve, pero eso no es lo peor. La parte fea es cuando se inclina y le planta un beso suave en la frente. Es un gesto inocente en comparación con la noche anterior pero eso no evita que un nudo de amargura se forme en mi estómago. 

Zara se separa con una sonrisa feliz y se levanta completamente desnuda, lamentablemente no deja que admiremos mucho su cuerpo ya que se pone una bata negra que nunca había visto. Es la jodida tentación encarnada en mujer. 

— No puedes irte aún — me dice cuando se acerca —. La tradición dice que debo ser vista contigo hoy, al menos al inicio del día. Espera un momento aquí y me pondré algo decente, bajaremos a desayunar. Kyler se encontrará con nosotros ahí

No me deja contestar pero no creo que realmente tenga una respuesta. Fue más una orden que una petición así que no tengo mucho que decir. La veo desaparecer en el baño y miro a Kyler mientras se viste con la misma ropa que ayer. 

Pasa a mi lado y me da un pequeña palmadita en el hombro. Parece completamente repuesto.

— Lo hiciste bien — reconoce antes de salir por las cortinas de tela 

Me quedo en mi lugar sonriendo como un tonto. Por alguna extraña razón me hace feliz el reconocimiento de Kyler, es como debe sentirse un niño cuando su padre lo felicita. Aunque no creo que ver a tu padre follar con otra mujer sea algo muy común. Sí, quizás fue una mala analogía. 

Luego de un rato comienzo a desesperarme, Zara continua en el baño haciendo quién sabe qué y mi estómago duele por el hambre. Ahora que lo recuerdo, ayer sólo pude alimentarme con el desayuno de Brenda. Sobo mi estómago con la esperanza de calmar el ardor pero continúa, hago una mueca cuando se escuchan ruidos procedentes de mi cuerpo pero me olvido de todo cuando el sonido de pasos se acerca por la escalera. 

El amante de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora