Apartamento 1009. Marzo 3, 2014. (Ellamiller97)

5 3 0
                                    

- Después de un duro día de trabajo, por fin, llegué a casa. Me moría por entrar en mi apartamento, disfrutar de una ducha relajante y leer mi novela favorita mientras me tomaba una copita. Por fin, podía disfrutar de estos pequeños placeres de la vida. Antes, cuando estaba casada, me pasaba la vida trabajando y haciendo las tareas del hogar. No tenía tiempo para mí, no podía cuidarme, no me estaba permitido tener hobbies ni expresar mis opiniones y mis sentimientos. El día en el que perdí mi bebé por su culpa, decidí decir basta. No iba a permitir que siguiera haciéndome daño. No pensaba seguir sufriendo sus humillaciones y sus golpes ni un día más.

Llevaba varios meses sin saber nada de él. Al principio, me llamaba y me mandaba mensajes. Quería pedirme perdón. ¿En serio? ¿Acaso pensaba que de verdad le iba a perdonar? Ignoré todas sus llamadas e incluso fui a ponerle una orden de alejamiento y durante un tiempo pude vivir tranquila. No obstante, no sabía que iba a volver a atormentarme.

Ese día, después de haberme tomado mi anhelado relajante baño, me preparé una deliciosa bebida, cogí mi novela favorita y me puse a leerla. De repente, empezó a sonar el timbre de la puerta de mi casa repetidas veces. Fastidiada, me levanté de mi confortable sofá y me dispuse a abrir la puerta. Y ahí estaba él, aquel despreciable que hizo de mi vida un infierno. Llevaba ropa sucia, los ojos los tenía rojos, parecía borracho o incluso drogado. Su aspecto era terrorífico, sentí mucho miedo de que me hiciera algo, sin embargo, decidí ocultar mi terror y enfrentarme a él.

- ¿Qué quieres? – Le pregunté mirándole con odio.

- A ti.

- ¡Vaya! Pues da la casualidad de que de ti no quiero absolutamente nada. Vete de mi casa o sino llamo a la policía. Sabes perfectamente que no puedes acercarte a mí.

- La dulce gatita sacó sus garras. Pues, va ser que no. No me iré de aquí y no llamarás a la policía porque te mataré. – Me amenazó.

Empezó a agredirme y darme palizas como hacía antes. Al cabo de un rato, empecé a oír voces hablando, más bien gritando. De repente, todo comenzó a oscurecer.

Al despertarme, me di cuenta de que estaba en un hospital. Había un enfermero que me estaba cuidando. Fue muy amable conmigo, me ayudó muchísimo tanto dentro como fuera del hospital. Comenzamos a conocernos, luego empezamos a salir juntos y ahora estamos felizmente casados y tenemos una preciosa hija llamada Julianne.

- Y esta es mi historia, guerreras. Gracias por escucharme y aceptarme en vuestra asociación. Me gustaría formar parte de ella y ayudar a otras mujeres a salir del abismo en el que se encuentran.

- Bienvenida, Megan. Estamos muy felices de que formes parte de nuestro grupo.

Estoy muy feliz de unirme a ellas. Todas son mujeres fuertes que supieron avanzar y superar las dificultades. Deberían sentirse orgullosas de ellas mismas y de sus logros. Tenemos derechos a ser dichosas y ser amadas.

Apartamentos ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora