Encuentro con su majestad

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LLAMAS DE LIBERTAD

Capítulo 1:

El sol ya caía cuando llegaron a la ciudad. El cielo tenía un color rojizo, las puertas de la muralla se cerraban a su paso. Diez guardias vigilaban una pequeña muralla que tenía una puerta tan fina y baja que tuvieron que desmontar de los caballos y entrar de uno en uno. Las tiendas de la ciudad se iban cerrando y había mucho ajetreo de gente que volvían a sus casas. Se metieron en unas callejuelas y todavía tuvieron que atravesar dos defensas más para llegar al palacio del rey Carson X. Su majestad les recibió con una calurosa bienvenida, les invitó a cenar y agradecieron esa cena más que nada tras el largo viaje. Cenaron patas de pollo, puerros con patatas y copas de vino.

Al amanecer Erik se levantó antes de que el gallo cantara. Se pegó una ducha fría que le despertó completamente. Su compañero Celeste aun no se había levantado. Le rozó el hombro derecho, porque el izquierdo lo tenía malherido por una flecha cuando les asaltaron en un valle. Se equipó con su arco y carcaj lleno de flechas, su espada, su coraza y su escudo. También con una pequeña daga que le regaló su padre, Celeste todavía se revolvía en la cama, así que le quitó las sábanas, llenó un cubo de agua fría y se lo tiró a la cara. Se despertó de golpe y los dos se echaron a reír. Cuando cesó la risa, le dijo que se diera prisa porque les esperaba el rey, pero antes de acabar de decir esta frase Celeste le pregunto:

-Erik ¿Echas de menos a tus hermanos?- aquella pregunta no se la esperaba.

-Sí que les echo de menos, respondió el muchacho.

Unos minutos más tarde se dirigían al castillo del rey. Cuando se encontraron delante de las puertas, unos guardias les salieron al encuentro, se miraron durante unos segundos y el que parecía el jefe se dispuso a hablar:

-Buenos días parece que habéis madrugado- dijo- su majestad os está esperando-.

Y sin más que hablar se abrieron las puertas. En la estancia había diez pilares que sujetaban un techo alto con unas personas dibujadas de rostro sereno: los antiguos reyes. También al fondo había una gran mesa redonda con doce tronos alrededor.

El rey se encontraba en el asiento del medio con sus dos generales al frente. Su majestad  Carson X les invito a sentarse a lado suya. Todavía estaba la luna cuando se fueron a desayunar.

Desayunaron un pan con leche y un huevo, después bajaron a las caballerizas para visitar a sus caballos y dar un paseo por la ciudad. Había más guardia que la pasada noche así que no pudieron ir a la muralla exterior. Los soldados vestían con una cota de malla pavonada, un casco de metal, lanza, escudo y espada.

Al llegar a la muralla inferior vieron que un oficial sacaba una espada para luchar contra un soldado por no haberle dado su caballo (que en ese momento costaban mucho). Erik llegó a tiempo y se dispuso a disparar contra el oficial, éste al darse cuenta se quedó tieso y bajó el arma. Erik gritó:

-Aléjate de aquí- e hizo un ademán de disparar- o disparo-.

El guardia, como el oficial, todavía no había salido de su asombro. En la segunda vez, Erik disparó a escasos centímetros de la cabeza del oficial y en cuestión de segundos tenía preparada la segunda flecha. Con el primer disparo, el oficial al ver tantos curiosos que se habían formado se asustó y dando media vuelta se fue. El guardia todavía tardo unos segundos en salir de su asombro. Cuando por fin reaccionó lo primero que hizo fue ir a coger la flecha que Erik había disparado y cuando llego dijo:

-Muchas gracias- y siguió- me llamo Gushet-.

Y Erik respondió:

-Yo me llamo Erik y mi compañero Celeste-.

-Buenos días- saludo este último.

El guardia les quiso mostrar la ciudad y los dos compañeros asintieron.

Al día siguiente salieron a pasear con Gushet hasta las puertas del castillo allí como el soldado tenía que hacer guardia en la segunda muralla les presentó a su hijo para que les hiciera de guía.

-Chicos os presento a mi hijo, se llama Gorku- dijo el guardia.

-Hola -dijo este.

Después de comer bajaron a las caballerizas porque allí habían quedado con el hijo del guardia. Esta vez Gorku no les enseñó la fortaleza, ni las murallas, sino que les mostró los puntos débiles y fuertes del castillo dibujados por el mismo. Les dijo que los puntos débiles de la fortaleza eran que el lado Oeste de las murallas había un terreno más alto que los muros y que de ahí se podían lanzar con las catapultas piedras gigantes y con las torres de asalto asediar el castillo y tener con facilidad media fortaleza y otro que al norte de la fortaleza había un muro de menos grosor que el resto de la muralla. Los puntos fuertes de esa ciudad era que las torres si venían el enemigo los podían ver a kilómetros de distancia y así preparar la defensa y otro era que las murallas eran muy altas. Cuando terminaron de dibujar esto, la luna empezaba a asomar. Así acabo el primer día. El segundo día le enviaron una nota a Gorku que no podían ir porque el rey les llamaba. Al llegar al palacio real vieron que había más guardias de lo normal, el capitán que les recibió el otro día tenía una mirada de temor y una sonrisa tensa. Les invito a entrar como de costumbre. La estancia estaba más oscura y en el centro había un hombre con el rey que no lo había visto antes.

-Buenas –dijo- me llamo Mostén y vengo para arrestar a un par de fugitivos que se escaparon de el reino de mi rey, Destructor el Sangriento, y que están aquí-dijo señalando a los dos amigos.

-Estos dos hombres están bajo mi protección mientras estén en mi reino tienen mi seguridad- tercio el rey- así que ya se puede ir-.

-¡Esto será la guerra!- bramo el mensajero- todavía os dejo una oportunidad más -continuo mucho mas paciente- dentro de dos días volveré y espero una respuesta más clara-.

Y diciendo esto y sin dejar que le respondieran se marchó a paso ligero. El rey dijo algo a un soldado y este indicó a los dos amigos que le siguieran, les mostró un alojamiento cerca de las caballerizas y allí pasaron el resto del día. Como no tenían nada que hacer se acostaron pronto.


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