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El movimiento sobre la cama de Kar fue lo que me despertó.

Abrí levemente los ojos mirandola, quien estaba sentada a la orilla de la cama sosteniendo su vientre.

- ¿T-Todo bien? ¿Necesitas algo?

Kar me miró de reojo negando a la par de mi pregunta, pasando uno de sus mechones alborotados por detrás de su oreja.

- Está inquieto, sólo eso.

Tallé uno de mis ojos mirando al reloj de pared que se encontraba enfrente de nosotros.

Apenas marcaba las 7:00 a.m., demasiado temprano para mi, aún así tuve que levantarme.

Pasé mi mano sobre mi rostro y puse en marcha hacia la puerta, asomandome a ver que pasaba afuera.

Todo se escuchaba totalmente silencioso; hasta que una puerta del principio del pasillo se abrió, era la de Zeen quien lucia cansado.

Como todo buen hombre sólo traía puesto la ropa interior y una camiseta blanca.

Me miró alzando su mano como saludo, y acercarse hacia donde estaba.

- Los demás siguen aquí...- Murmuró de forma baja pasando su mano por el alborotado cabello.

- Creí que se habían ido anoche.

Este negó con la cabeza a mi respuesta, mientras otra puerta se abría dejando el paso a Dan.

- No sabía que tenías perros Zeen.

A esas palabras Zeen y yo nos miramos confundidos.

- Dan, Zeen no tiene perros.- Contesté extrañado, a lo que la cara de Dan cambió a una confundida.

- Entonces...- Dijo Dan volteando a la habitación a lo que echamos a correr a mirar por la ventana.

Efectivamente había perros afuera, eran perros horribles, eran una mezcla muy rara de Soul y Smile, eran igual de enormes que Soul, pero tenían en definitiva una forma enferma de perro.

Zeen golpeó mi brazo con mi codo con prisa, señalando a la ventana con el dedo.

Alguien los manejaba, estaba encapuchada, podía notarlo por la esbelta figura y el cabello claro.

Mi mirada se dedicó a centrarse en la persona, y entonces su mirada se fijó en mi.

Era Greace, una Greace más alta y mejor cuidada que cuando éramos adolescentes.

Abrí los ojos como platos a mientras los tic's en el cuello se descontrolaban.

- ¡Allen! Demonios, ¿Qué pasa? No es momento de tus tic's.- Dijo Dan echándose a correr a despertar a los demás.

Zeen me jaló con el llevandome a golpes a la habitación de Karnell encerrandome ahí.

Kar volvió su mirada a mi con una expresión confusa ante el escándalo en el que habíamos entrado.

-¿Allen? ¿Qué pasa?.

Zeen puso su dedo sobre sus labios en señal de silencio, Kar se acercó tomando mis mejillas acercándome a ella.

- Cariño, mirame, ¿Qué pasa? ¿Es algo malo?

Me concentré en mirar sus ojos a lo que asentí lentamente. Miré su vientre de reojo: tenía a dos personas que cuidar.

- Es una larga h-historia, por favor, q-quiero que te quedes aquí, Esme te va a cuidar, t-también Winnie.

La puerta se abrió mirando a Dan, Deb, Zack, Q, Aris, Harriet, Warren y a Seth.

- Tenemos un trabajo que hacer señores. - Exclamó Q ajustándose la máscara.

Asentí a su exclamación mientras Esme y Win entraban entre los chicos.

- Tu ve a arreglar eso, nosotros los cuidamos. -Habló Win, mientras me separaba a empujones de Kar.

- Te lo explicaré, l-lo prometo. - Mencioné mientras ella asentía tranquilamente.

Cerramos la puerta atrancandola sin más. Empezamos a caminar a la salida cada uno con sus intrumentos y habilidades.

Dan, Deb y Zack sacaban sus cuchillos y colocaban su máscaras en su lugar, Harriet y Warren se convertían a su forma enorme y sacaban los tentáculos, Q y Aris chocaban los puños mientras cada uno ponía su máscara y sostenían una de sus tantas armas de tortura mientras que Seth deshacía su forma ilusión.

Zeen sacó la máscara de cuervo y yo sujetaba la hachas con el bozal ya puesto al igual que los goggles.

Salimos encontrandonos con toda una manada de perros raros.

- Me las pagará la estúpida...

El Hijo de Ticci Toby. -『 Reencuentro. 』© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora