Capitulo dos. Prepárate, están apunto de violarnos.

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CAPITULO 2: "PREPARATE, ESTAN APUNTO DE VIOLARNOS."

Mentiría si jurara recordar algo más de aquella semana. Cuando las cosas surgen con normalidad, suelen no tener importancia para mí. de acuerdo, tan normales como la ocasión lo amerite. El martes no volví a saber de ojos grises. El instituto, un par de chavales me gritaron insultos en clase. En casa, mama cocino espagueti, y en mi habitación había una gotera, justo en la cama, del lado donde dormía. Maldita gotera.

Miércoles, segundo día sin ver a ojos grises. En clase de ciencias, un chico causo que rompiese un matraz, el profesor Blugth nos mandó a detención a ambos por dos semanas. El chico fue Angus. Maldito Angus. En casa, había tacos para cenar, por fin algo bueno en este día de mierda. En mi habitación pegue una bola de plastilina –que uno de mis hermanos utilizo para hacerme una broma, haciéndome creer que era crema de avellanas. Eso fue cruel.- en la superficie en la que se encontraba la gotera. Vuala. Gotera 1, Keaton 1.

Jueves, Día tres sin ver a ojos grises. Me negaba a creer que tenía una ligera obsesión con este chico. Se trataba de mera precaución. Steve llevo su motocicleta honda de los noventas, obsequio de su abuelo por su cumpleaños. Choco contra la vidriera del 'Wizard Market' y fue a impactar con la pila de latas de soda, causando estragos en los clientes, los productos y la pintura de los muros. Quizá algún día deje que monte en ella. En el colegio entre tanto escribía en uno de los muros del sanitario "la cámara de los secretos ha sido abierta..." un par de abusones me hizo creer que sería abusado sexualmente... y así fue.

- Venga, inadaptado. Saca ese culo de ahí dentro. Necesitamos los sanitarios.- escuche que exigía Orson a través de la puerta, con voz rasposa. Subí mis pantalones apresuradamente, sin preocuparme por la bragueta. Dio un golpe en la puerta del cubículo en el que me hallaba, di un respingo.

- De prisa.- escuche que susurraba apremiante la voz de Angus, quien probablemente se encontraba vigilando. Comencé a respirar erráticamente. Tenía que pasar desapercibido, fuera como fuese. Abrí la puerta de cubículo ye inmediatamente me dispuse a salir con la mirada baja, y procurando a toda costa mirar les a la cara, hacer algún ruido o un movimiento precipitado. Comencé a sudar como un porcino cuando ve venir su muerte. Me hallaba a solo cinco pasos de la única salida, la cual se encontraba resguardada.

- -Hey, Orson. Dejémoslo. Este me gusta.- dijo Angus, bloqueándome el paso. Me quede paralizado. Carajo, no podía soportar que metieran mi cabeza en el excusado de nueva cuenta.

-Mierda, Angus. No de nuevo.- respondió Orson con voz cansina.- deja que se largue y ven aquí.- concluyo. Sentí mis ojos arder y una arqueada en el estómago. Tendría que soportar una vez más.

- -dijiste que estaría bien si decidía hoy.- replico Angus. Comenzaba a acercarse lentamente a mí, y mi cuerpo respondió hiperventilando. No soportaba que invadiesen mi espacio personal.- lo prometiste.- concluyo el mastodonte en tono de reproche. Orson suspiro y asintió con resignación.- de acuerdo, solo coloca el pestillo. Angus sonrió con complacencia, coloco el pestillo. Acto seguido me atrapo fuertemente entre sus brazos. Era todo. Estaba perdido. Mi corazón aporreaba contra mi caja torácica, y solo pude respirar un poco más erráticamente. Mi garganta se sentía seca y mis nervios estaban tan tensos como una cuerda. Orson deslizo su sudadera del equipo de baseball del instituto, arrojándola lejos de él. Apuesto que evitaría las manchas de mi sangre en ella. Sentí el torso de Angus entrar en contacto con mi tensa espalda, y sus brazos colocarse a mis costados, delicadamente. Lo último que pude observar antes de cerrar los ojos ante la anticipación de una golpiza, fue el rostro de Orson, mordiendo su labio inferior con picardía, avanzando en mi dirección.

Ojos GrisesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora