8. Anticipación

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Era exquisito sentir nuevamente su aroma limpio emanando de su cuerpo.

Besé su cuello inspirando profundamente al mismo tiempo que Bella se estremecía levemente.

No debí hacerlo, era demasiado tentador para mí.

El olor de su sangre y las reacciones de su cuerpo.

Un tormento peor que el otro, igual de fuertes, igual de poderosos.

Me sentía embriagado por ese bombardeo de sensaciones reprimidas. ¿Hasta cuándo podría aguantar?

Esperaba que el suficiente.

Pero era mejor no tentar a la suerte ni a mí tan escaso autocontrol y de esa forma logré dejar atrás ese horrendo día. Llego la noche y luego un nuevo día.

El tiempo seguía su marcha, inclemente, imparable, avasallador. Sin dar tregua otra semana comenzaba, una menos en la cuenta regresiva.

Carlisle comentó que en el Lassan Nacional Park, reserva que se encuentra al norte de California, algunos turistas habían sido atacados por un animal salvaje. En primera instancia creyó que podría tratarse de algún neófito demasiado hambriento, pero los reportes informaban que el culpable era sólo un puma.

Como todos habíamos tenido que abandonar la última cacería, él y mis hermanos decidieron viajar para terminar con el problema.

Nada mejor que un puma salvaje para entretener a un grupo de vampiros aburridos.

La idea era muy tentadora, mí tercera semana de ayuno se estaba haciendo muy pesada y agotadora.

Sin embargo no podía, ni tenía intención de separarme de Bella, sabía muy bien que haría cuando me encontrara lejos de ella.

Estaba decidido a controlar mí ansiedad, pero me sentía aprensivo cada vez que pensaba en Bella junto a ese chucho que tenía por mejor amigo.

Los humanos dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pero no era lo mismo cuando el perro tenía intenciones románticas.

De todas maneras no debía seguir siendo la sombra de Bella, debía darle un poco de espacio si quería que siguiera manteniendo intacta su humanidad. Pero era ridículo para mí el pensar que la única manera de hacerlo era permitiéndole convivir con el peligro directamente.

Absolutamente incoherente para mí o para cualquiera que pudiera verlo realmente.

Sabía que era cuestión de tiempo para que eso sucediera, tarde o temprano debería alejarme para poder alimentarme, estando cerca de ella, hambriento como me encontraba, sólo era yo el más peligroso de todos.

Debería tomar todas las medidas que estuvieran a mí alcance para evitar que repitiera algo tan arriesgado nuevamente.

Conocía la persona adecuada para un trabajo como ese y también conocía la motivación adecuada para convencerla de hacer un trabajo tan poco ético como ese.

Una tarde lluviosa, luego de dejar a Bella en la tienda de los Newton tomé la carretera que conducía a Port Angeles.

Disponía de sólo unos días para encontrar el soborno adecuado.

Estaba seguro que Alice no despreciaría la tan convincente manera con la cual pedía su ayuda.

No podría rechazar mí solicitud a si como yo no podría contar con el elemento sorpresa, ella me esperaba a las afueras de la ciudad.

—Es completamente inescrupuloso de tu parte tramar algo como eso... Pero has comprado mí moral a sí que no perdamos más tiempo—. Me dijo cuando se montó en el coche.

Conflicto EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora