La caída de un grande

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Ha pasado un mes desde la muerte de Bob. Niguno se ve con fuerzas de seguir a algún sentido; yo aún sí. Tal vez no relfexionar ha sido el consecuente de que vea alguna salida a tanta falsedad... No sé por qué, pero le tengo ansia al mañana, y me veo capaz de luchar por el mañana. Tengo dirección fijada y es la Capital del Gobierno; nada ni nadie, tan sólo la muerte, me separa de mi destino fijado por mí. Como solía hacer, me vestí, me duché y salí al pasilo dirección al comedor. Giré la esquina y me encontré con Hugh.

-Muchacho, te estaba buscando... es hora de irnos.

-Hugh... ¿Qué quieres decir con eso?

-¿No está clara la respuesta que te dí? Bueno, si preguntas el por qué nos vamos, es porque se avecina una batalla importante sobre el sector 58, y si la ganamos, podremos por fin crear nuestro estado propio.

-Pero el gobierno tiene armas nucleares que podrían destrozar el "Reino Rebelde" en pocos minutos.

-Ya.. pero nosotros también tenemos armamento nuclear.

-No jodas... ¿de dónde lo habéis sacado?

-Una mina oculta en este sector, más bien debajo de la central.

-Ahora entiendo porque está esta base tan preparada en un sector fantasma... ¿y por qué el Gobierno Central no sabe donde está la base?

-Porque necesitan un localizador terrestre, el cuál es imposible que traspase la barrera eléctrica de separación de sectores ni un radar aéreo, que lo tapan los gases.

-Entonces...¿cómo pudimos encontrar la base?

-Bueno.. -dijo Hugh con una medio sonrisa- la experiencia encuentra todo, Jake.

-Esto es una base fantasma muy bien provisionada y capaz de tener un sistema de substención propia.. el hogar de los perdidos.

-Si, la verdad es que tienes razón, pero hay que salir de aquí y llegar con nuestra nave a la batalla; nos necesitan.

-Entendido, mi señor. Voy a preparar mi equipaje.

-Nos vemos en la cubierta de portaviones.

Lo ví alejarse, y con él el concepto de paz y sosiego que había tenido durante estos dos meses... empezaban las batallas de nuevo. 

Recogí mis cosas, me preparé y subí a cubierta. Allí estaba Megan, Hugh, Yuri, Ivanov, Ed y los demás. Me miraban fijamente; sabían lo importante que era esta batalla para saber si les serviría de ayuda. La notaba la presión muy fuerte, pues se esperaba mucho de mí y eso quise transmitirles a todos: serenidad y calma cuando estaba todo lo contrario, con unos nervios que me comían la poca tranquilidad que había en mí.

Salimos en dirección norte hasta perder total comunicación con la base; era mi hora, la hora de todos. Se fueron juntando más aviones de diferentes tipos: todos los que pudieron aportaron sus naves para la batalla; nos jugábamos a todo o nada. Yuri e Ivanov salieron prepararon una mininave, en la que irían ellos, yo y algunos hombres del equipo. Se abrió la escotilla; estábamos a unos pocos kilómetros del sector 58. Nos fuimos colocando los nueve que formábamos el grupo de asalto. Megan se acercó a abrichar y colocar los cinturones.

-Haber.. ya, sí sí, ya están bien ajustados...

-Gracias Megan... -esbozé una sonrisa tonta impropia de mí.

-De nada... Bueno, Jake... ten mucho cuidado hay afuera, ¿vale? Tienes que estar atento, concentrado y listo para la batalla... te deseo mucha suerte... -me dijo mientras me apartaba su mirada con cierta rareza en sus ojos; no estaba feliz por algo.

Lluvia NuclearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora