Prólogo

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La vida es efímera, cual aroma de una flor que despertada por el alba se esparce orgullosa por el ambiente y el viento disipa en los alrededores.
La vida es como un sueño.
¿Cómo saber si realmente se está viviendo o si sólo somos una representación del subconciente de alguna persona con grandiosa imaginación?
Es una gran pregunta.
La vida es tan frágil, que con sólo el más mínimo detalle se puede correr el riesgo de perderla.

Nos aferramos a personas y creemos que éstas son nuestra vida. Tal vez.
Encontramos en externos los más simples motivos para vivir, aunque a simple vista éstos estén en nosotros mismos.

Imaginación.
Imaginamos miles de momentos que deseamos con ardua esperanza que lleguen a suceder en un futuro incierto.
Pero aún así, nos entregamos completamente a estas representaciones gráficas que creamos, muchas veces, cuando nuestra mente empieza a divagar por alguna razón o cuando simplemente estamos cansados de una rutina tediosa y nos inventamos un mundo alterno en el cual amaríamos poder vivir si realmente existiera.

Lucía -escucho la voz de mi madre- se te hará tarde para la escuela, por favor, DESPIERTA.

Créditos por la Portada a mi compañera Andrea Cabrales.

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