Epílogo

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Lucía

Una fuerte luz blanca me cegó en el momento que abrí los ojos.
Mis pupilas pedían a gritos que los cerrará nuevamente, pero la ansiedad y curiosidad de saber qué estaba pasando me ganaban, por lo que los abría una y otra vez.
Muchos ruidos y voces incomprensibles se escuchaban a mi alredor.
Había una voz, al parecer de un hombre mayor, dictando órdenes a unas voces femeninas.

Unas manos de posaron sobre mi rostro y otra luz, ahora un poco amarilla, se coló por mis ojos provocando que los cerrara incomoda.
No sabía qué estaba pasando, cuando de pronto, tuve un momento de dejá vú.

Yo, sobre una cama, despertando de un coma de unas semanas.

Miles de lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. No podía ser cierto.
Quise gritar y salir huyendo, pero ninguna parte de mi cuerpo respondía y mi garganta estaba totalmente reseca.

No sabía qué pasaba.
De un momento a otro, un hombre mayor de me acercó y me saludó.

Lucía, soy el Doctor Sierra, si entiendes lo que te digo, asiente con tu cabeza ーtras escuchar esto, moví levemente mi cabeza como afirmaciónー está bien. Lucía, sufriste un grave accidente en el auto de tus pases hace ya 6 meses. Desde entonces, esta recluida en el pabellón de cuidados intensivos privados que ofrece el hospital. Estuviste aproximadamente seis meses en estado de coma. Al principio fue inducido, pero todo se complicó y quedaste así de manera permanente...

En doctor siguió hablando, pero yo no escuchaba palabra alguna. Sólo sentía un fuerte dolor que oprimia mi pecho y las lágrimas bajar por mis pómulos.

¿seis meses en coma? Eso debía ser imposible. Si hasta hace una noche yo estaba con Jonh... Maldita sea, entonces, ¿todo lo que viví a su lado no había sido nada más que un sueño? ¿todo lo había soñado?

En ese momento no supe qué hacer, estaba totalmente fuera de mí y muy triste.

********

Varios aplausos se escucharon. Había terminado de narrado fantástica historia al frente del grupo de apoyo del hospital.
Tenía ya varias semanas de estar asistiendo, pero nunca me había levantado a hablar. Sentí que tenía que hacerlo.
Al terminar de contar mi historia, tomé mis muletas y salí del salón.
A

l salir a la puerta de la clínica de ayuda contra la depresión post traumática, veo a Robert acercarse a mí delicadamente.

Me saluda con un beso en los labio y me guía hasta donde se encuentra el automóvil.

Luego de que desperté, asistí a varias sesiones de rehabilitación muscular y he podido, poco a poco, caminar como antes, sin embargo me piden que no me exceda por lo que a veces me toca viajar en automóvil aunque no quiera.

Cuando íbamos a mitad de camino, le rogué a Robert que me regalara un helado, por lo que se detuvo en parque cercano y me dijo que lo esperara mientras iba por él.

Aburrida de esperar, salí del auto y decidí caminar un poco.
Este parque, aunque no era de mis favoritos, me parecía muy familiar.

A lo lejos, vi una pequeña puerta situada a mitad de dos locales que se me hizo muy conocida. Entonces los destellos vinieron a mí. Jonh, su música, nuestro amor, todo lo que vivimos juntos y la forma en la que se despidió de mí justo antes de que despertara.

Tomé prisa y me acerqué a la puerta. Era exactamente igual. Los mismos detalles, la misma corrosión por el tiempo, el mismo desgaste.
Con el corazón en la mano, empuje la pequeña puerta y ese aroma tan familiar para mí nariz azotó contra mi rostro.

Todo era tal cual lo recordaba. Aunque yo nunca he estado aquí, lo recuerdo todo a la perfección.
Entonces fue ahí cuando lo escuché, un sonido ronco venía de la parte trasera del pequeño establecimiento. Era un sonido muy romántico que interpretaba una canción muy conocida para mí. My way estaba siendo tocada en un saxofón. Y no era cualquier saxofón, ese sonido lo podría reconocer donde fuera, esa forma de interpetar era tan conocida para mí que era imposible no recordarla. Era él, estaba cien por ciento segura. Me abrí paso hasta donde me guiaron mis oídos, y sentí como la nostalgia y la melancolía se acumulaban en mi pecho.
Doblé la última esquina del angosto pasillo y entonces, lo vi.
Estaba sentado sobre su banca, la cual siempre acostumbraba usar para sus ensayos.

Levantó su mirada y se encontró de frente con la mía.
Vi como una sonrisa se dibujó en su rostro y yo quedé confundida.
Paró de tocar, se levantó y caminó hacia donde yo estaba.

Mi corazón se quería salir de mi pecho. Estaba sudando frío y muy nerviosa.

Cuando al fin estuvo frente a mí pude olfatear el aroma embriagante de su perfume.
Tomó mi manos entre las suyas y me miró directamente a los ojos.

Sabía que me encontrarías ーdijo y seguido a esto, me besó.

FIN.

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