Capítulo 1

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Mi nombre es Lucía Williams, tengo 16 año y vivo tranquilamente en una casa promedio, en un barrio normal, en una ciudad normal.
Soy hija única.
Comparto la casa con mis padres, Elena Williams y Sam Williams.
Ambos padres amorosos.
Se podría decir que me consienten en todo, cualquier capricho o cualquier deseo.
Curso onceavo grado de bachillerato, en una escuela un poco debajo del promedio pero de igual forma normal.
Tengo un par de amigas muy buenas con quienes comparto todo.
Mi vida es la rutina normal de asistir a clases, volver a casa, hacer mis deberes y demás cosas, pero aún así soy feliz con todo lo que tengo.

Tengo un novio maravilloso. Es apuesto, alto e inteligente. Estamos en la misma clase, lo cual hace que nuestra relación marche a la perfección.
Tenemos ya un año de estar juntos y deseo que sigamos así de por vida.
Todo a mi al rededor es perfecto.
Mi vida no podría ser aún mejor, mi vida es espectacular, es toda una dicha ser la dueña de algo tan grandioso como mi vida.

El timbre de la escuela suena y todos nos levantamos de nuestros pupitres y nos dirigimos a la salida.
Siento unos fuertes brazos rodeando mi cintura desde atrás y un apasionado beso sobre mi cuello, el cual hace que mi piel despierte.

Por Dios Robert, aquí no, estamos en la escuela -le digo y escucho una carcajada salir de su boca.

¿Y a mi qué? -pregunta él- sabes que una de mis fantasías es hacerlo en un salón de clases, o aún mejor, en la oficina del director.

No puedo evitar reír mientras me doy un codazo a lo cual él responde con un gesto de dolor.

Lo pensaré -le digo con una sonrisa pícara en mi cara y él sonríe.

Te amo, enana -dice el mientras besa mis labios.

Todo es perfecto.

Al llegar a la salida, veo el auto de mi padre estacionado justo al frente. Robert me acompaña hasta el lugar y saluda a mi padre como siempre.
Me extraño al ver a mi madre sentada en el asiento del copiloto por lo que le pregunto qué hace allí y ella responde.

Mi auto se averió y tu padre tuvo que pasar por mi al trabajo...

Mi padre le ofrece a Robert llevarlo y él acepta.
Se podría decir que tienen una muy buena relación, ya que el padre de Robert es buen amigo del mío y además somos vecinos desde que tengo memoria.

Subimos los cuatro en el auto y emprendemos el regreso a casa como de costumbre.
Mi padre es buen conductor. Respeta todas las normas de tránsito, no maneja muy veloz y siempre es responsable.
Cuando tomamos la avenida principal, un auto pasa muy rápido a nuestro lado y por centímetros logra chocarnos en la parte delantera.
Mi padre como puede intenta mantener el control, pero es imposible.
Terminamos fuera de la carretera todos.
Hay sangre y escombros por todos lados.
No me puedo mover.

Pasado unos minutos escucho voces lejanas de personas que no conozco.

Es una jóven... Diez miligramos de aceta... Desfibrilador, ya... La perdemos...

No escucho más nada, todo es silencio y es muy oscuro.
Luego veo una intensa luz blanca y escucho la voz de mi madre que me llama.

Vamos Lucía, tú eres fuerte, tú puedes salir de esta, por favor, despierta hija.

DespiertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora