23. Reencuentro

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Una semana después fui al médico, que me dijo que todo estaba en orden. Fue entonces, cuando volví a casa, que decidí darle la noticia a Xuso.
Buenas Xuso, tengo algo importante que decirte...
— Hola mi amor. ¿Qué tal ha ido?
— Tengo una buena notícia.
— ¿Y cuál es...?  
— Xuso, vamos a ser padres.
— ¿¿QUÉEEEEE??
— Eso. - dije riéndome.
— Espero que no sea una broma...
— No lo es. 
— Me haces el hombre más feliz del mundo, te adoro Mónica.
— Lo que también tengo una duda.
— ¿Si?
— ¿Prefieres que se lo digamos a todos, incluido paparazzis, o nos lo guardamos y ya se enterarán?
— Como prefieras, yo me lo guardaría.
— Perfecto, ya se enterarán cuando me salga barriguita ¿no? - le dije a Xuso riéndome tímidamente.
Estábamos tan felices, yo quería ser madre desde hacía meses, aunque mi situación ahora era un poco rara.
Aquel día yo quería pasear, pero Xuso decía que no tenía que hacer mucho esfuerzo, así que estuvimos en casa, juntos, en el sofá.
A la mañana siguiente le dije a Xuso que quería ir sola a tomarme un café. Iba yo caminando tranquila, pero de repente escuché alguien que me llamaba. Al darme la vuelta pude ver que era Óscar, así que me volví a girar y seguí caminando. Llegó un momento que me persiguió tanto que decidí girarme, porque todos nos miraban.
— ¿Qué quieres?
— Mónica, perdóname, por favor. Aún estás a tiempo, vuelve conmigo.
— ¿Crees que es así de fácil? ¿Crees que volveré contigo después de todo lo que me has hecho?
— Todo el mundo se merece una segunda oportunidad. He cambiado, y te quiero más que nunca.
Me quedé callada ya que me había mareado. Me puse la mano en la frente y la otra la aferré a Óscar, que me miraba preocupado.
— Estas pálida... ¿Estás bien?
— ¡Sí!
— ¿Qué te pasa?
— ¡Nada! Estoy bien... No es nada.
— ¿Me amas? - dijo de repente, cogiéndome por la cintura.
— ¡Eso no importa!
— ¿Me amas? - volvió a preguntar, decidido a conseguir una respuesta.
— ¡No! No te amo, yo... ya te he olvidado.
— No te creo.
— Ya no me importa lo que pienses de mí, me da igual si no te lo crees. - le respondí, intentando separarme de él.
— Demuestra lo que dices.
— No tengo por qué hacerlo. - dije, desafiándolo con la mirada.
— Sí. ¿Sabes por qué? Porque me has robado mi vida, mi corazón, mis pensamientos... Y los has clavado dentro de mí.
— No exageres, eso de ser poeta no te queda bien.
— Tal vez, pero ladrón que roba a ladrón...
Pero qué...
No pude continuar ya que Óscar me dio un beso al que en un principio me negué pero terminé respondiéndole. Fue uno de esos besos que con tan solo verlo, te dejan sin aliento.
Cuando nos separamos, me miró con ese brillo en los ojos que solo él tenía al mirarme, y a mi se me nubló la vista. Tanto, que me mareé y me desmayé.

Cuando Menos Te Lo EsperasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora