CAPÍTULO VI

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Cada capítulo que escribí sobre Siria me costó mucho, no sólo por la ardua investigación para ser lo más realista y veraz, sino que tocó mi parte humana, espero también tocarlas a ustedes.

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Rebecca se encontraba sentada con las piernas cruzadas y el laptop sobre éstas, llevaba un rato escribiendo de forma frenética, mientras François estaba en la cocina, dejando los platos en el lavavajilla, brevemente alzó la mirada a él para volverse a concentrar en lo que escribía. Un ruido la sacó de su tarea, se trataba del móvil de François, él atendió, al parecer era Philippe, no puso atención a lo que hablaba y al contrario se concentró en sus recuerdos, poder plasmarlos daría ese toque humano que siempre le gustaba plasmar en sus crónicas, recordó una vez más a Mohamed y Ghada, la mujer cuyo esposo estaba desempleado y veía cómo sus hijos morían de inanición. Todo aquello era tan triste, hizo una mueca y dejó el laptop de lado pensando de pronto en su retorno a aquél lugar donde el diario vivir era el dolor y la muerte.

Caminó hasta la habitación y miró su morral, había metido algunas de las prendas a lavar en la mañana luego de estar con François en el baño, mordió sus labios y escarbó en su valija y sacó tres jeans suficientes bragas y unas cuantas camisetas, aquello tendría que servir para la semana. Aún no desempacaba su valija ni tenía pensado hacerlo odiaba deshacer el equipaje, esa era una tarea en la cual Cecilia siempre le ayudaba, algo diferente le pasaba cuando empacaba, la sensación de elegir las prendas le generaba cierta ambivalencia por un lado estaba la angustia de no elegir bien, después de todo nunca sabía de qué ánimo iba a estar al momento de vestirse, por el otro se hallaba a la expectativa del viaje y todos los lugares que podría conocer.

-¿Qué escribías antes? – Habló finalmente luego de unos minutos cerrando sus ojos al tiempo que se sentaba a un costado de la cama.

-Unas crónicas que no pienso publicar hasta que esté lejos de aquí, además planeo averiguar ciertos asuntos de los que recientemente me entero.

-Que aplicada - abrió sus ojos y la miró ella le devolvió la mirada seria y luego volvió la vista a su maleta, la actitud de él le recordaba a todas esas personas que comentaban en sus redes sociales y blog, ni siquiera sentían pena real por lo que ocurría en Siria, sólo se alegraban de no ser ellos quienes pasaran por aquello.

-Eres tan occidental.- Expresó con cierto desdén, él en cambio la miró confundido.

-¿Occidental?

Rebecca alzó su mirada hasta él dejando de empacar, luego de unos segundos decidió ir por su computadora de manera que salió de la habitación en dirección a la pequeña sala de estar, tomó su laptop que antes había puesto sobre la mesa y minimizó el documento abriendo su Facebook, se sentó en la cama y le mostró una de las tantas fotografías que había subido y bajó hasta los comentarios, los mismos llenos de egoísmo que había leído días antes, era triste saber que el hombre que amaba era igual a esas personas, pero no era algo que le sorprendiera desde el comienzo siempre supo que François era egoísta y pusilánime.

-Lo siento, no soy alguien bueno para la beneficencia, pero entiendo tu punto de vista. A veces simplemente uno se concentra en cosas que hacen que se pierda la sensibilidad frente a éstas cosas- Rebecca cerró de golpe su laptop y se acomodó de tal forma que podía mirarlo a los ojos, le lanzó una mirada fría porque era lo único que le inspiraban sus palabras.

-Pase una noche entera cobijando a un niño de 7 años cuya piel apenas y cubría sus huesos y tú niño rico me dices que te concentras en otras cosas, por supuesto que lo haces, déjame ver: qué vino me beberé hoy, con cuál de mis motos practicaré, en cuál de mis carros me iré, cuál de mis relojes me pondré.- Ella arqueó las cejas- Me encanta saber que tienes otras cosas en las que concentrarte, pero quiero que sepas que esto también es tu responsabilidad.

EL OCTAVO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora