CAPÍTULO V

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-Eres una cosa muy cruel François LeBlanc. -Se incorporó y le acarició su rostro tiernamente, mientras él la besaba.

-Entonces ¿es un sí?

-¿Tengo opción?

Ella se levantó de la cama donde él la había acostado hacía pocos minutos luego de haber estado juntos nuevamente en la ducha, incapaz de caminar debido a los temblores de sus piernas se había esparcido como una gelatina sobre él quien la llevó hasta el dormitorio y la tendió en la cama para finalmente secarla con la toalla y ahora mismo estaban sosteniendo lo que se suponía era una negociación, pero ya Rebecca había perdido, él había hecho dos de sus acostumbrados pucheros y con ellos obtenía cualquier cosa de ella.

Aun con sus piernas temblorosas fue hasta su maleta, hizo una mueca corroborando que no había llevado nada glamoroso, porque no esperaba tener ningún tipo de "cita", ella se giró hacia él y lo miró consternada emitiendo un ligero suspiro mientras sacaba un jean, unos converse y una camiseta, Rebecca le sonrió al ver su rostro de desconcierto.

-Es todo lo que hay en mi valija Monsieur, no venía en viaje de placer.

Ella metió sus pies en uno de sus jean y se acercó a él ajustando el botón besándolo en sus labios, una vez dejaron de besarse François se alejó de ella dirigiéndose a uno de los armarios.

-Lo imaginé - le sonrió -Sé que tu viaje era por trabajo. -Dicho esto sacó un vestido negro del armario, lo puso sobre su cama y caminó nuevamente hasta ella tomándola de la cintura le dio un leve beso en sus labios- Por eso me anticipé. -Ella negó con la cabeza.

-Sabes que no me gusta eso. -Él se acercó más

-Ok, ve como te sientas cómoda -Le dio un beso en su cabeza y fue a buscar su cambio de ropa.

Rebecca caminó hasta su maletín y extrajo su billetera y le pasó una de sus tarjetas de crédito siendo consciente que con esa nueva compra ahora sí estaría en rojo, sin embargo no le gustaba que él le pagara su ropa, era bastante incómodo, por tanto le pidió que extrajera el valor de ella, él intentó dilatar la situación dejándolo para después y entonces se le acercó a su cuello y dejo su cabeza ahí por un instante, sin embargo a pesar de su insistencia ella se mantuvo firme sin ceder un sólo ápice a sus caprichos, entonces finalmente François levanto su cabeza y le dio un beso en su mejilla y camino hacia sus cosas.

-Ok, pero mientras eso te hace sentir mejor a mí no me sucede igual.

-¿En qué puede afectarte eso?- Manifestó seria, al tiempo que se quitaba nuevamente su jean y tomaba el vestido negro sobre la cama introduciéndose en él, luego le dio la espalda esperando a que subiera el cierre del vestido, él lo hizo y le susurró en su oído.

-¿En qué te afecta a ti?

Ella se quedó pensativa, nunca había hecho consciente por qué le disgustaba tanto que un hombre asumiera sus gastos, entonces se giró a él y mirándolo a los ojos finalmente habló:

-Supongo que me gusta contrariar a mi madre.

-¿Por qué crees eso?

Rebecca lo miró y pensó en su madre desde muy niña le había dado lo mejor, no era de extrañar que ella se creyera una princesa siendo la burla recurrente de Marianne, sin embargo la influencia de Raquel en aquél entonces, era tal que ella de verdad pensaba que era parte de la realeza, cuando fue creciendo y las fantasías fueron más bien relegadas a la lectura, lo que antes era un deleite se volvió una molestia para las dos, para ella por distar de esas ideas y para su madre por sus constantes desafíos.

-Porque ella me educó para ser todo lo que no soy,- le dijo finalmente- también pretendía que fuera un accesorio de un hombre, el ideal de vida de mi madre era que fuera bella no para mí, sino para un otro que pagara por mis cuentas y si se me permitía una excelente educación tampoco era para mí, era para que pudiera estar a la altura de ese hombre, en pocas palabras yo siempre lo vi cómo ser una mujer florero-Ella se rascó la cabeza- Aunque últimamente he entendido un poco su visión, creo que en el fondo buscaba protegerme.

EL OCTAVO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora