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"La voz de la razón"Su vida no era tan especial. Ella podía ver a su alma susurrante y hablarle como si fuera un humano cualquiera, con el tiempo desarrollo una habilidad que muy pocos mortales conservan pasando la niñez. Muchos adultos los llaman amigos imaginarios y, algunas mentes débiles creen que se atribuyen a eventos paranormales o a un factor psicológico que aprende al niño con una figura ideal y fiel a él.
Hablando de la psicología, Eiven gozaba de los privilegios que algunos psiquiatras llaman "esquizofrenia" en casos extremos; la inteligencia que la chica conservaba también era merito de Gallen, el alma susurrante de la castaña que, como buen cuidador, le mostraba perspectivas ocultas en lo que podía ser una vida normal.
El día era gris, las nubes devoraban el sol como si exigieran el poder del cielo en su plenitud y las personas caminando sobre el paso peatonal de la ciudad simbolizaban un día normal de labores cotidianas que trataban de hacer lo que sabían hacer para que les pagarán por ello.
Una cabellera castaña y con ondas apenas formadas danzaba al compas de la ligera brisa primaveral en Washington, las pecas apenas marcadas en sus pómulos solían esconderse cuando el calor aumentaba y sus ojos olivo combinaban a la perfección con su apenas acanelada piel; detrás de ella un joven mínimo una cabeza mas alto que ella la seguía con curiosidad y un tanto de cuidado, sus ojos violeta la estudiaban a ella y a su alrededor como era de costumbre.
"¿Es necesario decirte que vas tarde?" la voz juguetona y un tanto coqueta que la chica ya conocía a la perfección dentro de su cabeza hicieron que sus ojos color olivo se entornarán con cierto fastidio.
A pesar de que nadie podía ver a su acompañante aún temía por que el chico a su lado pudiera tropezar con alguien o provocar un accidente sin notarlo... Nunca le había pasado pero las posibilidades eran grandes. Por otra parte, lo que antes había dicho era cierto, llegaba tarde a clase de Historia Universal como siempre y lo cómico para el chico era que su querida Eiven vivía a unas cuadras de la Universidad.
Llevaban casi veinte años juntos y nada había sido lo suficientemente fuerte como para separarlos; ni siquiera la pubertad que, según él, fue la peor etapa de todas. Gallen quería a la chica con aún mas fuerza de lo que la quiso cuando era una bebe; atesoraba cada uno de los recuerdos mas bellos a su lado con la memoria inquebrantable que un alma susurrante tipo A poseía y muchas veces la molestaba con alguno que otro momento vergonzoso que la muchacha habría querido olvidar y que seguramente lo habría hecho de no ser por su confidente y tambien mejor amigo.
Él sonreía a sus espaldas con esperanza de que la tranquilidad que los había rodeado por tanto tiempo no se viera profanada por la guerra que su mundo estaba desatando. No le agradaba tener que esconderle cosas a la única persona mas importante en su existencia y sobre todo que esas cosas escondidas fuera el motivo de sus preocupaciones noche con noche; así que la miró por milésima vez, como si fuera vital asegurarse que cada milímetro en la piel de su querida humana estuviera en la misma condición de la que estaba un segundo antes.
-"No me habría quedado dormida si no te hubieras negado a pasarme las respuestas del exámen"- se quejó mentalmente en respuesta a lo que su acompañante le incriminó- "tuve que estudiar toda la noche"- finalizo en protesta con un tono de ofensa lo que ocasionó que el de ojos violeta riera.
Lo cierto era que mas de una vez su alma susurrante le ayudó a pasar los exámenes de la facultad sin darle las respuestas. Es decir, señalaba una pregunta y decía "está mal" o "¿segura que quieres poner esto ahí?" lo que muchas veces le irritaba a Eiven por confundirla aún más; a pesar de que ella era muy inteligente y pocas veces le pedía ayuda a Gallen con sus deberes escolares ese examen tenía quitándole el sueño mas de un mes; nunca fue buena en historia y mucho menos en la historia universal enfocada a la política. Suspiró y se acomodo la maleta color azul que colgaba de sus hombros, esperaba que por lo menos Gallen le dijera su típico "no pondría esto si fuera tu" en las respuestas incorrectas.
La serenidad de un alma que no envejecía y una chica que tenía uno de los mejores promedios en la carrera de Derecho podría ser envidiable si su vida juntos fuera pública o por lo menos alguien ajeno a ellos dos los conociera con exactitud, cosa que era imposible...o por lo menos eso creía Eiven.
Los caminos a la Universidad siempre fueron invadidos por el ruido de los autos en las calles o por uno que otro peatón molesto por no haber sido respetado en el cruce o en la señal de alto. Gallen siempre observaba lo que Eiven no podía notar; aquellos detalles que un humano aun no distinguía con plenitud como: la velocidad del viento, las posibilidades de riesgo en cada paso o el número de animales y personas exactas que se encontraban a uno ,tres o veinte metros de ella. Además existían otras almas susurrantes que habían sido olvidadas por sus humanos y, a diferencia de lo anterior Eiven sí podía verlos; sin embargo se esforzaba por ignorar a cada uno puesto que, con el dolor de su corazon observaba como se convertían en seres grises y sin ninguna aura de esperanza, le lastimaba saber que aun mostraban fidelidad a lo que una vez los amo como iguales pero sobre todo le encogía el corazón entender que cada segundo que pasaba se volvía más difícil abandonarlos sabiendo que eso los mataba lentamente.
Las almas olvidadas por el contrario no sabían que Eiven podía verlos, de ser así la pobre chica se vería envuelta en multitudes de almas hablándole.. No, mas bien rogándole por hablar con sus humanos, pedirles que los recuerden y así regresar al momento de una vida perfecta que se acabo muchos años atrás. Gallen era el culpable de todo; el chico de cabello rizado sabía a la perfección todo lo que deben o no hacer las almas olvidadas. Él tenía el poder de lastimarlas y ahuyentarlas si en cualquier momento estás mismas amenazaran a la chica y era algo que no dudaría en hacer a costa de su propio poder.
-"Menos mal que siempre llego a tiempo"- pensó Eiven interrumpiendo a Gallen de su deber diario.
Ambos entraron por las puertas de conteo de la universidad aun que claro la castaña fue la única en tener que deslizar su credencial por la banda magnética ya que Gallen, para todos los demás, no existia.
Fuera de ahí una mujer los observaba, su sonrisa se escondía en las sombras de la túnica de piel que invadía todo su cuerpo mientras que sus piernas desnudas y perfectamente torneadas se encorvaban de manera seductora; se relamio la parte superior de sus labios cuando imaginó a su objetivo en sus aposentos gritando por que la dejara vivir. Apenas Eiven desapareció de su panorama visual dio vuelta para encontrarse con dos hombres de mínimo dos metros de alto y piel plateada. Los espacios entre los edificios eran concurridos y muy necesarios para poder aparecer entre los humanos...sobre todo tratándose de los Equinox que viven de la obscuridad.
Uno de ellos dió el primer paso pero la mujer lo detuvo con hostilidad.
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Aun no- bufo, el sujeto volvió a retroceder ofreciendo una reverencia de disculpa. -A la niña no siempre la va cuidar ese idiota- explicó con cierto tono de excitación en su voz- yo me encargaré de eso.- Después de todo tenía razón. Gallen era fuerte pero tarde o temprano esa fuerza se terminaría y por fin Emeralia, la mujer de labios carmín, tendrá lo que su especie ha buscado por milenios.
-Mi señora- murmuro el sujeto que aún no se había movido de su lugar¿Que quiere que hagamos?-
-Esperar a nuestra mejor aliada- ordeno la mujer con aire venenoso en cada palabra calculada- la noche-
Los hombres frente a ella rieron cruzando miradas el uno con el otro; en un parpadeo ambos ya habían tomado el color moreno de un humano normal y sus ropas que anteriormente eran monótonas ahora gozaban de lo más usado en el lugar con material de lujo y telas extravagantes.
La de cabello rubio fue la primera en salir. Vestida de un short pequeño de color negro que apenas cubría la mitad de sus glúteos y una blusa ajustada con escote abierto y tiras delgadas se dispuso a caminar por el mismo lugar de donde venían la chica y su alma susurrante, mientras que sus hombres caminaban de lado contrario para completar una orden en particular: reclutar más almas olvidadas.
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Eso es todo, gracias por leer ❤❤
¡Mina Out!
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❝Ojos Violeta❞
FantasiEiven creía que su vida ya no podía dar mas giros desenfrenados desde que se entero que Gallen, su "amigo imaginario" resultó ser un alma susurrante tipo A cuya existencia era nula para las demás personas. Que equivocada estaba. Con los Ekinox recl...