Capítulo 1

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En sólo unos minutos, la calle pasa de estar completamente desierta a desear estarlo. Más o menos alrededor de las siete de la mañana, comienza una cacofonía que ya no parará hasta las tres o las cuatro de la madrugada; aunque siempre existe una breve pausa al mediodía, que es cuando todo el mundo se va a comer para poder seguir haciendo ruido el resto del día.
Hoy el día comenzaba con un sí bemol ligeramente desafinado. No era un ruido demasiado desagradable, pero fue en crescendo, hasta que se paró de golpe. Luego se sucedieron dos golpes en fa sostenido, un arrastre metálico en do menor y un claro y nítido mi mayor.



"No estaría mal si supiera llevar el ritmo"-pensó Angelita,-"quizás un compás de tres por cuatro".


Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el timbre de la puerta que, en ese momento, se decantaba por el ragtime.

-"Siento llegar tarde, hay una grúa llevándose un coche justo en la puerta, no me dejaban pasar", explicó Marta dejando un montón de bolsas sobre la mesa camilla.

-"¿Lo traes todo?"

-¿Para qué quieres tanta carne?-Quiso saber Marta mientras iba sacando paquetes de las bolsas.

-Me cuesta mucho ir de compras, prefiero que hagas una compra grande para todo el mes y congelarla. Además ahora está barata y hay variedad, pero como siga esta crisis..

-Veamos...costillas, pierna de cordero, lengua de vaca, sesos y algo de pechuga, manitas de cerdo...hum... ¡Que pena que hoy no exista amenaza de tormenta!

-¿por qué?

-Porque podríamos subir todo esto y ponerlo junto en la azotea, y luego, en el momento exacto, gritar...¡VIVE! ¡VIVE!

-Vale, Frau Blücher, lleva todo esto a la cocina y alcánzame La monda


Mondando manzanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora