Se deslizaba suspendida en el aire, girando alocadamente como una piedra en una honda, esperando a ser lanzada. A veces parecía dudar, y escapaba a su invisible atadura, para descender libremente en bucles imaginarios y retornar, casi con angustia, a su primer destino.
El alocado baile, que ejecutaba una y otra vez, sólo se detenía cuando la necesidad de descansar era más imperiosa que la atrayente ingravidez.
"Podría decidirse por cualquier sitio"-pensó Angelita, visiblemente incómoda.
"pero tenía que pararse justo ahí"- Se agarró la rodilla y la balanceó suavemente. La mosca huyó de entre sus dedos, permitiendo que, durante un instante, no sintiera ese terrible picor en el borde del pie.
-Ya estoy aquí-Marta avanzaba por el pasillo hacia ella.-Salva ha ido a ver si le prestaban una silla de ruedas para poder acercarte al coche.-¿me has traído La monda ?
-Si toma.- la observó de arriba abajo-¿qué te ha pasado? Cuando me bajé del Metro tú continuabas de una pieza.
-No recuerdo nada de nada. Sólo que, al llegar a mi parada, se abrieron las puertas y yo di un pequeño salto hacia delante con la intención de salir.-Se tocó la mejilla-Me he despertado con un gran dolor en este lado de la cara y con el brazo y el pie escayolados.
-Si, lo tienes muy hinchado....Déjame ver...-Marta empezó a rebuscar en los bolsillos del abrigo de Angelita.-Pues no, aquí no está.
-¿qué haces?
-Te subiste a ese cacharro para que te llevara rápidamente a otro sitio ¿cierto?
-Si.
-Y ahora tienes el brazo y la pierna así ¿no?
-Pues si...pero no entiend...
-Pues en alguna parte tiene que haber una figurita de escayola ¡con un pie y un brazo de carne y hueso!
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Mondando manzanas
Gizem / Gerilim"Es admirable tener la oportunidad que nos permite construir los espejos donde algún día deseamos vernos reflejados". En este libro encontrarás humor, cine y suspense en una trama que se extiende como una monda de manzana. La autora se divierte con...