Capítulo 6: Dos mundos distintos.

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-Meredith-

Al irse aquel hombre, ya era muy tarde, creo que eran las 11:40 pm. Los vecinos salieron por el ruido de la ambulancia pero por suerte yo entré a la casa, por suerte parece que mi tía se puso tapones porque nunca salió.
Mi plan esta teniendo dificultades, habrá que hacer cambios.

Cogí mi mochila y salí a las calles, dispuesta a trabajar hasta que el sol se pusiera. Tenía que pagar el hospital.
¿En verdad es él? No importa... Ya ni siquiera quiero recordarlo y menos pensar en el.

Me fue bien, encontré trabajo en un centro donde ofrecen jugos, postres, etc. Tuve que omitir un pequeño detalle, ante ellos tengo 18 años y necesitaba dinero para regalarle algo a mi novio. Sí, también dijeron que tengo novio.
Y digo dijeron porque así fue:

-Entonces necesitas el dinero para... - Dijo un chico.

-¿Obsequiarle algo a tu novio?- Sonrió una chica de cabello rubio y oxigenado.

Desvíe la mirada y lo tomaron como un sí.
Cerramos la tienda y los del turno tarde se retiraron, dando paso a los de mañana. Todos saludaron a un muchacho de ojos verdes, alto y muy sonriente. Debe de ser el dueño, pensé.

Procedí a lavarme las manos y me di cuenta que tenía el mismo apellido que yo, ya que el cuadro que contenía el permiso del alcalde para el funcionamiento del local y ahí figuraba su nombre:

Ben Rozel.

Procedí a picar las frutas, a lavar los platos y vasos.
Casi a las 3am nos dijeron que nos podíamos retirar, yo tenía un bono extra... Por ser nueva.

Salí y me despedí de todos.
Estando afuera escuché que me dijeron:

-Tienes los ojos de mi madre.

Volteé y era el dueño.
Me dio un sobre, con el pago. Entonces vi sus ojos verdes perdiendo brillo. Para animarlo le dije:

-No creó que su mamá tengo ojos feos como los míos. - El sonrió y yo me despedí de el.

Fui a la parada de buses, era tarde y no había alguno.
Pasaban taxis, así que tome uno, volví a casa de Bradd.
Sin abusar de su confianza cogí la galonera de yogurt y los cereales. Eran las 3:48am.
No me fue suficiente y miré la ventana preguntándome que hacer.

Recordé el sobre, lo abrí y eran 100 dólares.

-Suficiente para los gastos Meredith. - Me repetí a mi misma con cierta pizca de emoción.

Cuando metía el dinero al sobre vi un papel. Lo desdoblé y lei:

Estoy seguro de que no nos conocemos pero algo en ti me resulta familiar. Lo , renunciaste al trabajo hoy mismo, el dinero debió de ser urgente.
Aquí esta mi número por si sientes la misma curiosidad que yo.
-Ben.

Fue entonces cuando el sueño me venció. Dormí en el mueble.
Susurré para mis adentros:
Brad... Bradd.
No te vayas, íbamos a casarnos cuando seamos grandes.

(...)

-Bradd-

Desperté y estaba en una camilla, la divisé y al ver que no estaba me desesperé, mi corazón se descontroló y de pronto la máquina emitió pitidos.

Una enferma que atravesaba el pasillo escuchó el pitido e ingreso rápido, yo respiraba con dificultad y el personal gritaba:

-¡Calmantes para el joven!

Los monstruos que viven dentro de nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora