♣tres♣

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Los días de verano eran lindos pero el invierno era el preferido de ambas niñas

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Los días de verano eran lindos pero el invierno era el preferido de ambas niñas...todo era mas tranquilo en esa época y Annette la amaba en especial porque se acercaba el día de su cumpleaños.
Entraron a la casa cubiertas de blanca nieve encontrándose con Alexander, el hermano mayor de Annette. Un joven de rubios cabellos rizados y ojos idénticos a su pequeña hermana.

-¡Alex!- exclamó la pequeña corriendo a abrazarlo.

El joven de 17 años sonrió al escuchar su voz y correspondió al abrazo -Mírate, estás enorme.- hizo una pausa fingiendo recordar -¿Cuántos años cumples?

La pequeña rubia se cruzó de brazos y arrugó la nariz -Ya deberías saberlo...

-¿Cinco?

Negó indignada.

-¿Seis?- alargó la palabra haciendo a Ann enojar mucho más.

-¡Siete!- gritó -eres un terrible hermano mayor.- lo aventó y se alejó.

Alex rió y la atrapó nuevamente en un fuerte abrazo aunque la pequeña forcejeaba enfurecida -Ya lo sabía, solo quería hacerte enojar.

Ann rió también aunque aún molesta.

-¿Y te piensas que yo no quiero cariño?- reclamó Loraine.

-Alex, dice Loraine que quiere un abrazo también.

-Bicho, no me menciones a tu amiga imaginaria, me causa escalofríos.

-Loraine es real.- frunció el ceño.

-Insensible.

-Basta ya, me asustas niña.- alborotó su cabello y caminó lejos de ella.

-Te daré razones para temer...

-Loraine, es mi hermano, no puedes hacerle daño.

-Ya lo veremos.- susurró.

Annette decidió ignorar las bromas de pésimo gusto por parte de Loraine y salió al patio que se encontraba por completo cubierto de nieve. Se sentó en uno de los columpios que colgaban del enorme árbol y Loraine la siguió.

-Adoro la nieve.

-Si, es hermoso el ambiente que da al patio.- sonrió.

Entonces el perro de algún vecino interrumpió su tranquilidad con sus incesantes ladridos.

-Maldito perro.

-Ojalá pudiera hacerlo callar.- habló molesta.

-Podemos hacerlo.- giró a verla, sabía lo que tenían que hacer...

-¿Qué pretendes hacer con él?

-Solo vamos a jugar...

Ambas sonrieron y tomaron al desafortunado animal para poder decidir que harían con él.

-Cortemosle la lengua, así se callará.

-¿Por qué no la cabeza?

Annette parecía convencida con la idea de Loraine pero después de analizarlo unos segundos se retractó -No, ensuciaré mi vestido...y si llora Alex saldrá a ver y me regañará.

-Ahhh.- dijo con frustración -¡Alex, Alex! ¡ALEX!, siempre arruina la diversión, solo es un estorbo.- giró el cuello del perro, rompiéndolo y haciéndolo callar en ese instante.

-¡Por dios Loraine!- retrocedió -te dije que no lo hicieras, si Alex lo ve le dirá a mis padres.

-Pues lo enterramos y ya.

-Hazlo tú, no quiero cavar en la nieve.

-Si no quieres que nadie lo vea deberás ayudar.- protestó.

-Bien.- comenzó a cavar en un lugar cerca de unos arbustos.

-Nadie lo verá aquí.- sonrió y colocó al canino sin vida dentro de aquel agujero.

-Pero que horror.- se giró para no ver.

-Por dios, empalaste un pobre pájaro y yo solo le quiebro el cuello a un perro feo y te da asco.

-Siempre es tu idea.

-Pero a ti te gusta...

Ambas callaron y una vez cubrieron la escena del crimen ingresaron a la casa nuevamente.

Al día siguiente durante el desayuno Annette pudo notar algo raro en Alexander, no sabía lo que era pero no podía evitar notarlo

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Al día siguiente durante el desayuno Annette pudo notar algo raro en Alexander, no sabía lo que era pero no podía evitar notarlo.

-Alex...¿te sientes mal o algo?

-De hecho si bicho, no sé que me sucede, ni siquiera puedo describir lo que siento.

«Loraine ¿qué le has hecho?»

-Te ves extraño, pareces más pálido de lo normal.

-Mira quien habla, ni siquiera un muerto es más blanco que tú.

Ann hizo una mueca de desaprobación -Hablo en serio.

-Yo también.- rió y luego comenzó a toser.

-Le diré a mamá que te lleven con un médico.- metió en su boca una cucharada de cereal.

-No servirá de mucho, además debo irme mañana, solo me permitieron venir por un fin de semana.- dio un sorbo a su jugo de naranja -los estudios son duros pequeñina.

-¡No!- hizo un puchero -quédate conmigo.

-No es algo que yo pueda decidir bicho, necesito asistir a clases si no quiero ser expulsado del colegio.- se levantó de la mesa y caminó hacia la sala para tomar su mochila que se encontraba en uno de los sillones.

-¡No me dejes hablando sola, es de mala educación!

Segundos después el rubio regresó con algo oculto tras su espalda -Te compré algo en Italia cuando fui de excursión, es tu regalo adelantado.

Los ojos de la pequeña brillaron ante las palabras de su hermano y se acercó a toda velocidad a él. Alexander sacó de su escondite una hermosa muñeca de porcelana que parecía el vivo retrato de Annette.

-Te amo Alex.- tomó la muñeca con emoción y la observó con detenimiento -prometemos que esta conservará su cabeza.- dijo sonriendo.

-¿Prometen?

-Si, a Loraine también le gustó.

El joven sintió un temible aire recorrerlo al escuchar nombrar a "la amiga imaginaria de Annette" pero se limitó a sonreír irónicamente.

LoraineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora