Loraine

♣cinco♣

Sábado, el día se encontraba bastante agradable y aún más porque sería la primera vez hace algunos años en que Annette asistía a una fiesta con niños de su edad. Pasó todo el tiempo desde que despertó alistándose para el evento, cepilló su cabello por lo menos unas 50 veces, ordenó a Lidia planchara perfectamente su vestido y preparó sus zapatos y un moño enorme que combinase. Todo estaba perfecto, ella se veía bastante bien y le había comprado un buen regalo a Lucy, seguro así querrían hablar con ella, pero aún había algo mal...Loraine, no estuvo mientras compraron el vestido y al llegar a casa no la vio una sola vez, algo tramaba...o tal vez estaba molesta, cualquiera de las dos opciones solo podía llevar a malas consecuencias.

—Lor...

—Vaya que honor, te has acordado de mi.

—No digas ridiculeces por favor, iremos a una fiesta, deberías alistarte.

—Yo no iré, no quiero ver a esos mocosos carentes de coherencia e intelecto.

—Son solo niños...de nuestra edad.— acomodó su enorme moño azul —¿qué puedes saber tú que ellos no sepan?

—No te imaginas...

Ann rió, aveces Loraine es muy buena con la comedia involuntaria, y negó con la cabeza.

—¡Ann!— se escuchó una voz proveniente del primer piso, era su padre.

La rubia, después de arreglar por ultima vez su cabello, fue a donde su padre para ver que era lo que sucedía.

—Querida, ya debemos irnos si no quieres llegar tarde.

Annette asintió, segundos después recordó a Loraine, no podía dejarla sola aquí, no sabía lo que podría hacer y además quería que se divirtiera con ella.

—Si, claro....solo que olvidé algo en mi habitación.— se apresuró a subir para encontrarse con Loraine realmente enfadada.

—No pienso ir, no importa lo que me digas.— dijo sin siquiera voltearla a ver —se reirán de ti, te lo harán pasar mal, eso es lo que todos hacen y es lo que harán ahora...pero si eso es lo que tú quieres anda, sola, yo no estaré ahí para ser humillada.

—Loraine, no todo tiene que ser tan malo. Los chicos pueden ser...¿extraños?, pero no por eso son malos.— sonrió sin ganas, Loraine logró hacerla pensar en lo peor.

—No es así, ya lo tratamos antes y sabes lo que sucedió, no pienso ir a probar suerte ahora.

—Bien, puedes quedarte entonces.— se dio media vuelta y salió de la habitación para después salir de la casa.

                     

No tardaron mucho en llegar a casa de Lucy, la señora Thompson los recibió muy amablemente aunque no pudo evitar notar que el vestido que Annette vestía era el mismo que le fue negado a Lucy el día anterior. El ambiente se puso algo tenso entre ambas mujeres.

— Lindo vestido Annette.— dijo la señora Tomphson al verla llegar.

—Si, es muy lindo.— sabía perfectamente lo que estaba tratando de hacer y no le importaba.

La señora Tomphson acompañó a Annette hasta el patio trasero donde se encontraban todos los niños jugando y divirtiéndose pero todos parecieron detenerse al notar su presencia ahí, en especial Lucy que de inmediato reconoció aquel vestido rosado y el recuerdo hizo sus ojos llenarse de lágrimas.

—Ann.— habló en tono apagado mientras se acercaba a ella —que bueno que pudieras venir a mi fiesta, ven, vamos con los demás.— simplemente no podía apartar la vista del vestido que debió haber sido suyo.

  —Mala idea... — escuchó la voz de Loraine.

Después de todo si vino...

  —No es nada, eres una...buena amiga.— sonrió, en realidad no sabía que decir —Claro, vamos.

  —No digas que no te lo advertí... 

Caminaron en dirección a la mesa del pastel, donde, por alguna extraña razón, se encontraba la mayoría de los niños.

  —Chicos, vengan les quiero presentar a Annette.

Todos voltearon extrañados, ya la conocían, la rara.

Unas niñas con atuendos aún más extravagantes que el suyo se acercaron observándola de arriba a abajo —¿Tú eres "Annette"?—  preguntó una de ellas alzando una ceja.

  —No, es Juanita Diaz.

 — Si, si soy yo.—  rió con nerviosismo —pero pueden llamarme Ann.

Jamás había hecho un esfuerzo tan grande por agradarle a alguien...

A lo lejos lo vio...en definitiva era Nathan Peters, con ese cabello castaño claro y sus perfectos ojos azules. Debía acercarse a hablar con él pero no sabía como...así que se le ocurrió una idea.

  —Yo no lo haría si fuera tú.

Cállate Loraine

  —¿Conocen a Nathan?— se ruborizó al instante de mencionar su nombre y las otras chicas sonrieron.

Listo, te has sentenciado sola

—Claro, es amigo nuestro ¿verdad?— dijo una de ellas, la pelirroja, con una sonrisa no precisamente inocente.

—Si, lo es.— la siguió una niña de tez oscura y cabello rizado —¿por qué? ¿te gusta?— inquirió acercándose a Annette.

No lo hagas...

—Si, él es...lindo.— cubrió su rostro al responder.

...Lo hiciste, muy bien, no digas que no intenté ayudarte

Las tres chicas se miraron entre sí, algo tramaban, sonrieron y se acercaron a ella.

—Ve y háblale entonces...— rieron.

—Si, yo...me da pena ¿saben?

—¡Nathan!— exclamó la morena —ven, queremos presentarte a alguien.— hizo señas para que se acercara.

El castaño giró a verlas y sonrió, alzó una mano en seña de saludo mientras se acercaba —¿Qué sucede?— dijo al llegar donde las chicas.

—Ella es Annette...

—Ravenscroft.— complementó lo que su ahora "amiga" había dicho.

—Mucho gusto Annette, yo soy Nathan...puedes llamarme solo Nath.— la miró con una gran sonrisa, meditó unos segundos y siguió —te conozco ya ¿no vamos juntos en el colegio?

—S...si, pero jamás habíamos hablado.— agachó la mirada, en verdad estaba nerviosa, sus manos estaban heladas y sudorosas.

—Nath...suena a nombre de chica ¿no crees?— Loraine rió.

Nathan trató de verla a los ojos pero Annette solo lo evadió —Si, es una lástima, jamás me había fijado en que eres muy bonita.

Sus mejillas ardían, se había puesto más roja que un tomate, no podía pensar. Ni siquiera se había dado cuenta de que las otras niñas se habían ido.

Mientras ella charlaba con Nathan sus "amigas" se estaban poniendo al día con Lucy...lo bueno a penas iba a comenzar.