¡ Heterotalia !

RomaLiech

// Romano x Liech //

Para aquella fiesta, Lili quería un cambio en su imagen.

Siempre la habían visto cómo una niña, una adorable niña.

¿No sería tiempo de cambiar aquello?

No iba a ser un cambio tan sorprendente, pero al menos que algo en ella se note diferente, sería ideal.

Tomó un vestido liso, rojo, con los hombros descubiertos, que le llegaba hasta antes de las rodillas.

Tenía algo de miedo con el maquillaje, no era experta cómo Taiwan, ¿Qué tal si lo arruinaba? Bueno, solo se agrandaría las pestañas, eso era lo único que sabía hacer.

Algo faltaba..

¿Tacones?

Tacones.

No sería tan difícil, ¿Verdad?

Lili sacó una caja nueva de zapatos de su closet, los había comprado solo para esa ocasión, al igual que el vestido.

Sentándose en su cama, se calzó con los  tacones en punta.

Al pararse, Lili perdió por completo el equilibrio, cayendo al piso.

Pero no se daría por vencida.

Y así, estuvo más de 30 minutos intentando caminar sin caerse, hasta que logró hacerlo hasta parecer un poco normal.

‡

En la fiesta, Lili captó la atención de las naciones femeninas.

— ¿Qué es lo que te pasó? ¡Qué cambio! — Bélgica estaba impactada con el ligero cambio de rubia, pero bueno, Bélgica suele exagerar un poquito las cosas.

— ¿A quien quieres atrapar? — Inquirió Taiwan.

— ¿Eh? — Liechtenstein no había entendido a que se refería con "atrapar".

— Bueno, cuando una chica hace este tipo de cambios es porque le interesa un chico, ¿Quién es?

— ¡Adivino! — Se unía a la conversación, Seychelles. —Hmm.. ¿Italia?

— N-No..

— ¡Luxemburgo!

— ¡¿Mi hermanito?! — Saltó Bélgica, ¿Será..?

— ¡N-No!

— Vamos, déjenla en paz. — Dijo Mónaco al notar a Lili un poco tensa.

— Si a Liechtenstein le gustará alguien, seguramente nos diría. — Czech saltó en defensa de la rubia.

★

Aquella conversación con las chicas la dejó pensando.

¿Y si en verdad le gustaba alguien?

Se sentía cómo una tonta, porque ni ella lo sabía.

Pensó, ¿Quizá alguno que haya nombrado sus amigas?

¿Italia? No.. era un gran amigo.

¿Luxemburgo? ¡También es un gran amigo!

Se puso a pensar en varias opciones; Eslovaquia, Hong Kong, Islandia..

¡Pero para ella todos eran buenos amigos!

Necesitaba un poco de aire, esos pensamientos la estaban aturdiendo.

Liechtenstein caminaba lentamente simulando naturalidad.

Hasta llegar al patio, de suelo rocoso.

Demonios.

Ella podía hacerlo, hasta la pequeña fuente del centro. ¡Claro que podía!

Se convenció tanto, que al menos no dolió demasiado cuando cayó al suelo... Caerse dos veces en el día, ¿A caso el suelo era su verdadero amor?

Una voz la sobre saltó.

Era Romano.

— ¿Estás bien? — Preguntó, tendiendole la mano.

— ¿Eh? Oh, sí! No se preocupe.. — Recibió la ayuda del italiano, y se levantó. Estaba roja de la vergüenza.

Más porque habia perdido el equilibrio, ¡¿Para que trajo tacones sino sabía usarlos?!

El italiano la sujetó de la cintura para prevenir que se cayera nuevamente, la soltó algo avergonzado, con sus mejillas rojizas.

— ¿Qué haces con tacones? — Lovino estaba confundido. — ¿Sabes usarlos?

— N-No.. pensé que serían fáciles de usar.

— ¿Qué tontería es esa? Ven, vamos a sentarnos en esa banca. — Señaló. — ¿Puedes caminar?

A decir verdad, le dolía bastante su tobillo izquierdo.

Lovino se percató de eso, no había otra opción.

— Con permiso.

— ¿Eh?

Lovino cargó a Lili al estilo de princesa de Disney.

Lili, por supuesto, se moría internamente. Rojisima, ¿Y si alguien los veía? ¿Que iban a pensar?

— Ya que no puedes caminar, te cargaré hasta la banca.

Lili asintió en silencio.

Lovino solo pensaba que necesitaba ir al gimnasio, porque Lili no pesaba nada y ya le estaba doliendo el cuerpo.

La bajó con cuidado en la banca, se agachó para quitarle los zapatos.

Liechtenstein pensaba que era justo como una escena de un cuento de princesas. ¿Acaso ella era Cenicienta?

Y él... ¿Era su príncipe?

— Lili, no lo había dicho, pero, te ves l-linda ésta noche.

Las palabras de Lovino la sonrojaron, literal parecía un tomate con lazo.

¿Esto es acaso una escena de un cuento de hadas o de un libro de romance para adolescentes?

Ambos avergonzados, apartaron la mirada.

Justamente cuando Lovino terminaba de quitárselos, el hermano de Lili apareció.

Y habrá pensado miles de cosas menos que sólo la quería ayudar, porque se lanzó directamente al italiano a decirle de todo menos que ese traje le quedaba bien.