Atentamente, Sirius...

307 12 4
                                    


Nacer, crecer, vivir, ver a una parte de ti partir para siempre mientras tu cuerpo vive como un inferi siguiendo las órdenes del destino... que se ensañó cruelmente conmigo.

Soy Sirius Black, el Ministerio de Magia ofrece una suma importantísima de galeones por mi cabeza y los dementores tienen la orden de arrancarme el alma, literalmente, si me encuentran. No suelo ser sentimental, esa parte está más bien guardada para mí mismo, pero quiero contar una historia cruel e injusta, como la mía.

Nací y crecí en una familia donde mis queridos padres tenían especial interés por las artes oscuras y estaban de acuerdo con los ideales del mago más oscuro de todos los tiempos; un hombre capaz de resquebrajar la coraza más fuerte o de acabar con la vida de una persona diciendo dos simples palabras... hombre que, más tarde, sería el responsable de la muerte de mis dos amigos.

Cualquiera pensaría que crecer en un ambiente así me inculcaría las mismas creencias, pero nunca me gustó esa estupidez de la pureza de sangre; si tu sangre es mágica, es que es pura. Incluso, había quienes pretendían que nos apareáramos con nuestras propias familias para continuar con el linaje... pues ya casi no quedaban familias mágicas.

Me siento orgulloso de haber sido diferente y no volverme un criminal... aunque la comunidad mágica entera piense lo contrario. Gracias a eso conocí a mi mejor amigo, un hermano... James Potter. No hay día que pase sin que lo extrañe. Recuerdo que cuando nos conocimos, no tuvimos que esforzarnos mucho para terminar siendo los mejores amigos, porque pensábamos y éramos iguales; él detestaba la "pureza" y era rebelde, así como yo.

Creo que para él todo comenzó desde la primera vez que le dijo "hola" a Lily, una hija de muggles. Se enamoró de ella. Sonrío al recordar que no podía evitar hacer el ridículo cuando ella estaba cerca, yo sólo le daba todo mi apoyo como los hermanos que éramos y somos.

Nos la pasábamos muy bien. Conversábamos, bromeábamos y reíamos, pero ante todo, no acatábamos las reglas y hacíamos travesuras. Éramos tan parecidos, que por eso era más unido a él que a los otros dos, aunque igual estimo mucho a Lupin.

Conocimos a Lupin... Pobre. Me siento mal al haber desconfiado de él cuando el traidor era otro... esa rata traidora de Peter en la que confiamos la vida de mis amigos. Ese no merece palabras, pero Lupin si que sí; es un buen hombre, aunque un poco terco. Creyó que podría ocultarnos su condición inventándonos excusas gastadas, pero con James descubrimos pronto su secreto, ¡y sí que lo ayudamos! ¡Gracias a él somos animagos!

Él era el bueno, al menos lograba avergonzarnos por lo que hacíamos unas pocas veces. Si no hubiese sido por él, no nos habríamos fijado en Peter para que, desgraciadamente, también formara parte de los merodeadores.

Colagusano era del tipo de personas que van donde le conviene. Siempre se mostró fiel a nosotros, ganándose nuestra confianza al punto de que dejáramos la vida de mi hermano y de Lily en sus manos; creíamos que Lupin no era de fiar.

En Hogwarts hacíamos todo tipo de travesuras. Yo me aburría y James actuaba. ¡Si supieran cómo actuaba! Aún rio al recordar a los alumnos colgando del techo o corriendo para alejarse de las bombas fétidas. No creo que alguien conozca mejor que nosotros los pasillos y pasadizos secretos del castillo, pues creamos un mapa detallado de Hogwarts que mostraba dónde se encontraban todos sus habitantes. Nos fue de mucha ayuda para que no nos descubrieran infraganti hasta nos lo confiscaron. Luego, llegó a manos de Harry milagrosamente.

Solíamos usar la capa de invisibilidad de James para escurrirnos en el castillo por las noches sin ser descubiertos. Y ese Snape siempre husmeando, tratando de encontrar alguna excusa para que nos expulsaran... ¡Ja! No sé por qué James lo rescató cuando el primero en hechizarlo era él. Esa vez, me dijo que había llegado demasiado lejos al intentar que Quejicus viera a Lunático en estado de hombre lobo para darle la lección de que dejara de entrometerse en lo que no le importa. ¿Pero cuándo habíamos tenido limites entonces? De todas formas, éramos los mejores estudiantes de Hogwarts y no nos podían expulsar.

One-shots | Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora