Torposoplos (Nottgood)

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Luna escuchó por la mañana unas risillas y voces provenientes de un aula en desuso con la puerta entreabierta, mientras caminaba con las espectrogafas puestas para buscar torposoplos en los pasillos de Hogwarts. No pretendía escuchar a hurtadillas, prefería pasar desapercibida antes de que la eligieran como víctima de sus bromas, pero se detuvo en seco cuando nombraron a uno de sus amigos. Se pegó a la pared de piedra para oír con más claridad la conversación.

—... Harry y sus amigotes —soltó uno con sorna.

Los chicos volvieron a reír.

—No podremos pasar desapercibidos.

—¿Pero en su sala común? Seguro ningún Slytherin se acerca a ese basurero.

Más risas.

—¿Estás loco? —exclamó otro—. Si quieres pasar desapercibido, tiene que ser cuando se encuentren solos.

—¿Y perseguirlos por todo el castillo? Olvídalo, Crabbe.

—Le encuentro la razón, Draco. ¡No me mires así! Si lo piensas, podríamos hacerles una broma a todos los valientes leoncitos, ¿por qué solo al desabrido de Potter? —terció.

—¡Tú también, Nott! Pensé que tenías más sentido común que éste.

—¡Oye! —exclamó Crabbe ofendido.

—Piénsalo, Malfoy —habló Theodore misteriosamente—. Si atacamos la trinchera de los Gryffindor, todos los Slytherin nos admirarán.

Hubo un momento de silencio.

Luna no podía creer que estuvieran planeando cómo jugarle una broma a los Gryffindor y lo peor es que estaban incluidos sus amigos. No sabía qué hacer. Tenía que impedirlo, pero no se le ocurría cómo sin que tomaran represalias contra ella. No podía sola.

—Está bien —aceptó Draco—. Esta tarde.

Se escucharon exclamaciones de celebración.

La rubia se alejó corriendo antes de que la descubrieran cuando escuchó que unos pasos que se acercaban a la puerta.

—¡Eh, tú! —alcanzó a escuchar, mientras su cabellera se agitaba.

Iba a su sala común. Tenía que pensar en cómo advertírselo a Harry para que los Slytherin no se salieran con la suya; podría decírselo a Dumbledore directamente y darles los nombres que había escuchado, pero no quería perjudicar a sus amigos, porque sabía que Harry y Ron se defenderían si los atacaban. No podía arriesgarse a que los castiguen.

Se mordía el labio inferior, mientras sus pasos resonaban por los pasillos. No se atrevía a enfrentarlos ella misma, aunque parecía ser la única solución.

Después de la cena, observó atentamente a los cinco chicos que estaban reunidos en la mesa de Slytherin para saber cuándo fueran a hacer su cometido. Estaban con las cabezas juntas y reían mirando de forma burlista al sector de Gryffindor, quienes no prestaban la menor atención.

Luna estaba tan concentrada que no había probado un bocado de las patatas y salchichas que se enfriaban en su plato, ni siquiera escuchó cuando alguien dijo "la lunática esta mirando". Se trapicó con el zumo de calabaza al notar que un chico de ojos verdes, cabello castaño erizado con gel y pómulos marcados la miraba fijamente. Esbozó una sonrisa cuando se volvió hacia sus amigos para decirles algo en voz baja haciendo que rieran.

Luna estaba sonrojada mirando su plato. La habían descubierto, seguro sospechaban que sabía algo y no iban a quedarse de brazos cruzados, estaba segura de ello después de haberlos escuchado. Para su suerte, los chicos no volvieron a prestarle atención, así que acabó de comer la cena antes de salir del Gran Comedor.

One-shots | Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora