【ES POR TI】

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Al llegar a las instalaciones de la clase E no fue sorpresa que todos los que se encontraban allí lo mirarán de manera sospechosa; a él no le importaba, solo quería saber que le había pasado a Nagisa; su corazón latía descontroladamente y el aire que respiraba entraba y salía con rapidez de sus pulmones. Al abrir la puerta de la enfermería no pudo evitar sentir sus costillas comprimir su corazón.

Karma estaba sentado cerca de la cama de Nagisa.

—Nagisa, ¿qué pasó? —caminó hasta sentarse a un lado de la cama de Shiota.

Antes de poder decir algo, Karma, se adelantó.

—Fue mi culpa —dijo mirándolo.

Asano también lo vio y frunció el ceño.

—¿Por qué no me sorprende? —lo miro de arriba a abajo.

—Fue un accidente —agregó Nagisa —. Un accidente, lamento preocuparte, al final solo fue un susto.

—¿Un susto? —se sentó en la cama.

—Sí, durante la clase de educación física me caí y mi pierna se lastimo, pero al final solo fueron unos raspones —rio ligeramente.

—Ya veo —suspiro Asano y luego sus ojos encontraron los azules y una sonrisa creció en sus labios —. Me alegra que estés bien —le acarició con sus nudillos la mejilla de Shiota y él no pudo evitar apoyarse más en ella.

Las manos le temblaban, la garganta sentía seca, el corazón palpitaba con fuerza aun después de romperse en pequeños pedazos; aguanto las lágrimas, respiró profundo antes de salir de la enfermería sin ser notado por ambos.

...

—Gracias por traerme, Gakushū —dijo cerca de la oreja del mencionado antes de bajar de su espalda.

—No hay problema —le entregó su mochila —. ¿Seguro que estás bien?

Una sonrisa nervioso volvió a cubrir sus labios.

—Claro, mi pie ya se encuentra mejor —lo levanto un poco y lo empezó a mover de arriba a abajo sin mostrar molestia en su rostro.

—Creeré en ti —se miraron e instantáneamente el nerviosismo recorrió sus cuerpos.

—Tengo que entrar a mi casa... —a pesar de que lo había dicho sus piernas no se movieron.

—Cierto —dirigió su vista a la puerta de la casa y luego en la mejilla de Nagisa —. Entonces, hasta mañana —acercó sus labios a la zona ya detectada.

—Claro, buenas noch... —movió unos cuantos centímetros su cabeza.

Ninguno de los dos se esperaba aquello; al menos no en ese momento. Sus labios unidos. Al separarse lentamente, ambos pudieron sentir el respirar del otro contra su piel. Ambos rostros tan rojos que brillaban.

—Te veo mañana... Nagisa —dio media vuelta y se fue disimulando su caminata rápida.

Shiota, por su parte, se cubrió con el antebrazo la boca. No podía creer lo que había sucedido.

...

Acercó el rostro al espejo y pestañeó un par de veces. Giró unos cuantos grados su cabeza hacia la derecha y luego hacia la izquierda; colocó su mano en sus mejillas y las empezó a masajear; dejó caer los brazos y prefirió sentarse. Admitía que el maquillaje que le habían aplicado minutos atrás había quedo bastante bien, se veía «más bonita» que antes, como bien había dicho la estilista que había contratado el papá...su suegro Asano (pensar en aquello provocaba latidos demasiados fuertes); el cabello tampoco había quedado mal, aun así... se sentía completamente ridículo y eso que aún le faltaba el bendito vestido. Suspiro con fuerza.

Nunca te amará como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora