la guarida del lobo

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Cuando desperté me encontraba sentado en una silla con las manos y los pies atados con una gruesa soga y un pañuelo me cubría la boca, Susan se encontraba a mi lado sentada de la misma manera. Qué había querido decir ese extraño con la asesina del mundo, dónde nos encontrábamos, y ahora qué me daba cuenta no teníamos puestos los trajes anti radiación puestos. Unos instantes después alguien entró por la puerta.

-hola, ya era hora de que se despierten dormilones, veo que te encuentras algo confundido- dijo el hombre mirándome a mí, era el mismo tipo de acento raro que había escuchado antes- quédate tranquilo en unos instantes comprenderás todo-

Comencé a forcejear para liberarme de mis ataduras, escupí el trapo que me cubría la boca y finalmente pude hablar.

- yo se quiénes son ustedes, son los malditos de GHOST, son los culpables de toda esta mierda, donde están nuestros trajes anti radiación- dije furioso.

-será mejor que te calmes, con solo pensarlo puedo hacer que alguien te dispare y te borre ese bonito rostro- dijo sonriendo el sujeto- así me gusta bien callado, bien ahora déjame presentarme, mi nombre es Knox, y para sorpresa mía sabes de nuestra organización. Nuestro objetivo era alterar el orden de las cosas para hacer caer a los gobiernos corruptos o a las sociedades perdidas. Nuestros métodos no son compartidos por todos pero por eso contamos con nuestra forma de defendernos-dijo el individuo llevando su mano a un revólver en su cintura

- sus métodos no son compartidos por nadie excepto por los locos que te rodean- dije

- a esos que tu llamas locos, yo los llamo revolucionarios, nuestras bases están en las revoluciones que han acabado con los poderosos más importantes de la historia, nosotros somos solo una más en el hilo de esta- dijo Knox- ahora cállate-

Se acomodó la chaqueta que llevaba, era un ser monstruoso, media casi dos metros y sus facciones era duras, su cara estaba llena de cicatrices y tenía un ojo de vidrio, su nariz era aguileña y le faltaban más de un diente. Por lo demás parecía haber sido un físico culturista en el pasado. Continuó con su monologo.

- ahora bien, centrémonos en nuestra otra invitada de la noche, la pequeña Susan, mi antigua predilecta, la que se encargaría de realizar esta misión de suma importancia. Aunque no lo creas la mujer que tienes al lado es la culpable de que todo este como esta, no yo, ni mi organización. Ella fue la que creó el virus informático que corrompió el sistema haciendo estallar todos y cada uno de los reactores nucleares de este maldito planeta, si quieres culpar a alguien es a ella a quien debes culpar- dijo mirando con odio a Susan.

- es imposible, no lo creo y si es así ustedes son peores que ella porque son quienes dieron la orden- dije percatándome que no tenían idea de que yo era el creador del sistema de seguridad informática que ellos habían pirateado- donde están nuestro trajes anti radiación-

-quédate tranquilo estúpido estas bajo veinte metros de tierra aquí no llega la radiación ni nada- dijo Knox- como veo que sigues pensando que el plan y la culpa de todo es mía te diré otra cosa para que te termines de convencer. La estrategia era volar la planta nuclear de yorkwood, una de las más pequeñas del país, en el horario de menor personal. Pero solo volaríamos esa planta, no todas las del mundo ese nunca fue el plan. Te repito que la que diseño el virus y lo envió fue esa perra que tienes al lado- dijo Knox devorando a Susan con la mirada.

Esta estaba al borde del llanto, parecía al borde de un colapso. Lo que decía podía ser verdad como mentira, nada podía asegurármelo.

-¿has sido tu Susan?, de verdad tú lo has hecho- pregunté mirándola a los ojos.

Rompió en llanto y mis temores se confirmaron, definitivamente era ella la culpable de todo y la había tenido al lado todo este tiempo, es más me había enamorado de ella.

- los dejo solos un momento después de todo a ella no le queda mucho tiempo, la ejecutaremos al amanecer, por cierto cuál es tu comida favorita nunca me la has dicho pequeña- dijo riéndose Knox, Susan lloraba más fuerte- en cuanto a ti retenerte aquí o afuera me parece lo mismo solo hay muerte allí, sin embargo tienes un precio que pagar has matado a algunos de mis mejores hombres. Te iras de aquí sin nada más que tu traje antirradiacion caminando y primero veras como fusilamos a Susan, me parece justo, ¿no soy un tipo compasivo?-

Eres el ser más desagradable que he visto en mi vida pensé para mis adentros, Knox se fue de la habitación dejándonos a los dos devuelta solos. Susan seguía llorando.

- por qué no me lo dijiste antes, por qué tuvimos que llegar a esto- dije mirando a la nada.

- no sabía cómo decirlo, después de todo soy una asesina, una maldita asesina, y tú eras la primer persona que me hablaba bien después de tanto tiempo- dijo Susan todavía entre sollozos.

-porque rayos estabas con estos locos, como llegaste ha terminar haciendo semejante cosa-

-al principio sus ideales estaban bien pero luego sus ataques comenzaron a ser más violentos, trate de salirme pero una vez que te unes a ellos era para toda la vida- dijo Susan avergonzada.

- y por eso volaste todo el planeta, para que no te molestaran más- dije enfureciéndome.

- no es así, déjame explicarte-dijo Susan tratando de calmarme.

- no hay justificación alguna para lo que has hecho maldita sea-dije tirando de mis ataduras, quería salir de allí no soportaba un segundo más ese lugar oprimente.

Tenía que huir de allí de inmediato, grité lo primero que se me vino a la cabeza.

- necesito ir al baño-

Un tipo de piel morena con uniforme de seguridad abrió la puerta.

- ven gusano, te acompañare- dijo mirándome con odio.

Me apuntó con un fusil en la espalda y me empujó para que camine. Fuimos por un pasillo doblando varias veces hasta llegar al baño. Entré al cubículo y el tipo me esperó afuera. ¿Como escaparía de un lugar de veinte metros de profundidad?. Miré el inodoro y no vi nada contundente como para abatir al guardia. Miré hacia la canilla y esta se encontraba un poco en mal estado, en una parte de esta se encontraba la cara de un lobo grabada en plata. Tiré de esta y nada, hice un poco más de esfuerzo y me quedé con el pedazo de metal en la mano.

El agua comenzaba a salir a montones del agujero que había quedado.

-que sucede aquí- dijo el moreno entrado.

Arrojé con todas mis fuerzas la canilla contra la cara del sujeto y por milagro di en el blanco. El arma cayó al suelo y quedó a mi merced. Me agaché y la tomé mientras el guardia todavía se agarraba la cara.

-muévete- dije apuntándole.

El tipo me miraba confundido, sin embargo se corrió.

-no llegaras muy lejos, estas a veinte metros de profundidad, no tienes escapatoria- dijo con desdén.

-prefiero intentarlo- dije y le disparé en la pierna para que no me siguiera.

A continuación salí corriendo buscando algún tipo de elevador o escalera. Mientras corría una alarma empezaba a sonar a todo volumen.

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