C. Chocolate | Takumi/Megumi |

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Al igual que en el Drabble anterior, situado en un fututo.

Chocolate.

Megumi se sienta, cansada. Ha tenido un día duro en el restaurante familiar de su marido y su cuñado, a pesar de que ella no trabaja allí. Viajar a Italia había sido duro para Hisako, quien se casó con Isami, y para ella, pero tras casi dieciocho años ya conocían bien el idioma y las costumbres, acostumbrándose y apreciando su nuevo hogar. Antes de que Megumi llegase a Italia trabajó un año entero en el restaurante de su madre, manteniendo una relación a larga distancia con el italiano, sin embargo, sus seres queridos notaron su desánimo y le aconsejaron mudarse al país europeo; Megumi terminó accediendo casi a regañadientes, no queriendo separarse de su ciudad natal. Recordar eso le trae nostalgia a la nipona, a pesar de que hay temporadas en las que Takumi y ella vuelan a Japón para ayudar en el restaurante de su madre, además, al visitar Japón también pasan por Tōtsuki para ver a su primogénito, Kazuma y a su hija pequeña, Bianca. El mayor está ya en tercero, es su último año y pertenece a los diez asientos, la menor está en primero, preparándose para la Elección de Otoño.

Estira las piernas para intentar quitarse un poco el dolor, cierra los ojos y se concentra en pensar todo lo que tiene quedar listo en una semana antes de volver a Japón por un mes: el menú de verano para el restaurante oriental que ella y Hisako llevan, el conteo de provisiones, las maletas con ropa veraniega, el chocolate para Kazuma y Bianca y asegurarse de guardar bien todo lo que Isami y Hisako les darán para que le lleven a Mio, quién al igual que su primo Kazuma, está en tercero y tiene uno de los asientos.

Megumi siente una mano en el hombro y no puede evitar sonreír dulcemente cuando, al abrir los ojos, se topa con un Takumi sonriente.

—Sé lo que estás pensando, pero no te preocupes, ya me he encargado del chocolate para los niños —le comenta el italiano—. El pedido llega de Suiza mañana.

Megumi asiente conforme, tachando esa tarea de su lista mental. Se levanta y le da un suave beso en los labios al rubio.

—Gracias —luego le abraza, de sorpresa, aunque el la corresponde encantado—. ¿Sabes? He estado pensando estos días pero... ¿y si le llevamos algo a Akane-chan?

Por un momento Takumi se queda congelado y despega a Megumi levemente para poder verla a la cara, ella sonríe como siempre.

—Espera, espera, espera, yo también adoro a esa chica y sé que como es hija de Sōma y Erina le tienes un aprecio especial —empieza Takumi, su voz pasa poco a poco de la incredulidad a la emoción—, ¿acaso el idiota de nuestro por fin...?

—Síp, Kazuma llamó hace unas horas, antes de abrir el restaurante y me lo dijo, por fin se ha declarado a Akane-chan y ella le ha correspondido.

Takumi ríe feliz ante la noticia, se alegra por su hijo y por la chica a la que considera una sobrina, se alegra mucho. De repente detiene su risa y esboza una sonrisa maliciosa, Megumi le mira extraña por lo que su marido se limita a decir:

—Es que así puedo meterme con Sōma porque su niña ha encontrado el amor, a ver si soy capaz de sacar su lado de padre celoso.

Ahora es Megumi la que ríe.

—Takumi... sabes que Sōma-kun no es para nada celoso y que seguramente se alegre al igual que nosotros, es más, quien debería preparase eres tú, pues si que celas mucho a Bia-chan y cuando ella tenga pareja y nos la presente lo vas a pasar mal.

El italiano se queda callado y pálido como un fantasma, pues nunca había pensado en ello, el silencio se rompe con las carcajadas de Isami, quien ha escuchado la última parte de la conversación al salir de la cocina tras terminar su limpieza. Takumi refunfuña y se cruza de brazos, algo sonrojado.

—Tal vez no deberíamos llevarle chocolate a Bianca hasta que nos asegure que no tendrá novio hasta los cuarenta —dice el rubio ganándose una mirada incrédula por parte de su hermano y su esposa.


Shokugeki - One-shots -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora