capitulo 3

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Cuando termine mis labores, me decidí a encarar al señor de Miriam. Me fui a la parte mas lejana de la aldea donde nadie me vería. Allí era donde terminaba todo y comenzaba el desierto ( lugar de muerte). Por allí se fue Aaron. Así que decidí hablar personalmente con el señor de Miriam. El tenia que escucharme. Si escuchaba a Miriam que era mujer; también me escucharía a mi que era una niña. Así que me arme de todo mi valor y le grite. Grite hasta que me canse. Le dije tantas cosas que llevaba guardadas en mi pecho. Le cuestione por que había permitido que mis padres murieran.? Por que me había separado de mis hermanos?.Si ayudo tanto al padre Abraham por que no nos ayudaba a nosotros también? .Si ayudo tanto a José por que se escondía de nosotros? !Grite, grite y grite!. La angustia que durante mucho tiempo había llevado en mi corazón salio a borbotones como rió entre las piedras. Me canse de tanto gritar. Me descubrí llorando. Desde cuando yo no lloraba? Desde cuando  no abría mi corazón y sacaba toda la furia. Pero nada paso. El no me contesto. Estaba sordo a mis gritos. Como una niña de 12 anos podía llamar la atención de ese  Señor Invisible.? Me sentí agotada y me senté en medio de la nada. Mire a todos lados. Arena, arena y mas arena. Al otro lado las casas y las tiendas pequeñas de la aldea gris. El cielo estaba muy azul. Mas azul que nunca. ?Por que el cielo estaba tan azul? Acaso se estaba burlando de mi dolor? Eso me faltaba. Que el Señor Invisible se estuviera burlando de mi.

  Un viento fresco toco mi cara. !Que extraño! Viento fresco en el  desierto? IMPOSIBLE!  Pero allí estaba yo. Sentada en la arena caliente y siendo acariciada por un viento fresco. Mi cabello  se mecía entre ese viento. Mi cara se sentía como si la lluvia la estuviera besando. Entonces lo que nunca imagine sucedió. Mire al cielo azul y sonreí. ! Me estaba riendo! ? De que yo me estaba riendo? Yo no tenia ningún motivo para reír. Pero extrañamente no podía dejar de reír. Mi corazón se baño de ese viento fresco. Yo no podía controlarlo. Era algo mas grande que yo. Como explicarlo no podía. Allí en medio de aquel desierto caliente, YO REÍA. Por primera vez en mi vida experimente la paz. Esa paz de la que Miriam hablaba tanto y yo no entendía. Ahora la estaba sintiendo. Era un sentimiento muy agradable. Una sensación extraña pero bonita. Yo me sentía bien. Muy bien! Extremadamente bien!  Tan bien que no me percate que aquel cielo tan azul se estaba cambiando a gris. Tenia que correr. Tenia que regresar. Si me cogía la noche me perdería en la oscuridad. Nadie me encontraría y moriría en aquel lugar.

Que extraño. Yo no quería morir. Unos minutos antes ese hubiera sido un regalo maravilloso. Pero después de esta experiencia ya no quería morir.  Yo quería vivir. Vivir para que? Vivir por que?  Yo en verdad, no lo sabia. Pero ahora si que quería vivir. Así que me levante y corrí. Corrí como nunca antes. Como si me persiguieran. No me detuve a coger aire. Hasta que llegue a la aldea y otra vez me sentí segura.  SEGURA en aquel lugar de muerte? Pero para mi sorpresa, yo había cambiado. Algo había pasado. No puedo explicarlo . Pero ya  no seria la misma nunca mas.

Cuando llegue a la casa , Miriam me miro a los ojos y me pregunto: "   Lo has visto verdad? " Yo le conteste: A quien he visto?  Yo no he visto a nadie. "  " Si lo has visto". Fue su respuesta y se arrodillo a orar como siempre. Se estaba volviendo loca. Pensé. Pobre Miriam tanto esperar por el Señor Invisible y el que no le hace caso. Pero de algo yo estaba segura. Después del desierto yo no seria la misma nunca mas.

EXODO    (UN ENCUENTRO CON EL SENOR INVISIBLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora