Capítulo 5.

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—Te gusta duro, ¿cierto? —le hablo suavemente.

—Muy duro —me guiño el ojo y volvió a besarme— ya no veo la hora de enseñarte que tan duro me gusta —susurra su promesa y gimo al sentir su mano acariciando mi estómago.

—Ya quisiera verla —me relamo los labios.

—¿Te la muestro ya? —levanto una ceja.

Luego de unos segundos entendí de que hablaba y mi cara se puso como un tomate.

—No... hablaba de tu... —murmure incómoda, lo odio por eso.

—Ya lo se —ríe— solo me gusta hablar con doble sentido nena.

Sonreí y volví a besarlo.

—Volvamos a lo nuestro —enredo mis dedos en su cabello— pero no en tu cama...

—¿En dónde? —me miro tratando de entender.

—Yo se que antes lo... —hice una mueca, incómoda— hacían en esta pieza...

—Ya entendí —sonrió incómodo— vayamos a la tuya...

—Esa era mi idea —lo beso.

—Si seguís así, no voy a llegar a tu cama —susurra y yo me río.

—Bien —suelto un bufido— déjame salir...

—No te me vas a escapar, ¿esta claro? —dijo una vez que se bajo de mi.

—Mmm... veamos si podes atraparme —hable naturalmente y salí corriendo de la cama.

Abrí la puerta y escuche su risa detrás mio. Me fui hasta mi cuarto. A los segundos el entro con algo en la mano.

—Si no fuera por esto —levanto su brazo y señalo el paquete que llevaba en la palma— ya te hubiera atrapado...

Levante una ceja y mire bien que era...

“Un preservativo idiota! O mejor dicho, una caja... Oh, alguien va a tener jornada larga.”

Bufe ante el pensamiento.

—¿Vas a necesitar ayuda con eso? —lo mire mientras se acercaba a la cama y dejaba la cajita en una de las mesitas.

—¿Con que? —dijo divertido y se saco los pantalones, quedando solo en bóxers.

—Con el paquete —me muerdo el labio mientras observo la vista, ahora que observaba bien a Justin, es un Dios personificado— digo, a ponerte el preservativo...

—Hmm —hace un ruido con la garganta— moriría por verte intentándolo...

Le hago unas señas con la mano, y su mirada siempre me observaba, quemándome, haciendo que me desesperara por completo.

—Sos hermosa —susurra una vez que se vuelve a subir sobre mi— no creí que pasarías de ser una nena de papá a la mujer de papá.

—Yo tampoco... —un juego apareció en mi mente— papi —digo sobre sus labios y sus ojos se encienden, sonrió victoriosa.

Me besa, ya me estoy acostumbrando a su dulce boca. Jadeo al sentir su mano en mi muslo. Baja sus besos hacia mi cuello.

—Papi, mas rápido —susurré, tratando de provocarlo.

—No me hagas esto —murmuró y mordió mi cuello.

—¿Por que no? —respiro cada vez mas agitada.

—Porque me podes hablando como nena, siempre me pudiste Alexia —mi corazón latió con mas fuerza— ya no aguanto.

—Yo tampoco papi —me quejo, mordiéndome el labio— ¿te ayudo?

—Por supuesto nena —giramos en la cama, y yo quede sobre el.

—¿Me enseñarias a ponerlo papi? —tomo un paquete con mi mano— no se hacerlo...

Un jadeo desesperado salio de el... Sonreí internamente, ese apodo lo estaba volviendo loco.

—Si muñeca, vení —me senté sobre el y me saque el vestido de seda, tirándolo sobre el piso y lo bese.

Sus manos viajaron directamente a mi trasero, masajeandolo y enviando mis caderas hacia abajo, rozando con su entre pierna.

—Voy a tener un infarto antes de llegar al orgasmo —murmura y me río.

—Intentemos de que eso no pase —me muerdo el labio y me separo de el— ahora esto —señalo el preservativo.

—¿Realmente queres colocarlo? —pregunta ansioso.

—Si papi, dejámelo a mi —lo beso y salgo de encima.

Me siento en la cama y veo que el se mueve nervioso, pongo mis manos en el borde del bóxer y lo voy tirando de a poco hacia abajo. Justin respiraba entre-cortado, le afectaba tanto como a mi.

Luego de esos eternos segundos, saque al aire el gran don que Dios le dio. No era la primera vez que tenia una polla delante de mi cara, pero era la única que había medido tanto. Su mirada seguía cada movimiento que hacia, lentamente acerque la punta a mi boca y la acaricie con mi lengua... Justin estaba reteniendo sus gemidos.

Abrí la boca y metí todo lo que podía en ella. Moví mi mano de arriba a abajo, metiendo y sacando su miembro de mi boca.

—Alexia —gime ronco— no mas...

Me detuve, entendiendo el porque y lo saque de mi boca. Busque el preservativo y lo abrí, lo estire alrededor de su longitud y volví a mirarlo a los ojos, si antes estaba ardiendo, ahora siento que literalmente me quemo.

Me acerque a donde estaba y lo bese, el no dudo en responderme. Su lengua es tan mágica, me encanta.

—¿Te gusto papi? —dije intentando el papel de nena buena.

—Debo decir que me encanto tanto que ya no puedo esperar —mueve sus piernas y hace desaparecer su bóxer.

Rodea mi cintura con su brazo y nos hace girar en la cama, otra vez yo abajo. Baja sus manos y las desliza por cada lado de mi cintura, retirando poco a poco mis bragas negras.

—El negro te sienta de maravilla nena —deja un beso húmedo entre mis pechos.

—Gracias papi —susurro.

Se aleja de mi para retirar por completo mis bragas. Después besa mis labios cortamente y me adelanto a desabrochar mi corpiño. Sonríe provocadoramente y esa ultima ropa que faltaba ya había desaparecido.

—Ya era hora —abro mis piernas y dejo que se acueste entre ellas.

—Realmente —susurró y lo beso.

—No aguantaba mas —se coloca bien y pone su pene en mi entrada.

—Yo tampoco papi —gimo al sentirlo dentro de mi por primera vez.

Daddy's here.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora