Siempre se encontraba sentado en el mismo lugar de la cafetería, pedía siempre lo mismo, un café negro y algún dulce para acompañar, descansaba contra el respaldo de la silla a espaldas de la ventana que daba al obstruido cielo por culpa de los grandes edificios que abarcaban con todo el horizonte; aún si llovía, si era un día calurosamente soleado siempre se encontraba ahí, con las piernas cruzadas una sobre la otra, sus ojos cubiertos con el cristal de sus anteojos perdidos en su libro de tapa marrón con una curiosa inicial "S".
Su pelo verde menta contrastaba perfectamente con los rayos del sol que traviesas se metían por la ventana, ese curioso día sus ojos se encontraban más cansados de lo habitual, y aunque sus ojeras pasaban desapercibidas por sus gafas Taehyung lo notó, leía con lentitud como si buscara un significado a cada palabra aún si esta fuese de un simple relleno, sus labios algo abiertos dejaban escapar un sutil suspiro de vez en cuando y, cuando los humedeció con su lengua fue el momento perfecto para que un flash le desconcentrara de su lectura y divisara a un Taehyung satisfecho mirando con una sonrisa cuadrada su cámara; el pequeño Tae de no más 18 años comenzaba su carrera universitaria de artes ese mismo año y su primera tarea fue fotografiar algo bello, y como conoce de lejos al pálido de cabellos verdes que siempre se sentaba en el mismo lugar a beber lo mismo a la misma hora de siempre, no pudo aguantar al tener cámara en mano y una hermosa imagen frente suyo digno de inmortalizar.
-Hey, tú.- lo llamó con una voz algo molesta refunfuñando con la mirada y un poco sonrojado a Taehyung que se había exaltado en su lugar algo temeroso por el pequeño. Pero sin rechistar y con los nervios a flor se acercó lento mirando todo alrededor buscando una señal de ayuda.- ¿Por qué me sacaste una foto?- preguntó dejando el cuaderno cerrado a un lado junto con una lapicera negra, su sombrero negro lo había puesto sobre sus piernas y cruzó sus manos sobre la mesa esperando una respuesta satisfactoria.
-Debía fotografiar algo lindo para mi clase.- fueron las simples palabras convincentes de Taehyung sonriendo un poco sin mostrar sus dientes perfectamente alineados, dejó la cámara profesional en la mesa y tomó el atrevimiento de sentarse en la silla frente al de cabellos verdes, apoyar sus codos en la mesa y descansar su barbilla en sus manos entrelazadas mirándolo a él y a su curioso pastel de chocolate de una forma inocente y a la vez atrevida.
-¿Y crees que soy ¨tan lindo¨ como para presentar una foto mía como finalización de tu proyecto?- hizo las comillas con sus dedos, no era de gesticular tanto con sus manos pero para casos de obviedad y notorio sarcasmo lo usaba bastante. De un momento se perdió en el jovencito frente suyo, era bastante notorio que era más alto que él, pero confiando en sus 20 años suponía ser el mayor en esa conversación.
-Claro, siempre que te veo sentado ahí pienso que eres hermoso, esté nublado o soleado, de todas las formas te ves muy lindo.- confesó con un ligero sonrojo y sonriendo tanto que logró ocultar sus ojos para dar paso a su tan conocida y peculiar sonrisa cuadrada. Cerró levemente los ojos al sentir el sol tan pegado a su cara, pero poca importancia le dio.
-¿Acaso eres mi acosador?- preguntó enarcando una ceja divertido, una sonrisa se asomó por sus labios mostrando sus dientes y encías rosadas, sus piernas cambiaron de posición cruzándose del otro sentido, sostuvo su barbilla con su pálida mano, acomodándose entre los nudillos y no hacer desastre con su codo, tomando el tenedor con la otra mano para jugar un poco con el pastel de chocolate.
Taehyung lo miró con un puchero, haciendo su boca agua por querer probar el pastel, y su mirada se alzó, mirando al chico. Se embelesó al pensar que era una persona etérea, tan delicada y frágil, transparente a sus ojos, y una idea maravillosa le llegó a la mente sacando su cuaderno de dibujos y un lápiz negro, ni se molestó sobre el borrador, con eso le bastaba, podía estar con esos únicos elementos por horas y jamás cansarse o aburrirse, se conformaba con una sonrisa. Trazó líneas oscuras sobre la hoja blanca, sacando su lengua y mordiéndola como método de concentración, sus ojos paseaban del joven sentado frente suyo a la lámina sin dejar de mover su diestra, difuminaba con su índice para crear sombras, y una firma manchó el último espacio en blanco, finalizando su dibujo. Lo mostró orgulloso a la persona frente suyo, quien se asombró con la similitud de su cuerpo, sus facciones bien dibujadas, no podía creer que incluso trazó sus débiles ojeras bajo el marco negro de sus anteojos, sonrió ante la duda en los ojos del moreno, era talentoso.
-Dibujas muy bien mocoso.- formuló a modo de cumplido, levantándose de su asiento cuando el sol daba a entender que pronto desaparecería y dejaría lugar a una noche obscura.
-Espera. ¿Cuál es tu nombre?- interrogó con algo de súplica trazado en sus palabras, sus miradas se encontraron por segundos que parecieron minutos, el de pelo verdoso le miró desde arriba, y divertido deslizó por sobre la mesa el plato de mármol blanco que contenía el delicioso pastel para dejarlo frente al menor, y éste miraba dubitativo la escena, a pesar de no tener respuesta se atrevió a darle una inmensa mordida al dulce, degustando con placer sintiendo sobre su paladar un cosquilleo, había oído que en ése café hacían los mejores dulces, pero nunca esperó que supieran tan bien. Volvió a recordar la pregunta que había hecho segundos antes, y maleducado volvió a inquirir con la boca llena, ganándose un chasquido de la lengua del contrario. El de cabellos verdes tomó su cuaderno dejando atrás al niño con la boca sucia, embarrada de chocolate, cuando iba a cruzar la puerta volteó a mirarle, y sonrió una vez más.
-Min YoonGi- pronunció con una voz suave que inundó los oídos de Taehyung armoniosamente, dejó de comer para dedicarle una última mirada llena de curiosidad y esperanza.
-Kim Taehyung.- respondió él aún sobre el ensordecedor sonido de las demás personas a su alrededor, pero ambos lograron escucharse claramente, un giño de parte del pálido fue el final para que ambos se perdieran, uno en sus pensamientos y otro en el atardecer.
Lo que Tae no sabía era que, cuando el sol se apagaba lentamente se llevaba toda luz consigo, y también la inocente apariencia de Min YoonGi, dejando unos tenis atrás junto con sus tan amados pantalones rasgados para dar lugar a unos tacos de cuero negro de aguja que acentuaba la palidez de sus piernas, los shorts cubrían levemente su desnudez de una forma provocativa, sus labios rosas se teñían de un rojo que duraba toda una noche, su pecho era descubierto por una remera holgada trasparente, y su nombre cambiaba. Él no era Min YoonGi en la noche, él era Suga.
Suga, el mejor prostituto de Seúl.
Pronto...