Taichi
Iba tarde. Otra vez. La bicicleta ayudaba a avanzar rápido pero sabía que hoy llegaría tarde al entrenamiento, el entrenador Endo iba a regañarme hoy también.
Faltaba poco para llegar a la ribera, y ahí podría decir que ya iba a la mitad. Llegaría tarde, muy tarde.
Y como el día anterior me encontré a la castaña, mi corazón se aceleró por un momento al verla frente a mí, llevaba una gran cantidad de libros, los mismos que habíamos utilizado ayer. Al estar junto a ella disminuí la velocidad haciendo que ambos nos detuviéramos.
— Déjame ayudarte — ofrecí tomando la mayoría de los libros y colocándolos en el respaldo que tenía al frente de la bicicleta.
— Gracias — me miró extrañada, alce una ceja preguntándome porque me veía así — ¿No vas tarde para tu entrenamiento? —
— Algo así... — reí nervioso.
— Entonces devuélveme los libros y apresúrate, yo estoy bien — intento tomar los libros pero antes de que los tacara tome su mano para detenerla.
— Ya voy tarde así que está bien — su mano era suave y pequeña, aunque sus dedos no eran tan delgados se sentían cálidos, solté su mano no queriendo hacerlo y seguí avanzando al mismo paso que ella. Me miraba nerviosa y con preocupación. — En serio está bien, el trabajo es de los dos ¿no? —
— Si, pero yo no... — guardo silencio un momento y se detuvo, yo la imite mientras me tendía los libros que ella llevaba, de inmediato saco sus patines de su mochila y se los puso, volvió a tomar los libros y comenzó a patinar junto a mí. Con una sonrisa me reto para llegar a la escuela, era la misma sonrisa de ayer. Desafío tomado.
No nos tomó tanto tiempo llegar a la escuela, en el portón estaba el equipo completo con el entrenador cruzado de brazos claramente molesto y a los chicos divertidos al verme llegar. A penas me detuve frente al mayor empezó a hablar:
— ¿Se puede saber porque tan tarde? —
— Yo... —
— Te lo advertí la vez pasada, si llegabas tarde a otro entrenamiento te dejaría en la banca el próximo partido — sentí que mi corazón se detenía, de reojo vi a los compañeros, ya no sonreían, me veían con tristeza y algunos con lástima.
— No fue culpa de Sangoku-kun — hablo Saori dando un paso adelante para estar junto a mí.
— Saori-san — susurré sorprendido.
— Tenemos un proyecto juntos y ayer que nos reunimos olvide decirle que hoy me ayudara a llevar todos los libros, esta mañana lo alcance para que me ayudara, no sabía que tenía entrenamiento tan temprano y yo estaba caminando muy despacio, a pesar de que le dije que yo los podía llevar sola porque me sentía mal por él, Sangoku-kun insistió en ayudarme. — se inclinó pidiendo perdón — Lo siento mucho — Saori era increíble, me dejo sin palabras, a mí y al entrenador que la veía con atención.
— ¿Cuál es tu nombre? — pregunto bajando sus manos a los bolsillos de su pantalón. Saori se incorporó y dijo con seguridad:
— Saori Hana, señor — el entrenador la vio fijamente con seriedad al principio, pero poco a poco fue relajando su expresión hasta transformar su mueca en una sonrisa.
— De acuerdo Sangoku acompaña a Saori-san a la biblioteca para dejar todos estos libros y cuando terminen regresen aquí, los dos — nos miró con alegría para después solo ver a Saori — ¿Tienes algún inconveniente?—
— ¿Qué? — Dijo algo distraída sin entender al entrenador — Ah, no, no, ahí estaré —
El entrenador asintió y se giró a los chicos — Muy bien, ¡A entrenar!—
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Déjate querer
Fiksi Penggemar¿Por qué acostumbrarse a los típicos amores de Inazuma? Los noviazgos en los equipos de inazuma los protagonizan los > del equipo. Y el resto, ¿No tiene corazón? Aquí se verán amores extraños de los integrantes de los equipos que dan como resultado...